Donald Trump afirmó haber sido completamente exonerado por un informe interno del Congreso que alega que el FBI se extralimitó en su capacidad de vigilancia durante las pesquisas sobre la posible relación entre Rusia y la campaña electoral del mandatario.
Sin embargo, el documento también incluye revelaciones que podrían complicar los esfuerzos de Trump y sus aliados por socavar el trabajo del investigador especial Robert Mueller.
El reporte de cuatro páginas publicado el viernes alega que el FBI solicitó una orden de vigilancia para un antiguo colaborador de la campaña de Trump prestando demasiada credibilidad a un exespía británico que había investigado a la oposición con financiamiento demócrata.
Al mismo tiempo, el documento confirma que la investigación sobre posibles lazos entre Trump y Rusia había comenzado en realidad varios meses antes, desencadenada por información relacionada con otro colaborador distinto de la campaña.
Christopher Steele, el exespía británico que recopiló las acusaciones, admitió tener una firme opinión en contra de Trump. Pero también era “fuente del FBI desde hacía mucho tiempo” y tenía un historial creíble, según el informe elaborado por el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, el republicano por California Devin Nunes, y su personal.
La orden que autorizaba al FBI a controlar las comunicaciones del exasesor de campaña Carter Page no fue una petición puntual, sino que fue aprobada por un juez en cuatro ocasiones, según el reporte, e incluso fue firmada por el número dos del Departamento de Justicia, Rod Rosenstein, al que Trump nombró como subsecretario de Justicia.
Trump, sin embargo, tuiteó el sábado desde Florida, donde pasaba el fin de semana, que el comunicado le exoneraba.
“Este memo reivindica totalmente a ‘Trump’ en pesquisa”, tuiteó el presidente. “Pero la Cacería de Brujas Rusa sigue sin cesar. No hubo Colusión y no hubo Obstrucción”.
El material en el que se basaba la petición de la orden judicial no se reveló en el comunicado. Así, su publicación solo avivó una disputa entre partidos sobre cómo interpretar las acciones del FBI y el Departamento de Justicia durante los primeros pasos de la investigación de contrainteligencia que más tarde heredó Mueller.
Aunque los demócratas describieron el informe como poco riguroso, algunos republicanos citaron el documento –publicado pese a las objeciones del FBI y el Departamento de Justicia– para argumentar que la investigación de Mueller tiene prejuicios políticos.
Una lectura más detenida del texto ofrece una imagen con muchos más matices.
“Tras decidir que se quedarían con lo que les fuera bien, el equipo de Nunes escogió un puñado de cosas erróneas para su propio mensaje”, afirmó en un email Matthew Waxman, profesor de derecho de la Universidad de Columbia y exfuncionario gubernamental con Bush.
La acusación central del reporte es que al solicitar en octubre de 2016 la orden para vigilar las comunicaciones de Page, agentes y fiscales no dijeron al juez que la investigación sobre la oposición en la que se basaban las sospechas del FBI había recibido financiamiento de la campaña a la presidencia de Hillary Clinton y del Comité Nacional Demócrata. Page había dejado de asesorar a la campaña en algún momento en torno al final de ese verano.
La investigación de Steele, según el memo del Congreso, “formaba una parte esencial” de la solicitud de la orden. Pero no está claro cuánta o qué información reunida por Steele llegó a esa petición, o cuánto ha sido confirmado más tarde.
Steele trabajaba para Fusion GPS, una empresa contratada en un principio por el grupo conservador Washington Free Beacon para hacer una investigación de oposición sobre Trump. Steele no empezó a trabajar en el proyecto hasta que grupos demócratas se hicieron cargo de los gastos.
Los republicanos afirman que el juez debería haber sabido que había “actores políticos” implicados en las acusaciones que llevaron al Departamento de Justicia a pensar que Page podría ser un agente de una potencia extranjera, una acusación que él ha negado de forma constante y firme.
El FBI expresó esta semana su “grave preocupación” por el memo, que calificó de impreciso e incompleto. Los demócratas dijeron que era una selección a la carta de afirmaciones dirigidas a desprestigiar a las fuerzas de seguridad, y que publicar el documento perjudicaría las labores de inteligencia y seguridad.
En concreto, los demócratas dijeron que era engañoso e incorrecto decir que no se había informado al juez sobre las posibles motivaciones políticas de los que financiaban la investigación de Steele.
Más allá de eso, sin embargo, el reporte confirma que la investigación de contrainteligencia del FBI sobre la campaña de Trump comenzó en julio de 2016, meses antes de que se pidiera esa orden de vigilancia. El caso se abrió debido a una información sobre el asesor de campaña George Papadopoulos. Él se declaró culpable el año pasado de mentir al FBI.
La confirmación sobre Papadopoulos es “el hecho más importante revelado en este memo por lo demás chapucero”, afirmó el representante por California Adam Schiff, el demócrata de mayor jerarquía en el comité de la Cámara de Representantes, en un tuit el sábado en respuesta a las afirmaciones de Trump de que el documento le exoneraba.
Las fechas dejan claro que otros colaboradores de Trump aparte de Page, que trabajó poco tiempo en la campaña y no estaba en el círculo interno de Trump, habían llamado la atención de las autoridades. El documento tampoco señala que Page había estado en el radar del FBI unos años antes dentro de otra investigación de contrainteligencia sobre la influencia rusa.
La publicación del reporte coincide con un esfuerzo de Trump y varios congresistas republicanos para desacreditar la investigación de Mueller. Sus pesquisas se centran no sólo en si la campaña de Trump se coordinó con Rusia, sino también sobre si el presidente intentó obstruir a la justicia.
AP / OnCuba