Largas colas y fallas en las máquinas afectaron las primeras horas de la votación el martes en algunos distritos electorales de Estados Unidos. Algunos de los mayores problemas ocurrieron en Georgia, un estado donde la contienda de gobernador estaba muy apretada y donde algunos votantes reportaron esperas de hasta tres horas.
En Snellville, Georgia más de 100 personas se tomaron turnos sentadas en sillas de niños y en el suelo en una espera de horas. Máquinas de votación en el condado Gwinnett no funcionaban, por lo que los trabajadores allí ofrecieron boletas provisionales mientras trataban de conseguir máquinas de reemplazo.
Una votante, Ontaria Woods, dijo que unas dos decenas de personas se habían ido debido a las colas.
“Hemos tratado de decirles que esperen, pero la gente tiene niños, la gente tiene hambre, está cansada”, dijo Woods. Agregó que ella y otros rechazaron las boletas provisionales porque “no les tenemos confianza”.
Joe Sorenson, portavoz del supervisor de elecciones del condado, dijo que algunos distritos “tuvieron problemas con unos dispositivos usados por los trabajadores en las urnas para apuntar a los votantes a su llegada y crear tarjetas de acceso para las máquinas de votaciones”.
En diversas partes del país, incluso antes de la votación del martes, había una serie de preocupaciones con los sistemas de votación y registro, desde máquinas que cambiaban las selecciones de los votantes hasta documentos de registro descartados por errores administrativos.
Funcionarios electorales y grupos de derechos de voto temen que la confianza de los electores en los resultados se vea socavada si estos problemas se generalizan el martes, cuando millones de estadounidenses acudan a las urnas para decidir en carreras cruciales al Congreso y a puestos de gobernador.
Estos problemas surgen en medio de un aumento del interés en la jornada electoral: el registro de votantes y el voto anticipado alcanzan cifras mucho más elevadas de lo habitual en unos comicios de mitad de mandato presidencial.
La contienda por gobernador de Georgia es una de las más seguidas y disputadas en el país, enfrentando a la demócrata Casey Abrams, que aspira a convertirse en la primera mujer negra en la historia de Estados Unidos en ser elegida gobernadora de un estado, con el republicano Brian Kemp, secretario de estado que ha sido criticado por los demócratas por supervisar una elección en la que es candidato.
Reportes de vulnerabilidades en el portal de registros de votantes del estado motivaron una ola de acusaciones de la oficina de Kemp, que dijo, sin evidencia alguna, que los demócratas habían tratado de hackear el sistema. Los demócratas rechazaron las acusaciones y dijeron que eran un intento de distraer a los votantes de un problema en un sistema que Kemp supervisa.