“Honor a Mussolini” dice la pancarta desplegada a unos pasos de la plaza de Milán en la que partisanos colgaron bocabajo el cuerpo del dictador en 1945 tras su ejecución sumaria. Esto ocurría en la víspera del 74to aniversario de la liberación de Italia del fascismo, y no pasó desapercibido para el líder de un grupo de hooligans que saludó la banderola con el brazo extendido.
Al día siguiente, el presidente de Italia, el primer ministro y el ministro de Defensa asistieron a los actos del 25 de abril, el Día de la Liberación, en la capital. Pero el ministro del Interior, Matteo Salvini, el político xenófobo y euroescéptico que muchos creen que podría unir a la derecha populista europea, no acudió, un paso que según los críticos envió un fuerte mensaje a los simpatizantes de la ultraderecha antes de las elecciones comunitarias.
Nunca desde la ignominiosa caída de Benito Mussolini tras los fallidos intentos de convertir a Italia en una potencia colonial que dio ventaja a Hitler en su eje, la imagen del ejecutado exdictador ha estado tan presente.
Entre los italianos crece la percepción de que el fascismo, prohibido oficialmente como movimiento político en el país aunque nunca ha desaparecido realmente de la cultura popular o los márgenes de la política, está levantando la cabeza de forma alarmante.
Los saludos fascistas, que durante mucho tiempo fueron tabú en público, han salido de las gradas de los aficionados radicales en los estadios de fútbol a las calles, como demostraron un par de docenas de seguidores “ultra” del Lazio de Roma, tradicionalmente de derechas y fascistas, en su visita a Milán.
Los partidos minoritarios de extrema derecha se envalentonaron para gritar consignas fascistas y saludar con el brazo en alto en protestas contra la reubicación de familias gitanas –una minoría perseguida en la Segunda Guerra Mundial– en el sistema de vivienda público de la capital.
Una editorial ligada al grupo de ultraderecha Casapound fue expulsada de la prestigiosa Feria del Libro de Turín tras protestas, incluyendo la del Auschwitz Holocaust Memorial, que amenazó con boicotear el evento.
La encuestadora SWG dice que el 71% de los italianos cree que es importante combatir el regreso de la ideología nazi y fascista al país, frente al 65% de hace apenas dos años. Dos tercios opinan que es importante contener a quienes incitan el fascismo, desde el 60% de 2017.