La distribución de gasolina en el condado Miami-Dade todavía no se ha normalizado. Los fuertes aguaceros de la semana pasada dejaron una impresionante estela de inundaciones en el condado de Broward, al norte, y también más al sur.
Hoy la situación no ha cambiado. El centro de distribución de combustibles de Ft. Lauderdale sigue rodeado de agua; la mayoría de los camiones cisternas están paralizados. En Miami, gran número de gasolineras ya ni tienen filas de autos a la espera de ser abastecidos. Sencillamente están cerradas.
Los distribuidores de gasolina esperaban poder normalizar la distribución a inicios de semana, pero no fue posible, mayormente porque los clientes cuando encuentran gasolina no solo compran la necesaria sino toda la que pueden para guardarla para tiempos mejores o esperando que la crisis continuara. Resultado: como promedio, una gasolinera vendía unos 3 000 galones diarios, muchas comenzaron a vender 10 veces esa cantidad.
Según medios locales, hubo gasolineras que recibieron un promedio de 7 000 galones y estos se agotaron en pocas horas.
La alcaldesa de Miami-Dade, Daniela Levine Cava, quien anunció el domingo 16 que realizaba gestiones con entidades estatales y federales a fin de resolver el problema, pudo decir el miércoles 19: “con el clima mejorado, la distribución también seguirá mejorando. No anticipamos escasez adicional de gasolina”.
Luego añadió: “Si bien esta es una buena noticia, pedimos que solo compre gasolina cuando la necesite para ayudar a estabilizar el abastecimiento”.
Pero no le hicieron caso.
La gente teme que la gasolina se agote y rellena los tanques diariamente. La alcaldesa argumentó que si dejan de acumular gasolina en exceso, las estaciones de servicio podrían volver a la normalidad más rápido. Dijo que la gasolinera Shell desde la que hablaba a la prensa recibió 5 000 galones de gasolina el martes y que en unas horas se había quedado sin combustible.
“No hay una escasez real de gasolina”, sino más bien una “ola de pánico” entre los conductores de vehículos, que “están comprando por gusto el combustible que no necesitan”, dijo al Diario Las Américas Máximo Álvarez, dueño de Sunshine Gasoline Distributors, la mayor distribuidora de combustibles del sur de Florida.
Álvarez explicó que aunque la compañía tiene suficiente gasolina para suplir la demanda, está teniendo “dificultades” para mantener surtidas las estaciones de servicio debido a la “compra masiva”.
En un barrio residencial mayormente hispano del norte de Kendall, en el SW de la ciudad, este viernes las cuatro gasolineras de la zona estaban cerradas, dijeron vecinos del lugar por teléfono. Este reportero de OnCuba está varado en su casa y sin muchas posibilidades de moverse a no ser por una emergencia. Al tanque le quedan menos de 10 galones.
El caso no es único. En los estacionamientos de los condominios, en una semana laboral la mayoría de los espacios están ocupados. Un contador residente en la zona reveló que al no tener gasolina su empresa ha organizado el sistema de recoger a empleados claves en sus casas.
Luego de unos días de sol esplendoroso y de un calor aceptable, tanto que la gente ha vuelto a las piscinas de los condominios, este jueves las lluvias han vuelto al sur de Florida. Ojalá no sea por mucho tiempo. Las personas seguirán comprando más gasolina de la que necesitan. Esperemos que la crisis no se haga eterna.
Por lo pronto, la policía está escoltando a los pocos camiones que se dirigen a las gasolineras seguidos por choferes para saber hacia dónde se dirigen.
El objetivo policial es claro, dijo el canal Local10: evitar asaltos en las carreteras y poner orden en las gasolineras.