El Tribunal Supremo de EE.UU. ha abierto el camino para que los fiscales de la ciudad de Nueva York reciban ocho años de declaraciones de impuestos del expresidente Donald Trump y otros registros financieros, en el marco de una investigación sobre un posible fraude fiscal, de seguros y bancario en el imperio empresarial de Trump.
El alto tribunal respondió, por unanimidad y sin explicaciones, a un pedido del año pasado de los abogados del expresidente que buscaba impedir la entrega a la fiscalía de las declaraciones de impuestos de Trump, y otros documentos relacionados, para que esta los pusiera a consideración de un jurado de instrucción.
“El pedido (para bloquear la entrega de los documentos) solicitado al juez Stephen Breyer y compartida con el tribunal es negada”, dice la escueta declaración.
La decisión vino días después que el fiscal federal del distrito sur de Nueva York, Cyrus Vance Jr., nombró un fiscal especial para que se ocupe del caso, y representa un duro revés para Trump, quien tenía la esperanza de que la mayoría de los jueces del Tribunal Supremo se decantara a su favor. Él mismo había nombrado a tres jueces conservadores para ese alto ente judicial.
Trump se encuentra ahora ante una de las amenazas legales más graves de su vida tras dejar la presidencia. Al salir de la Casa Blanca, el exmandatario perdió la inmunidad que le garantizaba su puesto. Cuando solicitó, en julio del 2019, que la documentación no fuera facilitada a los jueces, el objetivo era que no fuera hecha pública. No obstante, ahora parece que tampoco lo será, porque las evidencias o documentos puestos a consideración de un jurado de instrucción son confidenciales.
“Por ahora en términos de divulgación pública el expresidente no tiene nada que temer. Pero si el jurado de instrucción recomienda el inicio de un juicio público, entonces tenemos otro asunto. Lo más natural es que sus abogados pidan al juez, que eventualmente se quede con el caso, que no autorice su divulgación pública o haga un proceso a puertas cerradas. Pero eso es una jugada de largo alcance”, comentó a OnCuba el abogado Cris Johnson.
Según el exabogado de la Casa Blanca en tiempos de Richard Nixon y el escándalo Watergate, John Dean, el problema mayor de Trump recae en las sospechas de lavado de dinero ruso a través del Deutsche Bank, que no pasó por el control de Hacienda, así como en los préstamos que solicitó a la entidad bancaria y tampoco quedaron registrados.
“El dinero que él ha pagado a sus hijos como ‘consultores’ o recibidos por él y transferidos a sus cuentas puede ser visto como un ocultamiento de fortuna. Ese es un serio problema para Trump”, dijo Dean a la cadena CNN.
El pedido de 2019 fue una oportunidad para el exmandatario de presentar una oposición a la notificaciones de entrega de documentos a la Organización Trump, el nombre formal de su imperio. Pero tribunal federal de apelaciones rechazó esos argumentos en octubre de 2020, lo que llevó a los abogados de Trump a acudir rápidamente al Tribunal Supremo, que contestó este lunes.
Los contornos precisos de la investigación de Vance siguen siendo inciertos, pero esta parece estar centrada en las acusaciones del exabogado de Trump, Michael Cohen, de que la firma del exmandatario manipuló el valor de sus bienes raíces para maximizar la garantía de los préstamos y minimizar los impuestos inmobiliarios.