En una nueva ronda de sanciones contra Moscú, el gobierno de Estados Unidos prohibió la entrada de petróleo ruso en el país, una medida que cuenta con el apoyo de ambos partidos en el Congreso, aunque implica el aumento del precio de la gasolina, ya de por sí el más alto desde el año 2008.
“Estamos prohibiendo todas las importaciones de energía de petróleo y gas de Rusia”, dijo el presidente Joe Biden en una rueda de prensa en la Casa Blanca. “Eso significa que el petróleo ruso ya no será aceptable en los puertos estadounidenses y el pueblo estadounidense asestará otro poderoso golpe a la maquinaria de guerra de (el presidente ruso Vladimir) Putin”.
De inmediato, los precios subieron con la noticia y el crudo Brent (del Mar del Norte) subió un 5.4 %, o sea, a 129.91 dólares por barril. El “Brent” es la unidad de medida del petróleo en el continente europeo.
Biden ha estado trabajando con aliados en Europa, que son mucho más dependientes del petróleo ruso, para aislar a Putin y a la economía mundial de las fuentes energéticas de Rusia. Gran Bretaña anunció poco antes del anuncio de Biden que eliminaría gradualmente la importación de petróleo y productos derivados del crudo ruso para fines de 2022. Pero el primer ministro Boris Johnson dejó fuera las importaciones de gas.
El mandatario estadounidense dijo que las sanciones impuestas a Moscú por Washington y sus aliados ya habían causado un “cráter” a la economía rusa. Añadió que los últimos movimientos se habían realizado en estrecha consulta con aliados y socios de todo el mundo.
Desde el 2021, Estados Unidos importó más de 20.4 millones de barriles de crudo y productos refinados al mes como promedio desde Rusia, unos 7.5 millones de dólares diarios. Esto representa el 9.2 % de las importaciones de combustible líquido de Estados Unidos, las que son canalizadas mayormente por la empresa rusa Lukoil, que ha montado una red de ventas en el norte y noreste del país.
A su vez, el presidente Biden predijo que los precios subirían aún más como resultado de la guerra en Ucrania, pero se comprometió a hacer todo lo posible para minimizar el impacto en el pueblo estadounidense. También advirtió a las compañías de gas que no se aprovechen de la situación para participar en la especulación o el aumento de precios.
Por otro lado, el senador demócrata Chris Coons afirmó que Washington estaba coordinando sus pasos con los aliados europeos “y asegurándose de que hemos hecho el trabajo preliminar para comprender cómo implementar de manera efectiva una prohibición de la energía rusa”.
“Vamos a ver un aumento en los precios de la gasolina aquí en los Estados Unidos. En Europa, verán aumentos dramáticos en los precios. Ese es el costo de defender la libertad y estar junto al pueblo ucraniano”, dijo Coonsa la cadena CNN.
A su vez, los legisladores republicanos recurrieron a las redes sociales para dar la bienvenida a la decisión, al tiempo que criticaron las políticas de energía verde de Biden y pidieron al gobierno que apoye una mayor producción de petróleo y gas en el país.
En Londres, al anunciar que eliminará gradualmente las importaciones de petróleo y productos derivados del crduo rusos, Boris Johnson dijo que le está dando al mercado y a las empresas tiempo más que suficiente para encontrar alternativas a las importaciones, que representan el 8 % de la demanda.
“El gobierno también trabajará con las empresas a través de un nuevo grupo de trabajo sobre petróleo para ayudarlas a aprovechar este período para encontrar suministros alternativos”, explicó el secretario británico de Negocios y Energía, Kwasi Kwarteng.