Alexander Vindman (1975) nació en Ucrania. A la muerte de su madre, el padre, un judío ucraniano, lo llevó con sus hermanos a Nueva York en diciembre de 1979. Crecieron en el barrio Little Odessae de Brooklyn.
En 1988 se graduó de la Universidad Estatal de Nueva York; más tarde recibió una maestría de la Universidad de Harvard en estudios sobre Rusia, Europa del Este y Asia Central.
Después se unió al Ejército de Estados Unidos, convirtiéndose en un oficial de carrera. En Corea del Sur comandó un pelotón de infantería, y también sirvió en Alemania. Veterano de Iraq, sufrió lesión por una bomba, por lo que recibió una medalla Corazón Púrpura. En 2008 lo ascendieron a mayor y en 2015 a teniente coronel.
A partir de 2000 se convirtió en un oficial especializado en Eurasia. En este cargo sirvió en las embajadas de Estados Unidos en Kiev, Ucrania y Moscú. Al regresar a Washington DC, era un oficial de asuntos político-militares rusos que trabajaba para el presidente del Estado Mayor Conjunto. En julio de 2018 se le designó y aprobó para trabajar en el Consejo de Seguridad Nacional como experto en Ucrania. Vindman integró la delegación que asistió al acto inaugural del nuevo presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky.
Pero esa hoja de vida ha sido cuestionada por republicanos trumpistas cuando Vindman fue citado para declarar ante la Cámara, hoy 29 de octubre, como parte de la investigación de juicio político contra el presidente Trump. Haciéndolo, se convirtió en el primer funcionario de la Casa Blanca en testificar sobre la ya famosa llamada telefónica del 25 de julio de 2019 entre Trump y el presidente ucraniano, en la que el primero le pidió investigar a Hunter Biden y a su padre, el ex vicepresidente Joe Biden.
Haber oído esa conversación en la sala de situación de la Casa Blanca lo consideró tan perjudicial para los intereses estadounidenses, que se lo comunicó a un superior. Y lo hizo dos veces –escribió en su declaración– por “sentido del deber”.
El punto crítico de esta historia es que su testimonio confirma, una vez más, la existencia de un quid pro quo negado por la Casa Blanca.
En eso consiste justamente la base de los ataques a su integridad y su persona. El lunes por la noche la comentarista de la Fox, Laura Ingrahan, descrita por The New York Times como una “ardiente nacionalista”, sugirió que podría ser un agente doble. “Aquí tenemos un funcionario de seguridad nacional de Estados Unidos que está asesorando a Ucrania mientras trabaja dentro de la Casa Blanca, aparentemente contra el interés del presidente. ¿No es ese un ángulo interesante de esta historia”, preguntó en su show. Su invitado John Yoo, ex funcionario del Departamento de Justicia de George W. Bush, dijo: “Sabes, algunas personas podrían llamar a eso espionaje”.
Pero las ondas siguieron expandiéndose. En CNN, el ex representante Sean Duffy acusó a Vindman de doble lealtad o traición. “Parece muy claro que está increíblemente preocupado por la defensa ucraniana”, dijo. “No sé si está preocupado por la política estadounidense, pero su misión principal era asegurarse de que Ucrania tuviera esas armas. Entiendo que todos tenemos afinidad con nuestra patria […]. Siente afinidad por Ucrania, habla ucraniano, vino de ese país y quiere asegurarse de que sean seguros y libres”. Y en Fox & Friends, Brian Kilmeade agregó: “También sabemos que nació en la Unión Soviética, emigró con su familia, joven. Tiende a sentirse en sintonía con Ucrania”.
Otros republicanos, sin embargo, reaccionaron de modo diferente. La representante Liz Cheney, de Wyoming, salió en defensa del principal experto en Ucrania del Consejo de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump. Calificó los ataques como “vergonzosos” y dijo que los cuestionamientos debían cesar de inmediato.
“Creo que debemos demostrar que somos mejores que eso como nación”, dijo. Y agregó: “estamos hablando de veteranos condecorados […] que han arriesgado sus vidas, y es vergonzoso cuestionar su patriotismo, su amor por esta nación, no debemos involucrarnos en ese proceso”.
Will Goodwin, veterano del ejército y director de relaciones gubernamentales de VoteVets, organización que defiende intereses de los veteranos, criticó los comentarios contra Vindman calificándolos de “repugnantes” y “vergonzosos”.
“Es repugnante que los aliados de Donald Trump hayan atacado a un guerrero herido, como el teniente coronel Vindman, por tener doble lealtad a Ucrania, simplemente porque le está diciendo la verdad al Congreso sobre el abuso de poder de Trump”.