El presidente Donald Trump planea firmar una orden la semana entrante que podría resultar en detenciones a gran escala de migrantes que crucen la frontera sur y prohibir a quien lo haya hecho sin permiso que solicite asilo: dos propuestas jurídicamente cuestionables que constituyen la andanada electoral más reciente del mandatario contra la inmigración ilegal.
Trump agregó que ordenó al ejército –que se estará movilizando a la frontera con México– que si los inmigrantes les arrojan piedras a los militares, estos respondan como si los ataques fueran de “fusiles”.
“Esta es una invasión”, declaró Trump, tal como ha hecho antes sobre un tema de fuerte repercusión entre su base de simpatizantes, la mayoría republicanos. Hizo sus declaraciones en la Casa Blanca en un discurso considerado una respuesta a los grupos de migrantes que marchan lentamente hacia la frontera de Estados Unidos.
Sin embargo, el mandatario ha dado pocos detalles sobre cómo planea exactamente reformar un sistema de asilo que él mismo criticaba por estar plagado por el “abuso endémico” que, según él, “es una burla a nuestro sistema de migración”.
Las leyes de inmigración de Estados Unidos establecen con claridad que los migrantes que deseen asilo pueden solicitarlo en la frontera o cuando la crucen. Sin embargo, Trump dijo que podría restringir la aplicación de la medida solo a los puntos de ingreso oficiales.
Estados Unidos tampoco tiene espacio en la frontera para manejar la detención en gran escala de los migrantes, ya que las instalaciones están actualmente a tope. Sin embargo, Trump señaló que el gobierno podría instalar “carpas de gran tamaño”.
El anuncio constituye el intento más reciente de Trump para mantener en primer plano el tema de la inmigración en la recta final antes de las elecciones del 6 de noviembre. Dijo en particular que la semana entrante emitirá su orden ejecutiva, lo que implica que podría ser después de los comicios.
El presidente ha pasado los últimos días de la campaña sacando el tema cada vez que puede, mientras trata de energizar a los electores republicanos usando el mismo guion que le ayudó a ganar en 2016. Además de desplegar al ejército en la frontera sur para mantener lejos a la caravana, Trump anunció planes para tratar de poner fin al derecho constitucional de otorgar la ciudadanía a toda persona nacida en el país.
Estados Unidos registró más de 330.000 solicitudes de asilo en 2017, casi el doble de las recibidas dos años antes, superando a Alemania como el país con más peticiones en el mundo.
En la actualidad hay cuatro caravanas que se dirigen a Estados Unidos. La principal, de unos 4.000 migrantes –que se redujo de los aproximadamente 7.000 que tenía al partir– continúa en el sur de México, donde la mayoría avanza a pie y aún está a cientos de kilómetros de la frontera.
Una segunda caravana, de unas 1.000 personas, marcha a más de 320 kilómetros (200 millas) atrás de la primera. Una tercera, de unos 500 salvadoreños, ha llegado a Guatemala; y una cuarta, de unos 700, partió el miércoles de la capital de El Salvador.
Trump ha hecho un gran alarde de fuerza en respuesta a su movimiento, en coincidencia con las elecciones donde se determinará qué partido controlará al Congreso.
Los primeros 100 soldados en servicio activo llegaron el jueves a la frontera en McAllen, parte de los “más de 7.000” soldados que el Pentágono dijo serían enviados para apoyar a los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza.
“A estas caravanas ilegales no se les permitirá el ingreso a Estados Unidos y deben regresar ahora porque están perdiendo su tiempo”, declaró el mandatario el jueves.
Asimismo, Trump publicó el miércoles un video en su cuenta de Twitter en el que acusa a los demócratas de ser los responsables de permitir a un inmigrante homicida ingresar a Estados Unidos, aunque no presentó pruebas que sustenten esas afirmaciones.
El video recordó el tristemente célebre mensaje de “Willie Horton” utilizado contra el candidato presidencial demócrata Michael Dukakis en 1988, cuyo contenido suscitó condenas y calificativos de racista. Horton, que era negro, violó a una mujer durante una licencia de fin de semana que se le concedió en prisión. Como gobernador de Massachusetts, Dukakis apoyó el programa de las licencias. Finalmente perdió ante el republicano George H. W. Bush.