“Es significativo que el Presidente de EE.UU. haya reconocido la ineficacia de los prolongados intentos de ‘aislar’ a Cuba. Sólo cabe esperar que en Washington se den cuenta enseguida de la falta de perspectivas que tiene ejercer una presión sancionadora similar a otros países.”
Así se expresó el Departamento de Prensa e Información del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, el mismo día en que Raúl Castro y Barack Obama anunciaron el restablecimiento de las relaciones entre Washington y La Habana.
Serguéi Lavrov, titular de exteriores de Moscú, no demoró en establecer un paralelismo. “Su Administración comprendió que el bloqueo no sirvió para nada. Espero que para entender la inutilidad de este tipo de bloqueos a otros países se necesite menos tiempo”.
La Casa Blanca afloja las restricciones a Cuba, pero al mismo tiempo las fuerzas políticas estadounidenses tienen consenso en su propósito de sancionar económicamente a Rusia.
El cambio de rumbo de las relaciones Cuba-EE.UU. no preocupa a Moscú. Lavrov recordó que “la última visita del presidente Vladímir Putin a La Habana y la reciente reunión de la comisión intergubernamental para cooperación económica han demostrado, y para nosotros es evidente, que nuestra asociación estratégica con Cuba es sólida”.
Y no es solo retórica. Mientras el mundo digería la noticia de que Raúl Castro y Barack Obama hacían las paces, uno de los políticos más importantes de Rusia venía a trabajar a La Habana. La noticia del restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos eclipsó la visita de Dmitry Rogozin, viceprimer ministro de Rusia.
El presidente cubano recibió personalmente a Rogozin. La visita coincidió con la duodécima Reunión de la Comisión Intergubernamental Ruso-Cubana de Cooperación Económico-Comercial y Científico-Técnica.
“La nueva cooperación entre Rusia y Cuba será pragmática”, dijo el segundo al frente del consejo de ministros del gigante euroasiático. La visita de este político cerró un año en que el propio Presidente de Rusia, Vladimir Putin, y su ministro de exteriores Sergei Lavrov pasaron por La Habana, abriendo el paso para la llegada de otras figuras de la inteligencia y el ejército ruso.
El viceministro ruso de Defensa, Anatoli Antónov, recién anunció que su país negocia con Cuba, Nicaragua y Venezuela “la creación de los centros de apoyo logístico”.
El segundo jefe de las fuerzas armadas de Rusia aclaró que no se trata de bases militares. Precisó a ITAR-TASS que solo le interesa “que nuestros barcos entren en los puertos de los estados latinoamericanos, que tengamos acceso a los aeródromos.”
Además, los coterráneos de Putin serán uno de los primeros en aprovechar la nueva política hacia la inversión extranjera, con 3200 millones de dólares en diez años, que el gobierno de Cuba tendrá que poner en nombre de Moscú en lugares como la Zona Especial del Mariel, donde se incluyen proyectos como la remodelación del aeropuerto de San Antonio de los Baños.
Cuba y Estados Unidos volverán a tener embajadas en sus respectivas capitales, pero La Habana y Moscú también llevan sus relaciones a una nueva dimensión, como no se veía desde los tiempos en que la Unión Soviética era una potencia de poder indiscutible.
Serguéi Lavrov confía en la gratitud de los viejos amigos. “Los cubanos, al igual que los rusos, nunca olvidan a quienes les apoyaron en los momentos difíciles”, dijo el hombre que desde hace diez años es la voz de Moscú ante el mundo.
Por miedo a que el,pueblo se destape y se haga una revuelta incontrolables