El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ganó el domingo la repetición de unas elecciones generales que no arrojan tampoco una opción de gobierno clara, pues ninguna formación consigue una mayoría absoluta en el Congreso. La fuerza roja retuvo la mayoría de diputados aunque perdió tres escaños.
Pero el resultado más sobresaliente del día parece haber sido la emergencia, como tercera fuerza política con representación parlamentaria, del partido de extrema derecha, el nacionalista Vox.
Con más del 99% del escrutinio completado, la candidatura del presidente interino, Pedro Sánchez, llevaba 120 escaños, tres menos de los conseguidos en las elecciones del 28 de abril.
En ese entonces también resultó el partido más votado, aunque no logró concretar una coalición de gobierno con el partido de izquierdas Unidas Podemos, que ahora solo retuvo 35 escaños, frente a los 42 anteriores.
En la derecha, la principal agrupación de la oposición, el Partido Popular, se recuperó de la debacle sufrida en abril y consiguió 87 representantes en el Congreso de los Diputados, con lo que se afirma como la segunda fuerza.
Ninguno de los dos partidos mayoritarios, PSOE y PP sumados con y sus aliados tradicionales, respectivamente, consiguen suma los 176 escaños que dan la mayoría absoluta en la cámara baja y que es un requisito para formar gobierno.
“La política española es ahora cada vez más complicada, y cualquier fórmula de gobierno va a requerir muchas negociaciones y que la gente esté abierta a las críticas”, dijo Bonnie Field, profesora de estudios globales en la Universidad de Bentley en California, quien agregó que “no se trata sólo de la polarización entre izquierda y derecha, sino que es más importante la polarización provocada por las políticas territoriales y de identidad.
El gran vencedor de la noche fue Vox, el partido de ultraderecha del arco parlamentario español, que apenas siete meses después de su entrada en el Congreso de los Diputados se presenta como la tercera fuerza más votada con 52 escaños, casi el doble de los 24 en abril. El partido hizo campaña con la promesa de adoptar una estrategia dura tanto frente al movimiento independentista en Cataluña como para contener la inmigración.
“No daremos un paso atrás y defenderemos en las cortes todo lo que hemos defendido en este año de campañas electorales”, afirmó el líder de la formación de ultraderecha, Santiago Abascal, en un discurso interrumpido varias veces por los vítores de “Viva España” y “A por ellos” o “España unida, jamás será vencida” de sus seguidores.
“Hoy se ha consolidado una alternativa patriótica y social que demanda unidad nacional y la restauración del orden constitucional en Cataluña”, agregó.
El tropiezo más notable fue el del partido de centroderecha Ciudadanos, que pasó de ser la tercera fuerza con 57 diputados a la sexta, con apenas 10.
Los comicios se llevan a cabo apenas un mes después de que un tribunal dictó penas de prisión para nueve políticos y activistas que lideraron una campaña secesionista en 2017.
Las sentencias desataron multitudinarias protestas diarias, en las que hubo más de 500 heridos, casi la mitad de ellos entre policías y docenas de detenidos.
La principal formación de Catalua vuelve a ser Esquerra Republicana que, aunque perdió dos escaños, se convierte en el quinto partido en representación parlamentaria con 13.
Los otros representantes del movimiento secesionista, Junts Per Catalunya, la formación del expresidente catalán Carles Puigdemont, y la Candidatura de Unión Popular (CUP), que se estrenaba en unas elecciones nacionales, tendrán 8 y 2 representantes, respectivamente.
Una de las novedades más sorprendentes sería la entrada del movimiento ciudadano ¡Teruel Existe! con un representante. El grupo de electores busca llamar la atención sobre la España que se vacía, el fenómeno que refleja el despoblamiento de las zonas rurales del país.
AP / OnCuba