La administración Trump anunció este viernes que cancelará la protección migratoria temporal concedida a unos 57,000 hondureños que han vivido en Estados Unidos desde que el devastador huracán Mitch arrasó su país hace dos décadas.
La decisión del Departamento de Seguridad Nacional, la cual ya se preveía, le da a los hondureños amparados por el Estatus de Protección Temporal (conocido por sus siglas en inglés TPS) un año y medio para salir de Estados Unidos o tramitar su residencia legal.
La protección migratoria concluirá el 5 de enero de 2020, dijo Kirstjen Nielsen, secretaria de Seguridad Nacional.
En respuesta, el gobierno de Honduras lamentó la decisión en un comunicado que reconoce que “esta es una decisión soberana de Estados Unidos”, pero “la lamentamos profundamente”.
El comunicado asegura que los hondureños “son y serán siempre bienvenidos en su patria, donde se les recibe con los brazos abiertos” y se les “facilitará su reinserción integral a nuestra sociedad”.
Compartimos algunos datos relevantes sobre la población hondureña en EEUU con Estatus de Protección Temporal #TPS #Honduras pic.twitter.com/50eOkK6SY0
— OIM Honduras (@OIMhonduras) 4 de mayo de 2018
Los partidarios de Trump dicen que las protecciones no tenían como fin ser permanentes mientras que los defensores de los inmigrantes aseguran que revocar el TPS hará que las personas afectadas se oculten.
“Es una tragedia que crea incertidumbre para muchísimas familias”, dijo Hugo Noé Pino, expresidente del Banco Central y exembajador de Honduras en Washington.
“Esos hondureños pasarán a la ilegalidad, no retornarán… Y el gobierno del presidente Donald Trump no tiene la capacidad de controlar a tantos inmigrantes”, aseguró.
En Estados Unidos hay más de 1,1 millón de hondureños de los cuales al menos 10 por ciento envía más de 4,200 millones de dólares anuales en remesas familiares. La cifra representa casi una sexta parte del Producto Interno Bruto de Honduras, de 26,000 millones de dólares al año.
Honduras está actualmente afectada por la inequidad y la pobreza, y regularmente registra cifras de homicidios que se ubican entre las más altas del mundo. Además hay inestabilidad política: a fines de 2017 Hernández logró la reelección, pero hubo varias denuncias de irregularidades y los comicios incluso fueron considerados fraudulentos por algunos sectores.
En general, Honduras está peor de lo que se encontraba hace casi dos décadas, cuando ocurrió el huracán, opinó Michael Allison, un politólogo especializado en Centroamérica de la Universidad Scranton en Pennsylvania.
“El estatus de la democracia en el país claramente está en duda con la elección de Hernández y la represión de las protestas que tuvieron lugar tras los comicios”, añadió Allison. “La violencia por pandillas también es mucho peor de lo que era hace 20 años… El narcotráfico y el crimen organizado realmente han incrementado desde el golpe contra Manuel Zelaya en 2009. Es difícil decir que las cosas han mejorado”.
Marta Connor, una organizadora sindical de 50 años en el sur de California que lleva décadas viviendo en Estados Unidos y tiene tres hijos nacidos en el país, dijo antes del anuncio que no se irá, sin importar cuáles sean las políticas del gobierno.
“Algo que puedo decir es que no me voy a ir a Honduras”, adelantó, e hizo notar que muchos de los migrantes que solicitan asilo y que viajaban en una caravana que recientemente llegó a la frontera con México provienen de Honduras. “Si ellos están viniendo para acá, ¿para qué voy a ir allá?”
“No regresaré por ningún motivo”, afirmó.
Otras 428.000 personas de diversos países podrían enfrentar el mismo destino de los hondureños, ya que sus TPS también expiran este año y es previsible que no sean renovados.
AP / OnCuba