Nicolas Sarkozy, quien fuera presidente de Francia entre 2007 y 2012, se encuentra una vez más en el centro de la polémica judicial al enfrentar acusaciones que van desde la financiación ilegal de campañas hasta el tráfico de influencias y la corrupción
El exmandatario reiteró este martes su reclamo de inocencia en el último día del proceso en su contra por financiación ilegal de campaña electoral, caso en el que la Fiscalía denuncia un esquema de corrupción, de acuerdo con reportes de prensa.
“No quiero decir algo que alimente la polémica, yo defiendo mi honor y el esclarecimiento de la verdad”, dijo el político en el Tribunal de París, donde durante unas cinco horas fueron sus abogados quienes demandaron la retirada de los cargos, al esgrimir la ausencia de pruebas.
Sarkozy enfrenta siete años de prisión cerrada y una multa de 300 mil euros, solicitados a finales de marzo por la Fiscalía Nacional Financiera en un juicio junto a varios de sus colaboradores, acusados todos de financiar la campaña del 2007 con dinero libio.
Financiación libia
Uno de los casos más graves que enfrenta Sarkozy es el de la presunta financiación ilegal de su campaña presidencial de 2007 por parte del régimen libio de Muamar Gadafi.
Según las investigaciones, Sarkozy habría recibido millones de euros del entonces líder libio a cambio de favores políticos y económicos.
En esta causa, el empresario franco-libanés Ziad Takieddine ha sido uno de los principales acusadores de Sarkozy. Takieddine afirma haber entregado personalmente maletas llenas de dinero en efectivo a Claude Guéant, entonces jefe de gabinete de Sarkozy, provenientes de Libia y destinadas a financiar la campaña electoral.
Otro testimonio clave es el de Saif al-Islam Gadafi, hijo del gobernante libio, quien declaró haber participado personalmente en la entrega de cinco millones de dólares a Sarkozy. Al-Islam afirmó que este dinero era a cambio de que el mandatario galo pusiera fin a un caso legal sobre el ataque de 1989 al vuelo de UTA y retirase su nombre de una orden de arresto internacional.
Además de estos testimonios, los fiscales han presentado evidencias de transferencias bancarias sospechosas y reuniones secretas entre funcionarios franceses y libios durante la época de la campaña electoral.
Sarkozy ha negado rotundamente todas las acusaciones, calificándolas de “falsas” y “absurdas” e insiste en que nunca recibió dinero de Libia y que su campaña fue financiada de manera legal.
Sus abogados argumentan que los testimonios de los acusadores son poco fiables y que no existen pruebas concretas que demuestren la financiación ilegal.
Otro caso y una condena previa
Otro escándalo que ha salpicado a Sarkozy es el llamado “asunto de las escuchas”. En este caso, Sarkozy fue acusado de tratar de obtener información confidencial sobre una investigación judicial a cambio de ofrecer un puesto de trabajo a un magistrado.
La investigación se inició a raíz de unas escuchas telefónicas realizadas por la policía en el marco de otro caso. En esas escuchas, Sarkozy aparece conversando con su abogado, Thierry Herzog, sobre la posibilidad de influir en un magistrado del Tribunal de Casación a cambio de información privilegiada.
En 2021, el expresidente fue condenado a un año de prisión por corrupción y tráfico de influencias en este caso. La sentencia fue confirmada en apelación, pero Sarkozy, quien desde entonces lleva un grillete electrónico, ha recurrido al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, alegando que se violaron sus derechos fundamentales.
Por su parte, la intervención militar de Francia en Libia en 2011, bajo el liderazgo de Sarkozy, también ha sido objeto de controversia.
Algunos críticos argumentan que el entonces mandatario actuó de manera oportunista y aprovechó la situación para mejorar su imagen internacional y obtener beneficios políticos y económicos.
Irónicamente, Sarkozy había sido uno de los principales valedores de Gadafi en Occidente. En 2007, recibió al dictador libio con honores en París, en una visita que generó protestas y críticas por parte de organizaciones de derechos humanos.
Sin embargo, tras el inicio de la revuelta popular en Libia en 2011, Sarkozy cambió radicalmente su postura y se convirtió en uno de los principales defensores de la intervención militar. La revuelta, como se conoce, terminó con la muerte de Khadafi tras ser capturado en las afueras de Sirte, su ciudad natal.
El desenlace del proceso al expresidente francés se conocerá el próximo 25 de septiembre.