Mauricio Claver-Carone, un abogado conocido en Washington por su defensa del embargo a Cuba y sus críticas a la política de apertura a la Isla, se convertirá próximamente en el nuevo encargado de Latinoamérica y el Caribe en la Casa Blanca, indicó hoy a Efe un exfuncionario estadounidense.
Claver-Carone, un funcionario de origen cubano nacido en Miami y que creció en España y Orlando (Florida), sustituirá pronto a Juan Cruz como director de Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca (NSC, en inglés).
“Es alguien que tiene un gran interés en Cuba, y muchos asumen que puede querer endurecer la política hacia Cuba. La cuestión es si convencerá de ello a (el presidente de EE.UU., Donald) Trump”, dijo hoy a Efe el que fuera director para Latinoamérica en el NSC durante los últimos años de mandato de Barack Obama, Mark Feierstein.
Aunque el NSC no quiso hacer comentarios al respecto al ser consultado hoy por Efe, Feierstein corroboró la información publicada por el diario McClatchy, que adelantó este jueves el nombramiento citando a dos funcionarios estadounidenses.
Ese cambio implica la salida de Juan Cruz, un veterano agente de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) con experiencia en varios países suramericanos, que ha tenido un papel destacado en la política del Gobierno de Trump hacia Venezuela.
El relevo parece responder a la voluntad de John Bolton, que desde abril es el asesor de seguridad nacional de Trump y por tanto dirige el NSC, de “encontrar a gente con la que se sienta cómodo”, opinó Feierstein.
El nombramiento de Bolton, un “halcón” que en 2002 acusó a Cuba de poseer armas biológicas, ya despertó suspicacias en La Habana sobre un posible endurecimiento de la política hacia la isla, y esas sospechas prometen reforzarse con la llegada de Claver-Carone.
Ese abogado, que actualmente ejerce como director ejecutivo de EE.UU. en el Fondo Monetario Internacional (FMI), se labró un nombre entre los círculos de Washington interesados en Cuba gracias a su blog “Capitol Hill Cubans”, donde criticaba ferozmente la política de Obama hacia la isla.
También fue director ejecutivo del comité de acción política US-Cuba Democracy PAC, cuyo objetivo era “promover una transición incondicional en Cuba a la democracia” y el mercado libre, y desde él cabildeaba para oponerse a leyes que pudieran “financiar la maquinaria represiva de la dictadura cubana”.
En noviembre de 2016, el entonces presidente electo Trump le incluyó en el equipo encargado de organizar la transición en el Departamento del Tesoro, donde ya había trabajado como asesor.
Los más críticos con Claver-Carone, que también fue director de la organización sin ánimo de lucro Cuba Democracy Advocates, advierten de que aunque sabe mucho sobre la isla, puede que le falten conocimientos sobre el resto del continente.
No obstante, Feierstein no está tan seguro de que el nuevo funcionario vaya a ser “exitoso” en sus probables intentos de dar nuevos pasos para deshacer la apertura de Obama.
“Un funcionario de la Casa Blanca puede tener autoridad, pero el Gobierno es muy grande y complicado. Los Departamentos de Estado, de Justicia y otros están implicados en diálogos con Cuba que consideran útiles y mutuamente beneficiosos”, recordó Feierstein.
Trump ha restringido el comercio y los viajes a Cuba y ha dejado bajo mínimos su embajada en La Habana en respuesta a los supuestos ataques sónicos sufridos por funcionarios de EE.UU., pero no parece tener apetito por tomar nuevas medidas en ese ámbito.
“Según su entorno, Trump está cómodo con su política actual hacia Cuba”, afirmó Feierstein, quien asegura que el mandatario “ha hablado en privado sobre las oportunidades de negocio” para las compañías estadounidenses en la isla.