La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, inició consultas este jueves con los partidos de la oposición y otros legisladores en su intento por encarrilar el Brexit tras superar una moción de censura la víspera en el parlamento británico.
May sobrevivió a la moción por un pequeño margen de 325 votos contra 306, aun cuando el día anterior los legisladores rechazaron su acuerdo de separación de la Unión Europea (UE).
Tras ganar el voto el miércoles, gracias al apoyo crucial del Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte, la primera ministra prometió conversar de inmediato “con un espíritu constructivo” con el fin de encontrar la vía para el Brexit.
Sin embargo, había escasas señales de una superación del impasse mediante unas conversaciones que el principal líder opositor calificó de “treta”.
May invitó a los líderes de la posición a conversaciones para buscar la forma de evitar dejar la UE sin un pacto para la futura relación de las dos partes. Pero el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, ha declinado reunirse con la primera ministra a menos que retire de la mesa la posibilidad de un Brexit “sin acuerdo”.
“Para lograr un acuerdo que pueda ganar la mayoría en el Parlamento, Theresa May debe descartar las líneas rojas y presentar propuestas serias hacia el futuro”, dijo Corbyn en un discurso a sus partidarios en Hastings.
“La oferta de anoche de mantener conversaciones con los líderes partidarios resultó ser una treta, no el intento serio que se necesita para afrontar la nueva realidad”, añadió.
El expremier Tony Blair, que lideró durante años el Partido Laborista, dijo a la BBC el jueves que sería “sensato” que Corbyn se sentase con May para definir mejor el tipo de Brexit que quiere el país. Además, advirtió que la ausencia de un acuerdo con la UE provocaría daños sustanciales a la economía británica.
Algunos legisladores británicos quieren que May solicite una ampliación de las negociaciones con Bruselas y aplace la fecha de salida, mientras que otros están cabildeando para la convocatoria de un segundo referéndum. Por el momento, la primera ministra ha rechazado las dos opciones y sostiene que un Brexit “sin acuerdo” es una posibilidad real.
Is Brussels ready to give the UK more time?
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— BBC Newsnight (@BBCNewsnight) January 17, 2019
Los países de la UE, por su parte, aceleraban los preparativos para una salida británica en desorden el 29 de marzo tras el rechazo parlamentario del acuerdo de May con el bloque.
En general, los socios comunitarios han reaccionado a la crisis política desatada por el Brexit en Gran Bretaña otorgando al gobierno y a los legisladores la responsabilidad en la toma de decisiones.
El primer ministro de Francia, Edouard Philippe, anunció una serie de medidas para enfrentar ese escenario.
El parlamento francés adoptó una ley el miércoles que permite imponer medidas de emergencia tras el 30 de marzo si se produce un Brexit sin pacto. El ejecutivo buscaría reducir los problemas en el comercio y el transporte transfronterizo, especialmente a través del Eurotúnel que cruza el Canal de la Mancha, y concedería a los trabajadores y jubilados británicos en el país un permiso temporal para quedarse hasta que se alcance un acuerdo a largo plazo.
Por su parte, Alemania ha adelantado un debate sobre la solución de problemas burocráticos en caso de un Brexit sin acuerdo, y Holanda ha aprobado una medida de excepción para permitir la permanencia temporaria de ciudadanos británicos en el país cuando pierdan los derechos de residencia que les daba la UE.
El negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier, quien el miércoles dijo estar más preocupado que nunca por la posibilidad de que Londres abandone el bloque sin pacto, se reunió con autoridades portuguesas el jueves en la capital del país, Lisboa.
En una conferencia de prensa, Barnier dijo que las líneas rojas fijadas por los negociadores británicos han “cerrado puertas”.
“Si (las líneas rojas) cambian, nosotros cambiaremos”, dijo acerca de la postura de Bruselas.
El acuerdo de salida es “equilibrado y respetuoso” y señaló que la UE no había logrado un pacto tan “ambicioso” con ningún otro país ajeno al bloque.