Las fuerzas de pacificación de Naciones Unidas regresarán próximamente a Haití debido a la agudización de la violencia civil en esa media isla caribeña. Esta vez dos países, Bahamas y Kenia, han sido invitados a formar parte de la operación por el secretario general de la entidad, Antonio Guterres.
Es la segunda vez que los Cascos Azules son llamados a Haití. Desde 1996 y en dos oportunidades varios países han asumido esa tarea en momentos álgidos. En 1996 pasó por Haití un primer contingente de Estados Unidos que acabó con el ejército nacional, el responsable de la desestabilización política que se siguió al exilio en Francia de “Baby Doc” Duvalier.
Los estadounidenses fueron acompañados por Brasil, que logró una buena relación con la población promoviendo actividades públicas y organizando elecciones generales, pero sus resultados no duraron mucho tiempo y el país volvió a caer en la anarquía.
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Este martes, Bahamas se comprometió a enviar 150 soldados y Kenia unos 1 000 policías que tuvieron la experiencia de pasar por allí durante diez años a inicios del nuevo siglo. “Es una oportunidad de ayudar a personas afrodescendientes”, comentó el ministro de Exteriores keniano, Alfred Mutua, quien sugirió que Estados Unidos pudiera incorporarse también a los Cascos Azules.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, elogió el martes a Kenia por “considerar servir como nación líder” en la fuerza multinacional y expresó su apoyo a su autorización a partir de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.
A su vez, en un comunicado la Organización de los Estados Americanos (OEA), con sede en Washington, dijo que la secretaría general del grupo “acoge con aprecio” el anuncio de Kenia.
El Gobierno de Haití solicitó asistencia de seguridad internacional el año pasado, atrayendo el apoyo de la ONU para que los estados miembros desplegaran una fuerza de seguridad, pero ningún país había estado dispuesto a liderar tal esfuerzo hasta que Kenia, fuera del continente, dio el paso ahora anunciado.