Tras salir absuelto en el juicio político en su contra, un envalentonado presidente Donald Trump parece tener sed de venganza contra quienes se le opusieron y dispuesto a usar sus poderes para vengarse de enemigos tanto reales como percibidos.
El mandatario ha dicho que se siente vindicado y fortalecido por su absolución en el Senado, y que está convencido de que los republicanos lo respaldan de una manera sin precedentes, de acuerdo con funcionarios de la Casa Blanca citados de manera anónima por The Associated Press.
Desde el juicio, el presidente y sus colaboradores se han apresurado a eliminar del gobierno a quienes no consideran leales a su causa, y han comenzado por los colaboradores del exfiscal especial Robert Mueller, quien investigó la supuesta injerencia rusa en la elección presidencial de 2016.
En opinión de demócratas y analistas independientes, Trump está demostrando una sed de venganza que va más allá de esquivar las normas y podría causar daños perdurables a las instituciones.
Incluso, senadores republicanos como Lamar Alexander, de Tennessee; Susan Collins, de Maine, y Lisa Murkowski, de Alaska, que expresaron la esperanza de que Trump aprendiera la lección luego del juicio político, ahora se muestran con dudas.
Murkowski reconoció este miércoles que “no ha habido indicios demasiado claros esta semana de que haya” aprendido.
Después que Trump tuiteó con furia acerca de los fiscales federales que recomendaron hasta nueve años de prisión para su amigo de confianza Roger Stone, el Departamento de Justicia anunció que reevaluaría la recomendación. Para aligerar las críticas, funcionarios del departamento aseguran que fue una coincidencia, porque ya habían previsto retirar la recomendación del caso de Stone, condenado en noviembre por manipulación de testigos y obstrucción de la investigación de la cámara baja sobre la presumible colusión con Rusia de la campaña de Trump en 2016.
Sin embargo, tras la decisión del departamento de reevaluar la recomendación, los cuatro fiscales se retiraron del caso y uno de ellos renunció.
Días atrás, la Casa Blanca desistió de postular a un funcionario de justicia a un alto cargo en el Tesoro porque había supervisado los juicios a varios asesores de Trump. Además, el gobierno despidió a un funcionario de la Agencia de Protección Ambiental, quien asegura que lo echaron porque lo consideraban “demasiado amistoso” con los demócratas.
Trump también insinuó esta semana que el Pentágono debería investigar y posiblemente sancionar al teniente coronel Alexander Vindman, un excolaborador del gobierno que declaró en la investigación previa al juicio político.
A Vindman y su hermano gemelo, un militar asignado al Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca, se les dijo que ya no se requerían sus servicios y que el Pentágono los asignaría a nuevos puestos. A continuación, el personal de seguridad los escoltó hasta la salida de la Casa Blanca.
Trump se mostró molesto al recibir en la Oficina Oval a periodistas que le preguntaron sobre su interferencia en el caso Stone y si había aprendido algo de su juicio político. En sus declaraciones, atacó a los cuatro fiscales que recomendaron la sentencia para Stone y afirmó que “deberían disculparse por tanta gente cuya vida han arruinado”.
Y sobre la posible lección aprendida tras haber sido sometido a juicio político, comentó que “los demócratas son deshonestos… Son perversos, no deberían haber iniciado el juicio y mis encuestas han aumentado 10 puntos gracias a las noticias falsas”.
AP / OnCuba