El presidente Donald Trump anunció el sábado que su jefe de despacho, John Kelly, dejará el cargo a fines de año, en medio de una esperada reestructura que refleja una atención a la campaña de reelección de 2020 y al desafío de gobernar con la Cámara de Representantes en poder de los demócratas.
Nick Ayers, el jefe de despacho del vicepresidente Mike Pence, es el candidato principal de Trump para reemplazar a Kelly, y por meses ambos han sostenido conversaciones sobre el puesto, de acuerdo con un funcionario de la Casa Blanca.
El presidente hizo el anuncio al hablar con reporteros en la Casa Blanca antes de partir hacia Filadelfia para asistir al tradicional juego de fútbol americano entre los equipos del Ejército y la Marina. Agregó que prevé que en los próximos días haya noticias sobre el asunto.
A Kelly se le atribuye imponer orden en un caótico despacho presidencial a su llegada a mediados de 2017, tras dejar su cargo como secretario de Seguridad Nacional. Sin embargo, su carácter inflexible no fue del agrado de algunos aliados de Trump y con el tiempo terminó prácticamente aislado y con un rol reducido.
Conocido en el ala oeste de la Casa Blanca como “el general” o “el jefe”, un retirado general de la Infantería de Marina, fue nombrado jefe de despacho vía Twitter por Trump en julio de 2017 con el objetivo de poner orden en una Casa Blanca escindida por pugnas internas y rivalidades.
“John Kelly se estará yendo. No sé si puedo decir que se jubilará, pero es un tipo estupendo”, declaró Trump. “John Kelly se irá a fines de año. Ya anunciaremos quién tomará el lugar de John, quizás sea alguien interino. Será anunciado en el próximo día o dos, pero John se irá a fines de año… agradezco mucho sus servicios”.
Kelly tuvo logros al comienzo, entre ellos el poner fin a una política de puertas abiertas en la Oficina Oval que había sido comparada con la Terminal Grand Central de Nueva York y estableció un esquema más riguroso de jerarquías para impedir que cualquier miembro del personal pudiera ir directamente a hablar con Trump.
Pero tales esfuerzos también terminaron irritando al presidente y a algunos de sus aliados externos más cercanos, que se habían acostumbrado a un acceso sin impedimentos.
La forma que Kelly manejó las acusaciones de violencia doméstica contra el ex secretario de despacho de la Casa Blanca también causó consternación, especialmente entre personal de nivel menor de Washington, que creyeron que Kelly les había mentido al respecto cuando se enteró de las acusaciones.
Al elogiar a Kelly, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, dijo que el país era “mejor por su trabajo en la Casa Blanca”, y llamó a Kelly “una fuerza de orden, claridad y buen juicio”.