El Gobierno francés reiteró este lunes la validez de su propuesta para reformar las pensiones, a pesar de las manifestaciones en contra de más de un millón de personas el pasado jueves.
Pese al rechazo mayoritario de la opinión pública, el gobierno reiteró su propuesta de retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelantar para 2027 el aumento de los años de cotización necesarios para cobrar una pensión completa (de 42 a 43).
“Las medidas de edad que adoptamos son las que nos permitirán equilibrar el sistema [de pensiones] en 2030“, dijo en rueda de prensa el ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, quien reconoció un “desacuerdo“ en estos puntos con los sindicatos.
La Asamblea Nacional (cámara baja) comenzará a debatir el proyecto de ley a partir del 6 de febrero, antes de su llegada al Senado (cámara alta). Los partidos de izquierda y la oposición de extrema derecha anunciaron que votarán en contra.
Para aprobarlo, el oficialismo, que perdió su mayoría absoluta en junio, podría contar con el apoyo de Los Republicanos (LR, derecha), favorable a una reforma o recurrir a dos polémicos mecanismos para intentar adoptarla sin someterla a votación.
“Deseo que el gobierno con los legisladores […] puedan trabajar el texto y ajustarlo“, indicó el domingo el presidente liberal, quien llamó no obstante a “avanzar” ya que ya hubo cambios desde el retraso a los 65 años que propuso en campaña electoral.
Esta reforma es una de las medidas que el presidente Macron prometió durante la campaña que llevó a su relección en abril, después que la pandemia de la COVID-19 le obligara a abandonar un primer intento.
Los ocho principales sindicatos franceses se oponen y convocaron una nueva jornada de protestas el 31 de enero tras el éxito del jueves pasado. “Esperamos hacerlo mejor“, dijo a los medios el líder de la CGT, Philippe Martinez.
La edad de jubilación en Francia es una de las más bajas de Europa. De prosperar la reforma, Francia se acercaría a los 65 años de España o los 67 de Dinamarca.