Un ataque de Israel mató este viernes a más de 30 personas a las afueras de Beirut, en el Líbano, entre ellos varios presuntos altos mandos del movimiento chií Hezbollah.
Se trata del tercer golpe que el Estado judío asesta esta semana al grupo libanés, en una nueva y peligrosa escalada del conflicto en Medio Oriente que acerca cada vez una guerra total entre Hezbollah y Tel Aviv.
Entre los muertos se registran algunos niños, cerca de 70 heridos, de ellos nueve en estado crítico, y varios desaparecidos, de acuerdo con datos aportados hasta el momento por el Ministerio de Salud local y reportados por la cadena árabe Al Mayadeen.
La fuente precisó que la aviación israelí lanzó cuatro misiles contra un edificio residencial en el barrio de Al-Qaim, en tanto el Ejército de Israel describió la operación como selectiva y confirmó la muerte del jefe de Operaciones militares de Hezbollah, Ibrahim Aqil, junto a otros miembros.
El movimiento islamista libanés hizo otro tanto y calificó al militante asesinado como “uno de sus grandes líderes”, que ha muerto en “su camino a Jerusalén”, fórmula que usa para referirse a los combatientes víctimas de Israel.
Aqil se unió a Hezbollah en los años 80 y desde 2004 ejercía como jefe de Operaciones. Era el responsable de bombardeos y ataques con misiles anti-tanque a las fuerzas sionistas, según el Ejercito israelí.
Como miembro del Consejo de la Yihad —el principal organismo militar de Hezbollah— estaba también en busca y captura por Estados Unidos, que el año pasado ofreció una recompensa de 7 millones de dólares a cambio de información sobre su paradero.
En anteriores operaciones en Beirut, la aviación israelí ya asesinó al número dos de la oficina política en el movimiento islamista palestino Hamás, Saleh al Arouri, el pasado enero; y al máximo comandante militar de Hezbollah, Fuad Shukr, a finales del pasado julio.
Atentados terroristas
La acción de este viernes caldea todavía más el escenario de guerra, luego de dos olas consecutivas de explosiones simultáneas en miles de aparatos de comunicación portados por integrantes del grupo chií que mataron a 37 personas e hirieron a casi 3 mil en el Líbano y en Siria, en menor medida.
El ministro libanés de Asuntos Exteriores, Abdallah Bou Habib, calificó este viernes la acción de “atentado terrorista” y culpabilizó a Israel del ciberataque.
Los estallidos casi simultáneos que mataron a decenas de personas en todo Líbano durante dos días son “un método de guerra sin precedentes por su brutalidad y terror”, dijo el canciller libanés ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
“Si este ataque terrorista no es condenado por su consejo y si no nombran al perpetrador, si no disuaden al perpetrador, lo condenan y lo obligan a detener tales agresiones, la credibilidad de este consejo, del derecho internacional y los derechos humanos están en juego”, advirtió, citado por CNN.
En respuesta, el embajador de Israel Danny Danon criticó a Bou Habib por no mencionar a Hezbollah, grupo al que acusó de violar el derecho internacional. Además, aseguró que Tel Aviv no busca un conflicto regional más amplio, pero que no permitirá que el grupo chií continúe con lo que llamó “provocaciones”.
Por su parte, Vasili Nebenzia, embajador ruso ante la ONU, estimó en la reunión que las explosiones de dispositivos electrónicos en Líbano intentaron provocar una nueva gran guerra en Oriente Medio.
Según Nebenzia, las acciones de EE.UU. y sus aliados llevaron al mundo a la amenaza de atentados terroristas que pueden realizarse con la ayuda de equipos electrónicos de uso común.
Mientras, Amir Saeed Iravani, enviado de Irán a la ONU, recalcó que Israel cruzó una “línea roja” al atacar al embajador iraní en el Líbano.
El embajador Mojtaba Amani fue uno de los heridos en Beirut por la ola de explosiones del pasado del martes, aunque sus heridas no fueron al parecer de gravedad. El hecho eleva la tensión entre Tel Aviv y el país persa, fuerte aliado de Hezbollah y la resistencia palestina, y que mantiene la promesa de responder a Israel por la muerte en su territorio del líder político de Hamás.
En su turno, el representante adjunto de Estados Unidos ante la ONU, Robert Wood, pidió contención a las partes en la región y exoneró a Washington de cualquier participación en la campaña de sabotajes en territorio libanés.
El carácter indiscriminado del ciberataque, que quedó confirmado con explosiones en lugares ajenos al ámbito militar o con gran afluencia de gente, fue explícitamente condenado por Naciones Unidas.
El secretario general de la organización, António Guterres, mostró su preocupación por el hecho y la escalada que entraña en Medio Oriente, e instó a no utilizar como armas objetos civiles.
(Con información de medios internacionales)