Los rescatistas encontraron el sábado el cuerpo sin vida de un niño de 2 años cuya caída en un pozo hace 13 días generó una compleja operación de búsqueda que capturó la atención de España, informaron autoridades.
Julen Roselló cayó en el estrecho pozo de 110 metros de profundidad (360 pies) el 13 de enero mientras su familia preparaba el almuerzo en un día de campo. Su muerte se suma a otra tragedia familiar, ya que su hermano de 3 años falleció de un infarto en 2017, según reportó la prensa española.
Los rescatistas hallaron los restos de Julen en la madrugada mientras perforaban un túnel para llegar hasta él, dijo una portavoz del gobierno español en la provincia sureña de Málaga.
La vocera, que carecía de autorización para ser mencionada en la prensa de acuerdo con el protocolo interno, dijo que ahora una comisión judicial investigará el accidente.
La tragedia atrajo poderosamente la atención de los españoles desde el principio, y la nación siguió muy de cerca cada detalle de una misión de búsqueda y rescate extremadamente compleja, frecuentemente obstaculizada por capas de roca muy dura.
El pozo de agua seco, de sólo 25 centímetros (10 pulgadas) de diámetro, es demasiado angosto como para que un adulto quepa en él, y la tierra endurecida y la roca impidieron que el equipo avanzara hasta el sitio donde el pequeño estaba atrapado.
Durante casi dos semanas de gran tensión, las autoridades intentaron crear rutas alternas para llegar al niño. Una serie de pequeñas explosiones detonadas desde el jueves por la tarde, incluida una cuarta el viernes por la noche, ayudaron a los trabajadores a excavar la mayor parte de un túnel horizontal de 3,8 metros (12 pies) de longitud hasta la cavidad.
Antes de que ese túnel pudiera excavarse a unos 70 metros (230 pies) de profundidad, se perforó un tiro vertical para hacer descender y ascender a los mineros y rescatistas.
En referencia a lo difícil de la operación, Jorge Martín, portavoz de la Guardia Civil de la provincia de Málaga, había dicho: “Debemos ser extremadamente cuidadosos, aquí la montaña manda”.
Hasta antes de hoy, en el pozo sólo se habían hallado cabellos que coincidían con el ADN de Julen, y no se había establecido ningún tipo de contacto con él, ni visual ni verbal. Las autoridades se habían negado a comentar si podría haber sobrevivido tanto tiempo.
En una de las pocas entrevistas que los padres del niño concedieron a los medios de comunicación, el padre, José Roselló, dijo que la familia estaba desolada por la larga espera, pero esperanzada de que ocurriera un milagro.
La pareja perdió al hermano mayor de Julen, Oliver, cuando sufrió un infarto mientras caminaba en la playa hace dos años, según reportó el periódico El País.