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El Gobierno de Irán expresó este miércoles su profunda indignación y calificó de “hostil” la intención del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de cambiar el nombre históricamente reconocido del Golfo Pérsico por el de Golfo Arábigo o Golfo de Arabia, reportó la agencia española EFE.
El ministro de Exteriores iraní, Abbas Araqchi, dijo en la red social X que “los intentos políticamente motivados de alterar el nombre históricamente establecido del Golfo Pérsico son indicativos de intenciones hostiles hacia Irán y su pueblo, y son firmemente condenados”.
Araqchi acompañó su mensaje con un mapa antiguo de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos donde se lee “Golfo Pérsico”, subrayando la legitimidad histórica y geográfica del término.
“Ese paso poco perspicaz carecerá de toda legitimidad, no impactará en la geografía y solo provocará una profunda indignación por parte de todos los iraníes, de todas las capas de la población, independientemente de cuáles sean sus convicciones políticas”, agregó el canciller, quien calificó la medida de acto “hostil” y basado únicamente en “cuestiones políticas”.
La polémica surge a raíz de informaciones de medios estadounidenses, citando a funcionarios federales, que aseguran que Trump planea anunciar el cambio de nombre durante su próximo viaje a Arabia Saudita, en medio de presiones de países árabes de la región que utilizan la denominación alternativa.
Sin embargo, la comunidad internacional, incluidas Naciones Unidas y la Organización Hidrográfica Internacional, reconocen oficialmente el nombre de Golfo Pérsico desde al menos el siglo XVI.
Antecedentes trumpistas
La decisión de Trump se enmarca en una serie de acciones similares, como el reciente cambio unilateral del nombre del Golfo de México a “Golfo de América” en documentos oficiales estadounidenses, una medida que también generó críticas internacionales.
Aunque el presidente estadounidense puede modificar la nomenclatura para efectos internos, no tiene autoridad para imponer el cambio a nivel global, donde los organismos especializados mantienen criterios uniformes para la cartografía y denominación de accidentes geográficos.
El tema del nombre del golfo es especialmente sensible para los iraníes, que lo consideran parte de su patrimonio nacional y cultural.
“Cualquier paso miope en este sentido no tendrá validez ni efecto legal o geográfico, solo traerá la ira de todos los iraníes de todos los ámbitos de la vida y persuasión política en Irán, Estados Unidos y en todo el mundo”, advirtió Araqchi.
Telón de fondo: conversaciones nucleares
El desaguisado del posible cambio de nombre se produce en medio de las negociaciones nucleares entre Irán y Estados Unidos, que comenzaron el 12 de abril, y de las que se han realizado tres rondas.
Hasta la fecha, ambas partes han completado tres rondas de conversaciones, la más reciente celebrada en Omán, donde se intercambiaron textos y se abordaron cuestiones técnicas durante más de siete horas.
Tanto Washington como Teherán han calificado las conversaciones de “positivas y productivas”, pero reconocen que “queda mucho por hacer” antes de alcanzar un acuerdo definitivo.
Irán insiste en que el levantamiento de las sanciones económicas es su máxima prioridad y considera una línea roja el derecho a enriquecer uranio para fines civiles.
Por su parte, Estados Unidos busca no solo limitar la capacidad nuclear iraní, sino también abordar el programa de misiles y el apoyo de Irán a grupos regionales, demandas que Teherán considera inaceptables.