El problema de organizar un Mundial en donde vive poca gente, que además es millonaria, es que se necesita importar la mano de obra. Eso ha hecho Qatar de cara al compromiso FIFA de fin del 2022. Dos millones de migrantes han arribado al país. Hoy, 9 de cada 10 habitantes de Qatar son extranjeros.
“Mi vida aquí es como estar en una cárcel. El trabajo es arduo, trabajamos muchas horas bajo un sol abrasador. La primera vez que me quejé de mi situación, al poco de llegar a Qatar, el gerente dijo: ‘Si quieres quejarte, adelante, pero habrá consecuencias. Si quieres quedarte en Qatar, cierra la boca y sigue trabajando.” dijo Deepak, según reproduce Amnistía Internacional, un obrero metalúrgico de Nepal que viajó a Doha, capital del país, hace un año para trabajar en la construcción del Estadio Internacional Khalifa.
Amnistía denuncia que los migrantes están sufriendo abusos sistemáticos, y en algunos casos, son víctimas de trabajo forzado. Aunque reconocen que la FIFA contrató a John Ruggie, catedrático de la Harvard Kennedy School, para que examinara las prácticas empresariales de la organización e informara sobre ellas, también encuentran que el informe de Ruggie expone amplias reformas organizativas en materia de derechos humanos pero no aborda específicamente la crisis de derechos humanos del país.
Esta semana, el diario inglés The Guardian publicó un reportaje sobre el nuevo centro comercial “Asian Town”, diseñado para atender a los migrantes, aunque las organizaciones internacionales denuncian un plan para segregar a los trabajadores extranjeros. El sitio, en el medio de la zona industrial, lejos del centro de la ciudad, es visitado exclusivamente por foráneos.
En Asian Town hay todo tipo de comercios y hasta viviendas. Hasta un pequeño canal atraviesa el complejo, simulando una pequeña Venecia. Cuenta, incluso, con un estadio de cricket iluminado con 13,000 asientos, el primero y único en el país. “Somos grandes fanáticos del cricket y vemos la mayoría de los juegos aquí”, dijo Samar Sahay, de 21 años, de Bangladesh, al medio inglés. El cricket es el deporte más popular en la mayoría de los países de donde provienen los nuevos migrantes (India, Bangladesh, Pakistán, Nepal y otros países del sur de Asia). AsianTown recibe 950,.000 visitas por mes..
Junto a Asian Town se encuentra la Ciudad Asiática, que ofrece alojamiento de “categoría” para los trabajadores. Los hombres, en su mayoría sin sus familias, están alojados en habitaciones de estilo albergue juvenil, algunos están equipados con salas de juegos y gimnasios otros no cuentan siquiera con una cocina. Los nuevos “hospitales de trabajadores” aún están “en construcción”, dice el gobierno.
La mayoría de los trabajadores tienen un solo día de descanso y hay poco lugares a donde ir. Los centros comerciales son el sitio de paseo preferido, entre otros motivos por el aire acondicionado, algo necesario en medio del agobiante calor del desierto. En 2015 una ley había reglamentado restringir el acceso de los migrantes a la mayoría de los centros comerciales.
Desde que comenzaron los trabajos para la Copa del Mundo que hay denuncias de irregularidades. Recién hace un mes el Gobierno de Qatar ha reformado su normativa de residencia para permitir que los trabajadores extranjeros puedan abandonar el país sin necesidad de pedir una autorización a sus empleadores.
Las limitaciones también alcanzan las viviendas: hasta hace una década, la mayoría de los trabajadores migrantes vivían en la capital y sus alrededores, pero a medida que aumentaron las cifras de migrantes -de 1,1 millones en 2008 a 1.97 millones en 2018- se los había expulsado a enormes campos de trabajo, a menudo en lugares remotos, para hacer espacio a nuevos desarrollos en la ciudad. El Asian Town es una manera de darles lo que piden pero al mismo tiempo de seguir haciéndolos a un lado.