La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, dejará su puesto a fines de año, según anunció este martes de conjunto con el presidente Donald Trump. No se explicaron las razones, aunque abundan las conjeturas de que regresará al gobierno o la política en algún momento.
“No, no seré candidata presidencial en 2020”, dijo Haley entre risas, antes de añadir que apoyará a Trump en las elecciones de ese año. Diversas fuentes han calificado las aspiraciones presidencialistas de Haley como “uno de los secretos peor guardados de Washington”.
Al hacer oficial su próxima partida, la todavía diplomática dijo que junto con Trump “resolvimos muchos problemas”. Ambos hablaron en la Oficina Oval de la Casa Blanca, poco después de que trascendiera que ella tenía planes de renunciar.
El mandatario calificó a Haley de una persona “muy especial” y añadió que ella le dijo hace seis meses que tal vez iba a necesitar un tiempo de descanso.
Se trata del cambio más reciente en el turbulento gobierno de Trump, justo unas semanas antes de las elecciones legislativas de noviembre. La renuncia de Haley fue un secreto ocultado celosamente, pues ni los legisladores republicanos del área de las relaciones exteriores ni los aliados cruciales recibieron la noticia con antelación.
Nikki Haley, la mujer más prominente del gobierno de Trump, sorprendió al anunciar su renuncia como embajadora ante la ONU. https://t.co/rpgbPKTMnv pic.twitter.com/eJJOUSLcBc
— Newsweek en Español (@NewsweekEspanol) October 9, 2018
Trump nombró a su embajadora ante Naciones Unidas en noviembre de 2016 y el mes pasado ella coordinó la segunda participación de Trump en la Asamblea General de la ONU, incluso el evento en que él presidió el Consejo de Seguridad por primera vez.
Antes de este nombramiento, Haley, de 46 años, fue gobernadora de Carolina del Sur, la primera mujer en ocupar ese puesto. Fue reelegida en 2014.
Su nombramiento para las Naciones Unidas fue inusual, dado que era una novata en política internacional. “Era una bendición ir diariamente a la ONU con armadura corporal”, dijo Haley.
En el organismo internacional, ella fue la persona de punta en los esfuerzos de su gobierno por combatir las medidas del organismo que consideraban antiestadounidenses y antiisraelíes.
Trump dijo que tenía a varios candidatos en estudio y que nombraría al sucesor en dos o tres semanas.
El mes pasado, Haley escribió una columna en The Washington Post hablando sobre los desacuerdos sobre sus políticas, pero también sobre lo orgullosa que estaba de trabajar para Trump. Lo hizo en respuesta a un ensayo anónimo que un alto funcionario publicó en The New York Times argumentando que en el gobierno del presidente existía una “resistencia” secreta derechista y que había discusiones internas sobre la posibilidad de invocar la enmienda 25 de la Constitución para destituir al mandatario.
“Trabajo orgullosa en este gobierno y apoyo con entusiasmo la mayoría de sus decisiones y la dirección que el país está llevando”, escribió la embajadora. “Pero no estoy de acuerdo en todo con el presidente”.
Como gobernadora, Haley cultivó la reputación nacional de conciliadora racial que encabezó el esfuerzo para bajar la bandera de la Confederación del capitolio estatal y dirigió Carolina del Sur durante uno de los momentos más oscuros de su historia: la masacre en una iglesia de creyentes negros.
Una encuesta en abril pasado mostró que cuenta con los mayores índices de aprobación dentro del gabinete de Trump, incluido en el electorado demócrata.
AP / OnCuba