Bombardeos y disparos de artillería israelíes golpearon ayer el norte y el centro del territorio palestino, así como Rafah, en el sur, ciudad donde campos de desplazados de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Medio Oriente (Unrwa) fueron blanco de misiles, con saldo de al menos 40 muertos y decenas de heridos, la mayoría mujeres y niños.
El ejército israelí justificó el ataque diciendo que se trató de un campamento donde un importante número de efectivos de Hamás estaba operando. Subrayaron que el operativo se llevó a cabo con municiones precisas y sobre la base de información precisa.
Las autoridades de Tel Aviv reportaron que sus fuerzas destruyeron más de 50 objetivos terroristas ayer en Gaza, y aseguraron haber eliminado al jefe de Hamás para Cisjordania reocupada y a otro alto líder detrás de ataques mortales contra israelíes, Yassin Rabia y Khaled Nagar, respectivamente.
El bombardeo a Rafah fue en respuesta a ocho cohetes lanzados por Hamás contra la capital israelí, Tel Aviv. Un ataque que no causó bajas ni daños importantes. Algunos de los proyectiles fueron interceptados, informó el ejército israelí.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó este lunes que el bombardeo a Rafah, en el sur de Gaza, era un “incidente trágico” y que su gobierno estaba “investigando”.
“En Rafah evacuamos a un millón de residentes que no están implicados y, a pesar de nuestros esfuerzos, ayer (domingo) se produjo un trágico incidente”, declaró Netanyahu ante el Parlamento y añadió que su gobierno investiga lo sucedido, después de que las autoridades del territorio palestino informaran que el bombardeo dejó al menos 45 muertos.