La policía del Reino Unido se congratuló este jueves del carácter pacífico de las manifestaciones contra el racismo que tuvieron lugar en más de una decena de ciudades del país europeo.
“Me siento bien con cómo fue todo. Creo que hemos mostrado fuerza y (…) hemos hecho frente a los desafíos que teníamos por delante”, indicó el jefe de la Policía Metropolitana de Londres, Mark Rowley, citado por reportes de prensa.
Por su parte, el diario The Guardian informó que miles de ciudadanos se congregaron en el noreste de Londres, junto con activistas antifascismo, para desbordar una de las ubicaciones donde la extrema derecha había planeado concentrarse.
En paralelo, en Liverpool, cientos de personas protegieron una iglesia que había sido señalada por los convocantes de las protestas porque ofrece servicios de asistencia legal a inmigrantes.
Otro tanto ocurrió en Brighton, donde medio millar de personas custodiaron un centro de refugiados antes de marchar hacia el centro de la localidad.
Las demostraciones fueron en respuesta a los disturbios desatados durante las manifestaciones antiinmigración de la última semana.
Unas 400 personas fueron detenidas y al menos tres resultaron condenadas por su implicación en esos hechos, espoleados por la extrema derecha enfrentada las autoridades.
Desde el miércoles, la policía británica puso en marcha el despliegue de un dispositivo formado por unos 6 mil agentes ante el temor a nuevos disturbios y saqueos.
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Más de un centenar de agentes resultaron heridos desde que comenzaron los disturbios tras la muerte de tres niñas a manos de un adolescente armado en Southport.
El sospechoso fue identificado incorrectamente como un solicitante de asilo musulmán, lo que aumentó las tensiones raciales y étnicas y provocó una ola de manifestaciones xenófobas y racistas en numerosas ciudades del Reino Unido.
El presunto asesino fue identificado luego como el británico Axel Rudakubana, de 17 años, y nacido en Cardiff, capital de Gales.
Rudakubana vivía en el pueblo de Banks, a las afueras de Southport y es el hijo menor de una familia de inmigrantes procedentes de Ruanda.
Primera crisis interna para Starmer
Apenas un mes después de asumir el cargo, Keir Starmer, el primer ministro británico encara su primera crisis interna, que pone a prueba de su capacidad para manejar escenarios convulsos.
Starmer culpó a instigadores de extrema derecha de difundir rumores y organizar protestas que han tenido como blanco mezquitas, comunidades minoritarias y han mostrado saludos nazis, retórica racista y ataques como el protagonizado contra un hotel de inmigrantes que fue incendiado por la turba.
“Esto no es una protesta. Es brutalidad organizada, violenta”, sentenció el primer ministro laborista, cuyos planes para revitalizar la economía y los programas sociales se han visto eclipsados por las manifestaciones de la ultraderecha, narró un despacho de AP.
El gobierno “no quiere, idealmente, lidiar con este tipo de conflictos de identidad”, opinó Patrick Diamond, profesor de políticas públicas en la Universidad Queen Mary en Londres.
“Los gobiernos tienen planes cuando llegan al poder, pero a menudo son obligados a salir de su curso, y esta es otra demostración de eso”, consideró el experto sobre una situación que podría continuar y en la que las organizaciones antirracistas han emergido también como protagonistas.
(Con información de agencias y medios internacionales)