Uno de los buques de guerra más importantes de la Armada rusa se hundió este jueves en el Mar Negro luego de una serie de explosiones a bordo. Su desaparición representa un duro golpe para Moscú, que enfrenta una inesperada ucraniana cincuenta días después del inicio de la invasión comandada por Vladimir Putin.
La agencia de noticias estatal rusa TASS recibió permiso para informar el jueves por la noche que el crucero de misiles teleguiados Moskva se había hundido, según el Ministerio de Defensa ruso. Pero las circunstancias del incidente varian según las versiones de ambos bandos.
“Durante el remolque del crucero Moskva al puerto de destino, el buque militar perdió su estabilidad debido a daños en el casco recibidos durante un incendio por la detonación de municiones. En las condiciones de los mares tormentosos, el barco se hundió”, dijo el comunicado, según TASS.
Pero el Comando Operativo del Sur de Ucrania aseguró el jueves que el Moskva había comenzado a hundirse después de que lo alcanzaran misiles del buque ucraniano Neptune.
“En la zona operativa del Mar Negro, los misiles de crucero antibuque Neptune impactaron al crucero Moskva, el buque insignia de la flota rusa del Mar Negro, que recibió daños significativos”, dijo el comunicado. “Se produjo un incendio. Otras unidades intentaron ayudar, pero una tormenta y una poderosa explosión de municiones volcaron el crucero y este comenzó a hundirse”.
Rusia dijo que se produjo un incendio en el crucero, lo cual provocó que explotaran las municiones a bordo infligiendo graves daños a la embarcación y obligando a la tripulación a ser evacuada.
La prensa internacional destacada en el lugar no ha podido confirmar la noticia de manera independiente.
Más temprano, el Ministerio de Defensa de Rusia había dicho que el Moskva “permanecía a flote” y que se estaban tomando medidas para remolcarlo a puerto seguro. El Ministerio dijo que la tripulación había sido trasladada a otros barcos de la Flota del Mar Negro.
El Moskva es el mayor crucero militar de que disponía Rusia. Su tonelaje era parecido al del General Blegrano, la nave insignia de la Armada argentina hundida en el Atlántico Sur por un submarino atómico británico durante la Guerra de las Malvinas, en 1982.
Por la mañana el secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, dijo a la CNN: “hubo una explosión” en el Moskva. Pero aclaró que Estados Unidos no podía decir si el barco había sido alcanzado por un misil.
“No estamos exactamente seguros de lo que sucedió aquí. Evaluamos que hubo una explosión, al menos una explosión en este crucero. Una explosión bastante importante, que ha causado grandes daños”, dijo.
Además, “evaluamos que el barco puede seguir su propio camino, y lo está haciendo […] Creemos que al este. Creemos que probablemente se instalará en Sevastapol para reparaciones”, agregó.
Pero en esa travesía el buque se hundió.
El asesor de seguridad nacional del presidente Biden, Jake Sullivan, dijo el jueves que “la forma en que esto se ha desarrollado es un gran golpe para Rusia”, ya que Moscú tuvo que admitir que su buque insignia sufrió graves daños.
“Y han tenido que elegir entre dos historias. Una historia es que solo fue incompetencia, y la otra es que fueron atacados. Y tampoco es un resultado particularmente bueno para ellos”, dijo Sullivan a una audiencia en el Club Económico de Washington DC.
Los analistas consideran que el hundimiento del Moskva es un golpe duro al corazón de la armada rusa y al orgullo nacional, comparable a la pérdida de un acorazado de la Armada de Estados Unidos como el Philadelphia durante la Segunda Guerra Mundial o a un portaaviones en la actualidad.
“Solo la pérdida de un submarino de misiles balísticos o del [Almirante] Kutznetsov [el único portaviones de Rusia)] infligiría un golpe más serio a la moral rusa y a la reputación de la armada entre el público ruso”, dijo Carl Schuster, capitán retirado de la Marina de Estados Unidos y ex director de operaciones en el Centro de Inteligencia Conjunta del Comando del Pacífico.
Alessio Patalano, profesor de guerra y estrategia en el King’s College de Londres, dijo que perder el buque de guerra fue un “gran golpe” para Rusia.
“Los barcos operan lejos de la atención del público y sus actividades rara vez son tema de noticias. Pero son grandes pedazos flotantes del territorio nacional, y cuando pierdes uno, un buque insignia nada menos, el mensaje político y simbólico, además de la pérdida militar, sobresale precisamente por eso”, dijo.
El Moskva tenia 611 pies de largo (186 metros) con una tripulación de casi 500 marineros. Era el orgullo de la flota naval rusa en el Mar Negro. Bautizado originalmente en la marina soviética como Slava en la década de los 80, pasó a llamarse Moskva en 1995, y después de una reparación volvió a entrar en servicio en 1998, según el sitio militar Naval-Technology.com.
El Moskva estaba armado con 16 misiles antibuques y antiaéreos, así como con torpedos, cañones navales y sistemas de defensa antimisiles.
Todos representan cantidades masivas de artefactos explosivos en sus cargadores de municiones. Cualquier incendio que se acercara a ellos habría dado a la tripulación opciones limitadas a la hora de encarar la amenaza, dijo Schuster.
“Cuando un fuego llega a sus cargadores de municiones, tienen dos opciones: inundarlos o abandonar el barco”, dijo Schuster. “De lo contrario, su tripulación será aniquilada por una explosión catastrófica…”.