“Se convirtió en un hashtag, un movimiento, un ajuste de cuentas. Pero comenzó, como el gran cambio social casi siempre lo hace, con actos individuales de coraje”, argumenta Time. #MeToo, el movimiento contra el acoso sexual, fue nombrado Persona del Año de la famosa revista estadounidense.
Las acusaciones de ataque o acoso sexual realizadas contra el productor Harvey Weinstein, Kevin Spacey y decenas de hombres más, desataron una avalancha de testimonios sobre acoso o ataques sexuales sufridos.
El movimiento surgió espontáneamente en octubre cuando la actriz y activista Alyssa Milano, ante una sugerencia de una amistad suya en Facebook, tuiteó: “Si has sido acosada o asaltada sexualmente escribe ‘me too’ [yo también] en respuesta a este tuit”.
If you’ve been sexually harassed or assaulted write ‘me too’ as a reply to this tweet. pic.twitter.com/k2oeCiUf9n
— Alyssa Milano (@Alyssa_Milano) October 15, 2017
La etiqueta fue tuiteada casi 1 millón de veces en 48 horas. Su impacto ha sido tal, que 45 días después del gesto de la actriz, #MeToo tenía respuestas de 85 países en Twitter y había sido publicado 85 millones de veces en Facebook.
“Fue una tormenta perfecta y me siento realmente bendecida de ser el recipiente, la mensajera. Creo que el hecho de que se convirtiera en un verdadero movimiento fue sorprendente. Esa nunca fue mi intención”, dijo Milano.
Time llamó a estas mujeres “The Silence Breakers”, que traducido al español significa “Las que rompieron el silencio”. La denominación agrupa a Ashley Judd, Susan Fowler, Adama Iwu, Taylor Swift and Isabel Pascual en su portada, y a las muchas personas, mujeres en su mayoría, que han denunciado y compartido sus historias con la etiqueta #MeToo y el equivalente en otros idiomas. En Francia se usó la frase “Delata a tu cerdo”.
“Las rompedoras del silencio han comenzado una revolución de rechazo, cobrando fuerza cada día, y solo en los últimos dos meses su ira colectiva ha provocado resultados inmediatos e impactantes: casi todos los días, algún CEO es despedido, los magnates derrocados, los iconos deshonrados. En algunos casos, se han presentado cargos legales”, dijo Time.
La iniciativa de la protagonista de la serie televisiva Charmed ha sido apoyada por otras estrellas del espectáculo, como Uma Thurman, Björk, Sheryl Crow, Lady Gaga, Molly Ringwald e Ilana Glazer.
— Lady Gaga (@ladygaga) October 15, 2017
El movimiento #MeToo fue fundado originalmente por la activista Tarana Burke en Twitter hace una década para crear conciencia sobre la violencia sexual.
Burke se inspiró en una niña de 13 años quien le contó su historia, para ayudar a los sobrevivientes de la violencia sexual, especialmente mujeres jóvenes negras o mestizas de comunidades con bajos ingresos.
El anuncio del reconocimiento de Time fue realizado el miércoles en el programa Today de la cadena NBC, que recientemente despidió a su presentador Matt Lauer ante denuncias de acoso. La presentadora de Today, Savannah Guthrie, reconoció que la designación del año la “afecta personalmente”.
Los dos finalistas fueron el presidente chino Xi Jinping y el presidente estadounidense Donald Trump, también acusado de acoso sexual por numerosas mujeres. Él niega haber cometido falta alguna.
Efecto Weinstein
En los últimos meses se ha vivido un aluvión de denuncias, después de un reportaje de octubre del New York Times donde se alegaba que el magnate de Hollywood Harvey Weinstein acosó o abusó sexualmente de varias mujeres. Desde entonces Weinstein ha sido acusado por docenas de ellas –por ejemplo las actrices Gwyneth Paltrow y Angelina Jolie– y es investigado por violación por las autoridades de Nueva York, Los Ángeles y Londres.
Poco después de la publicación diario estadounidense, el productor fue despedido de su propia compañía por la junta de directivos. Desde que comenzó el caso de Weinstein, otros famosos que enfrentan denuncias de acoso o abuso sexual son la estrella de House of Cards Kevin Spacey y el cineasta Brett Ratner.
“Hollywood está lleno de Harvey Weinsteins. Hay muchos. Muchísimos. Como cualquier mujer sabe, todos los sectores los tienen. Todo el tiempo te dicen que subas a la habitación de alguien. Hay que ser lista y saber esquivar”, dijo la actriz Pamela Anderson.
La madeja legal
Con las denuncias, varias acusadoras hicieron lo que habían prometido por escrito nunca hacer: hablar públicamente. Cuando esas mujeres se pronunciaron, violaron acuerdos de confidencialidad: promesas contractuales de no discutir lo sucedido, comunes en acuerdos financieros. Al hacerlo, ayudaron a iniciar una discusión nacional sobre abuso sexual y mostraron que los acuerdos no necesariamente ofrecen la coraza de hierro que por décadas protegió a ricos y poderosos.
Los acuerdos son contratos para comprar y vender silencio. Algunos exigen que la parte acusadora destruya emails y otra evidencia relacionada con las denuncias. Los pactos suelen firmarse antes que una acusadora demande o de que una demanda llegue a un juicio.
Zelda Perkins, una antigua asistente de Weinstein, fue una de las primeras que rompió su promesa de mantenerse callada, una que mantuvo por casi 20 años, hasta una entrevista con el Financial Times en octubre. Dijo que decidió hablar sobre cómo Weinstein la acosó sexualmente “cada vez que estaba sola con él” y sobre su acuerdo de 1998 para desatar una discusión “sobre cuán atroces son estos acuerdos”.
Dos partes pueden acordar cualquier cosa por escrito, pero eso no significa que las cortes harán cumplir los términos del acuerdo si surgiera una disputa. Los jueces pueden negarse a acatar cláusulas de confidencialidad en caso que exista un interés público mayor para romper el silencio, como el deseo de la parte acusadora para exponer a un abusador y que otros no sean victimizados. Los contratos claramente dirigidos a esconder crímenes pueden considerarse no ejecutables. Y, en algunos casos, los jueces puedes negarse a acatarlos si violan los derechos de libertad de expresión de la víctima.
La mayoría de los jueces estarían reacios a penalizar a una víctima que viola un pacto de confidencialidad, dijo Alan Garfield, un profesor de derecho en Delaware. Pero cada estado establece sus propias reglas sobre las estipulaciones, explicó, y no hay un consenso entre los jueces sobre su legalidad.
Cuando las víctimas deciden romper su silencio, el acusado tiene la opción de demandarlas por incumplimiento de contrato y exigir que el acuerdo monetario pagado le sea devuelto. Pero tal acción puede resultar contraproducente y hacer quedar al acusador aún peor, dijo Garfield: “Sería visto como una continuación del abuso”.
También podría generar más piedad por la acusadora y enfocar más la atención en las denuncias que el acusado buscó esconder en un principio.
Legisladores de varios estados ahora están presionando por leyes que específicamente instruyan a las cortes a no cumplir cláusulas que mantienen los nombres de los acusados en secreto. La senadora del estado de Pennsylvania Judy Schwank dijo que los depredadores sexuales se han “escondido detrás” de acuerdos de confidencialidad, permitiendo que el acoso “se propague como un cáncer”.
AP / OnCuba