Que las redes sociales se han convertido en parte integral de la vida de los adolescentes estadounidenses (y no solo) no sería novedad alguna. En efecto, alrededor del 88 % de los muchachos y muchachas de entre 13 y 17 años de este país tienen acceso a una computadora de mesa o a una laptop.
El porcentaje varía ligeramente según el origen étnico y los ingresos de la familia. En 2018 el 90 % de los adolescentes blancos no hispanos tenían acceso a una computadora, cifra algo inferior en el caso de los adolescentes negros no hispanos (89 %). Aproximadamente, entre el 97 % y el 93 % de las niñas y los niños, respectivamente, tenían acceso a un teléfono inteligente.
Como era de esperarse, en general los adolescentes estadounidenses hoy están muy bien conectados y hacen la mayoría de las actividades en línea, sobre todo mediante teléfonos celulares. El problema es la excesiva cantidad de horas que interactúan con la pantalla, lo cual resta tiempo a experiencias de socialización en persona y afecta incluso sus condiciones emocionales y cognitivas, su capacidad de concentración y aprendizaje; y, además, genera un registro de acceso masivo o directamente público de su propia intimidad.
El Comité Judicial del Senado de EE. UU. acaba de efectuar una audiencia sobre riesgos y efectos de las redes sociales entre niños y adolescentes, titulada “Las grandes tecnologías y la crisis de explotación sexual infantil en línea”.
Los estudios
Diversos estudios retratan la naturaleza del problema. De acuerdo con uno de ellos, el 97 % de los adolescentes de Estados Unidos entran a Internet todos los días, un incremento del 5 % respecto a 2014-15. Una encuesta nos dice que el 51 % han creado, al menos, una cuenta en una red social determinada.
Ese estudio del Pew Research Center arrojó que YouTube sigue marcando el paso entre los adolescentes. Aproximadamente 9 de cada 10 afirman usarla, lo que la convierte en la plataforma más socorrida. TikTok, Snapchat e Instagram siguen siendo populares entre ellos: la mayoría de sus usuarios de entre 13 y 17 años dicen que usan TikTok (63 %), Snapchat (60 %) e Instagram (59 %).
Facebook alguna vez dominó el panorama de las redes sociales entre los adolescentes, pero según el estudio ha caído del 71 % en 2014 al 33 % en el día de hoy. X, que hasta julio de 2023 se llamó Twitter, también ha visto reducirse su cantidad de usuarios en este rango de edad, aunque a un nivel menos grueso que Facebook.
Estos estudios subrayan que el uso de sitios y aplicaciones por parte de los adolescentes ha cambiado bastante poco el último año. La proporción de adolescentes que utilizan esas plataformas se ha mantenido relativamente estable desde la primavera de 2022.
En cuanto a sus efectos sociales, los senderos se bifurcan. Para una línea de pensamiento, que aquí denomino los simpatizantes, las redes sociales permiten a los adolescentes crear identidades online, chatear con otras personas y construir relaciones sanas. Esto, enfatizan, puede ayudar en especial a quienes carecen de apoyo emocional o se sienten solos. O a los que están pasando por un momento estresante, en especial los pertenecientes a grupos como las minorías raciales o la comunidad LGBT+. Asimismo, sostienen que el uso de estas plataformas puede ayudar a los adolescentes propensos a la depresión a mantenerse conectados con los demás.
Pero para otra línea de pensamiento, que llamaré los críticos, esas redes pueden tener efectos perversos sobre los adolescentes, empezando por la distracción de las tareas escolares y el alejamiento de las actividades familiares y sociales por ensimismamiento excesivo. También pueden conducir a inducirles informaciones/ideas segadas o falsas. Y, sobre todo, exponerlos a la acción de depredadores sexuales en línea. O al ciberacoso y, por tanto, al riesgo de padecer problemas de salud mental como ansiedad y depresión. Todo eso suele venir apuntalado por hallazgos empíricos, como los de un estudio centrado en adolescentes de 12 a 15 años que pasan 3 horas al día usando las redes sociales, lo cual se relacionó con mayor riesgo de tener problemas de salud mental.
Por su parte el doctor Vivek Murthy, el actual cirujano general de Estados Unidos, en mayo de 2023 emitió una advertencia sobre los peligros de las redes sociales para niños y adolescentes. Si bien se necesita más investigación para comprender completamente sus efectos, subrayó, “existen amplios indicadores de que las redes sociales también pueden tener un profundo riesgo de daño a la salud mental y el bienestar” de muchachos y muchachas.
Por otro lado, en términos de autopercepciones grupales, muchos adolescentes suelen creer que las redes sociales afectan negativamente a los demás y no tanto a ellos mismos. Alrededor del 32 % cree que han impactado negativamente a sus compañeros.
Pero es más probable que crean que las redes han tenido algún tipo de impacto positivo. Un tercio de los que las utilizan sienten que han sido influenciados de forma positiva.
Sin embargo, la mayor proporción de adolescentes que utilizan las redes sociales afirmaron que no se han visto afectados ni positiva ni negativamente.
En cuanto a sus usos, para la mayoría de las personas, incluidos los adolescentes, las redes sociales constituyen un lugar para liberarse del estrés y socializar con los demás.
El 38 % de los adolescentes dijeron estar muy abrumados por los acontecimientos en las plataformas de redes sociales. Aproximadamente 3 de cada 10 se sintieron excluidos de sus amigos en lo que está de moda, mientras que el 29 % sentía que las actividades de sus homólogos etarios los estaban presionando para publicar contenidos que generarían muchos likes y comentarios.
Los estados republicanos
En marzo de 2023 dos leyes aprobadas por el legislativo de Utah se colocaron frente al problema estableciendo, primero, que los menores de edad necesitarían el consentimiento de sus padres para usar redes sociales como Instagram o TikTok. Y, segundo, decretando una suerte de toque de queda: no podrían utilizarlas de 10:30 p.m. a 6:30 a.m. Ambas leyes fueron firmadas por el gobernador republicano, Spencer Cox.
Utah se convertiría así en el primer estado en imponer límites que tratan de lidiar con los trastornos que puede provocar el uso excesivo de las redes en los más jóvenes.
Como siempre ocurre, no estuvo solo en el empeño. Los congresistas de Ohio legislaron ese mismo mes que ciertas empresas online tenían que obtener el consentimiento de los padres de los menores de 16 años antes de que estos pudieran abrir una cuenta. Esta movida se produjo después de que James Woods, un estudiante del último año de la Escuela Secundaria de Streetsboro, se suicidara por haber sido víctima de una sextorsión.[1] El Departamento de Seguridad Nacional investigó más de 3 mil denuncias en este sentido en el año fiscal 2022.
Al mes siguiente, en abril de 2023, la gobernadora de Arkansas, Sarah Huckabee Sanders, exsecretaria de Prensa de la Administración Trump, firmó un proyecto de ley imponiendo una edad mínima para el uso de las redes. La legislación, conocida como Ley de Seguridad de las Redes Sociales, tiene como objetivo, según sus defensores, dar a los padres más control sobre el uso de las redes por parte de sus hijos.
Requiere, además, que las empresas que ofrecen esos servicios verifiquen la edad de los nuevos usuarios, y que si estos son menores de 18 deban obtener consentimiento de los padres antes de permitirles crear una cuenta. Para realizar las verificaciones de edad, la ley se remite a empresas de terceros a fin de confirmar la información personal de los usuarios; por ejemplo, una licencia de conducir o una tarjeta de identidad con fotografía.
La más reciente regulación de ese tipo es la de Florida. El pasado 24 de enero sus legisladores presentaron un proyecto de ley prohibiendo que las plataformas de redes sociales permitan a cualquier menor de 16 años tener una cuenta, y exigiendo verificar su edad.
El proyecto fue aprobado por la Cámara con una votación de 106 contra 13. Ahora se dirige al Senado, controlado igualmente por los republicanos.
“Estas dosis de dopamina [de las redes sociales] son tan adictivas que son como un fentanilo digital”, dijo Fiona McFarland, una legisladora estatal republicana que copatrocinó la legislación. “El padre más conectado o el adolescente más sintonizado tiene dificultades para cerrarle la puerta a esas características adictivas”.
Otro estados como Texas y Luisiana han presentado legislaciones similares.
Las impugnaciones
El punto es que esas leyes no podían sino chocar con la resistencia de actores sociales e institucionales al ser consideradas, entre otras cosas, violaciones a la constitucionalidad. Digamos para empezar que la ley pionera, la de Utah, entraría en vigor en marzo próximo, pero ahora mismo está enfrentando reclamaciones legales de distinta naturaleza.
El grupo de derechos digitales The Electronic Frontier Foundation exigió vetarla con el argumento de que la verificación de la edad “infringiría los derechos de los adolescentes a la libertad de expresión y la privacidad”. Argumentó además que un aspecto peligroso sería recopilar más información sobre los adolescentes mediante el proceso de verificación. Por su parte NetChoice, cuyos miembros incluyen TikTok, Meta (matriz de Facebook) y X, presentó otra demanda afirmando que esa ley, si se aprueba, violaría los derechos constitucionales de los habitantes de Utah.
La de Arkansas, llamada a entrar en vigor el 1ro de septiembre de 2023, fue bloqueada por un juez federal después de que la misma NetChoice, solicitara una orden judicial preliminar. La entidad demandó al estado por violar la Primera Enmienda. Y recientemente presentó una moción que cree que “emitirá una decisión final sobre su constitucionalidad sin enviar el caso a juicio’.
En cuanto a Ohio, la ley debió entrar en vigor el 15 de enero, pero está en suspenso después de que otro grupo que representa a las empresas de redes sociales presentó una demanda federal. El juez del Tribunal de Distrito de Estados Unidos, Algenon Marbley, emitió una orden de restricción temporal que impide su implementación. Esto ocurre después de que NetChoice presentara una demanda desafiando precisamente la constitucionalidad de la movida.
Las preocupaciones sobre problemas de salud mental y la vulnerabilidad de los menores frente a los depredadores sexuales online son reales. Recorren ambos lados del pasillo político. Está por verse si el bipartidismo las resuelve. El Congreso tiene la palabra.
[1] La sextorsión es un delito on line que ocurre cuando un adulto se hace pasar por un adolescente para convencer a una víctima de compartir fotografías sexuales o hacer actos sexuales frente a la cámara.