El martes al anochecer, tan pronto terminó de conversar con el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador, y sin siquiera organizar una cenita oficial en la Casa Blanca, el presidente Joe Biden se subió al Air Force One y puso rumbo a Israel, donde permanecerá tres días para después seguir rumbo a Arabia Saudita.
Según varios funcionarios de la administración, que se turnaron en los últimos días en conversaciones de background con varios medios de prensa, el mandatario está convencido de tener una tarea monumental: asegurar a las inquietas autoridades en Israel y Arabia Saudita que está comprometido con la idea de evitar que Irán se convierta en una potencia nuclear.
El asunto es que en Israel las autoridades creen que el rápido progreso del programa nuclear iraní encabezaba los temas a abordar con el mandatario estadounidense. Cuando asumió el cargo, Biden marcó como una de sus prioridades reactivar el acuerdo nuclear iraní negociado por Barack Obama en 2015.
Pero las conversaciones indirectas para que Estados Unidos regrese al acuerdo se han paralizado, e Irán ha avanzado con rapidez en su programa nuclear. Eso ha aumentado el pesimismo en el gobierno de Biden sobre las posibilidades de reactivar el acuerdo, que imponía considerables restricciones al programa nuclear iraní a cambio de un alivio de las sanciones estadounidenses, impuestas por el antecesor Donald Trump y que nunca fueron barradas por el actual mandatario.
Poco después de su llegada a Israel hoy miércoles por la mañana, se esperaba que Biden fuera informado sobre el nuevo sistema antimisiles “Cúpula de Hierro” del país y visittara Yad Vashem, el monumento a la víctimas del Holocausto.
Además de reunirse con autoridades israelíes y palestinas, estaba previsto que recibiera la Medalla Presidencial de Honor y visitara a deportistas estadounidenses involucrados en los Juegos Macabeos, en los que participan miles de judíos e israelíes de todo el mundo.
Sin embargo, en una columna publicada el sábado en el Washington Post, Biden criticó a Trump por abandonar el acuerdo nuclear que también habían firmado Gran Bretaña, Francia, Alemania, Rusia, China y la Unión Europea. Pero el mandatario también sugirió que albergaba al menos un atisbo de esperanza sobre que los iraníes volvieran a cumplir los términos del pacto.
“Mi gobierno seguirá aumentando la presión diplomática y económica hasta que Irán esté dispuesta a regresar al cumplimiento del acuerdo nuclear de 2015, como yo sigo dispuesto a hacer“, escribió.
Funcionarios israelíes que hablaron con la prensa antes de que Biden saliera de Washington dijeron que Estados Unidos e Israel emitirían la “Declaración de Jerusalén”, documento que mostraría una posición firme sobre el programa nuclear iraní.
La declaración compromete a los dos países a utilizar “todos los elementos de su poder nacional contra la amenaza nuclear iraní”, según un funcionario israelí que habló bajo condición de anonimato para comentar el texto con antelación.
Los israelíes, señaló el funcionario, recalcarán a Biden su postura de que Irán ha calculado que “el tiempo está de su parte” y es reacio a hacer concesiones. La última ronda de negociaciones indirectas del gobierno de Biden con Irán, celebrada a finales del mes pasado en Doha, Qatar, terminó sin progresos.
Por otro lado, Biden y el nuevo primer ministro israelí, Yair Lapid, emitieron un comunicado conjunto el miércoles anunciando que los dos países iniciarían un nuevo diálogo estratégico de alto nivel sobre tecnología. Las conversaciones se centrarían en el empleo de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial para enfrentar desafíos globalesa la manera de la pandemia de la COVID-19 y el cambio climático.