El presidente Donald Trump ha dicho a su entorno este viernes que no piensa admitir la derrota frente a su rival demócrata Joe Biden, reveló la cadena CNN.
Esto ha llevado a su entorno a preguntarse quién podría contar con un líder que prácticamente no ha pensado en abandonar la presidencia. Y al candidato demócrata a decir que “en Estados Unidos hay suficiente fuerzas para sacarlo de la Casa Blanca”.
Dos indicios apuntan a la posible salida de Trump: se encuentra detrás de Biden en campos de batalla clave y no ha preparado un discurso de concesión, según indicaron a la cadena televisiva personas familiarizadas con el asunto.
Hasta ahora, su postura ha sido reforzada por quienes están más cerca de él, incluidos sus asesores principales y sus hijos adultos, que han realizado un esfuerzo agresivo en los tribunales para desafiar los resultados y han presionado a otros republicanos para que lo defiendan.
Los principales asesores, incluido su jefe de gabinete Mark Meadows, no han intentado llegar a un acuerdo con el presidente sobre la realidad de lo que está sucediendo. En cambio, han alimentado su afirmación no demostrada de que le están robando las elecciones. Ello ha provocado cierta molestia entre el personal de su campaña, que cree que Meadows está alimentando la creencia de que la elección es ilegítima.
Otro aspecto es quien lo convencerá de su derrota si en definitiva pierde las elecciones: su hija Ivanka o su yerno, Jarred Kuchner.
El vicepresidente Mike Pence, a quien no se ha visto desde las primeras horas del miércoles por la mañana, parece estar poniendo de su parte para apaciguar a Trump al comenzar a recolectar fondos para su fondo de defensa legal en caso de que sea encausado tras abandonar la Casa Blanca. El mandatario tiene varios procesos abiertos, principalmente por la fiscalía federal de Nueva York.
Trump no piensa desaparecer del escenario político aunque pierda la Casa Blanca
La casa Blanca ha confirmado que Trump no tiene previsto aparecer en público este viernes, aunque no se ha descartado del todo una aparición en algún momento. Según trascendió, ha pasado la mañana enojado y frustrado en sus habitaciones, mirando televisión mientras se quejaba de que más personas no lo defendían en la prensa.
En una declaración esta tarde, el mandatario señaló sus intenciones de continuar librando una batalla legal.
“Ya no se trata de una elección única. Se trata de la integridad de todo nuestro proceso electoral”, dijo. “Continuaremos con este proceso en todos los aspectos de la ley para garantizar que el pueblo estadounidense tenga confianza en nuestro gobierno. Nunca dejaré de luchar por usted y nuestra nación”.
El presidente ha reconocido a algunos aliados que tiene noción que la matemática electoral no está a su favor, según personas familiarizadas con las conversaciones, pero ha sostenido que una batalla judicial prolongada y una retórica corrosiva sobre el fraude electoral sembrarían suficientes dudas para permitirle negarse a aceptar los resultados.
Dos asesores de campaña y una fuente cercana al presidente dijeron que Trump agotará sus vías legales para luchar contra los resultados en varios estados clave antes de considerar la concesión. “Está en modo de lucha. Él piensa que es beneficioso para él pelear”, dijo una fuente cercana al mandatario.
Mucha gente de su campaña y entorno personal creen que la derrota es real, mientras que otros lo instigan a que siga peleando e investigue los posibles fraudes que él ha denunciado, pero sin aportar pruebas, afianzó la cadena.
Del lado de la campaña de Biden, han expresado poca preocupación por la posibilidad de que Trump se aferre al poder.
“Como dijimos el 19 de julio, el pueblo estadounidense decidirá esta elección. Y el gobierno de Estados Unidos es perfectamente capaz de escoltar a los intrusos fuera de la Casa Blanca”, dijo el portavoz Andrew Bates en un comunicado.
La campaña de Trump emitió un comunicado el viernes por la mañana en el que daba a entender que se negará a conceder la elección, calificando cualquier proyección de Biden como el ganador como “falsa” y la carrera “lejos de ser definitiva”.
“Esta elección no ha terminado”, dijo el asesor general de la campaña de Trump, Matt Morgan. Un aspecto es que durante la campaña el presidente no consideró seriamente ser apartado de la Casa Blanca aunque las encuestas decían que enfrentaba un camino estrecho hacia la victoria, porque Trump es supersticioso y cree que ver más allá del día de las elecciones era de mala suerte.
El delicado asunto de una derrota, y una posible vida post-presidencial, no se discutió ampliamente en su equipo y ni se planteó a menudo con el presidente, quien creyó siempre firmemente en su victoria.
Trump pasó gran parte de la campaña afirmando que Biden era el peor candidato presidencial de la historia y sugiriendo que perder contra él equivaldría a una abyecta humillación. “Perder nunca es fácil. Para mí no lo es nunca”, dijo en la sede de su campaña el día de las elecciones.
Pero si en definitiva pierde, la tarea más dura podría ser encontrar quién le diga a Trump que debe admitir la derrota.