Las Naciones Unidas, a través de la Oficina de su Alta Comisionada para los Derechos Humanos, llamaron este lunes a considerar la actividad sexual sin consentimiento como el estándar para definir un acto de violación.
El llamamiento, basado en la opinión de expertos internacionales, coincide con la celebración este 25 de noviembre del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
El documento de la organización internacional señala que la persistencia de la violación y violencia sexual generalizada y sistemática contra mujeres y niñas demuestra que están “profundamente arraigadas en nuestras sociedades predominantemente patriarcales”. El poder y el control todavía contribuyen a crear un ambiente social que normaliza esta violencia, mientras que los estereotipos sobre papeles de género devalúan a las mujeres.
Sostiene, además, que la violación es uno de los delitos menos denunciados e, incluso cuando se denuncia, rara vez se procesa. Afirma que los sistemas de justicia penal que adoptan definiciones de violación basadas en la fuerza, frecuentemente requieren pruebas de que el perpetrador empleó la coerción y de que la víctima no pudo defenderse.
El texto llama a los Estados a eliminar la brecha entre las leyes nacionales e internacionales sobre violación y violencia sexual, y en particular a revisar sus códigos penales y criminalizar la violación y la violencia sexual aun dentro del matrimonio.
Pide, además, erradicar estereotipos de género discriminatorios, combatir la impunidad, apoyar a las víctimas y protegerlas de manera efectiva durante el proceso legal.
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En el mundo contemporáneo, la violencia contra mujeres y niñas constituye una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas. En general, se manifiesta de forma física, sexual y psicológica e incluye, entre otras cosas, violencia ejercida por un compañero sentimental, violencia sexual y acoso, trata de mujeres, mutilación genital y matrimonio infantil.
La Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, emitida por la Asamblea General de la ONU en 1993, define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer”, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública o en la privada.
La violencia contra las mujeres persigue mantener o incrementar su subordinación al género masculino. Se trata de un problema social actuante en las esferas de lo privado y lo público, y afecta a las mujeres desde el nacimiento hasta las mujeres de edad avanzada. No está confinada a una cultura, región o país específico, ni a grupos específicos de mujeres dentro de la sociedad.