El volcán Cumbre Vieja, de La Palma, entró hoy lunes en una nueva fase en la que ha vuelto a generar fuertes explosiones y formado una gran cola de lava que desciende desde su cono principal luego de unas horas en que pareció detenerse.
De acuerdo con el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), hoy por la tarde la lava estaba a unos 800 o 1 000 metros de la costa. Como medida de precaución, ante una eventual emanación de ácido clorhídrico por la reacción del material incandescente con el agua del mar, se mantiene el confinamiento de los cuatro núcleos poblacionales más cercanos al lugar.
“Los ceses temporales en la actividad del volcán no implican que las explosiones no puedan regresar de manera repentina”, dijo la directora del Instituto Geográfico Nacional de Canarias, María José Blanco. Esas horas de calma coincidieron con una bajada en la señal de tremor y un desplazamiento del enjambre sísmico hacia el sur de la isla, a profundidades de unos 10 kilómetros.
De acuerdo con varios expertos, este comportamiento puede deberse a un cambio en el conducto que lo alimenta, lo cual lleva a una disminución del contenido de gas y a un menor aporte del material disponible.
El Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) también sostuvo que era “demasiado pronto” para saber si el volcán se había detenido. Para llegar a esta conclusión, señalaba, además de la ausencia de actividad eruptiva durante “un número suficiente de días”, también tendrían que registrarse valores nulos en la emisión de dióxido de azufre, el gas más abundante entre los que se liberan del magma.
Por su parte el vulcanólogo Raúl Pérez, del Instituto Geológico Minero de España (Igme), dijo que el volcán “no se ha apagado”, sino entrado en “una fase de descanso. Es normal”. Ve poco probable que esta fase de relativa calma se acabe con una gran explosión, porque para ello tendría que haber una interacción con grandes cuerpos de agua o un efecto tipo “botella de champán”.
La lava ha afectado a 513 viviendas y una superficie de 237,5 hectáreas. El área que cubre las cenizas del volcán se ha extendido a 1 507 hectáreas y son 18,9 los kilómetros de carreteras destruidas por el avance de la lava. El número de personas evacuadas se ubica en unas 5 600.