Estudió diseño informacional en el Instituto Superior de Diseño de La Habana, graduación de 2009. Comenzó la vida laboral dedicada al diseño editorial, de identidad corporativa y en campañas publicitarias para instituciones culturales en La Habana, ciudad donde reside.
Actualmente, Yailín Alfaro (La Habana, 1983) alterna el diseño con el oficio de fotógrafa, actividad que la ha ido ganando, hasta convertirse en su verdadera pasión. Aunque ha incursionado en varias especialidades fotográficas, los mayores logros los ha conseguido en la foto de espectáculos, rubro donde, por consenso, ha ido escalando a posiciones de primer nivel.
Es autora de los libros fotográficos Ballet Nacional de Cuba en tres tiempos (Ocean Sur, 2018) y Danza en Cuba (Ocean Sur, 2019); además, ha compilado el título Alicia Alonso, una mirada a su vida a través del lente (Ocean Sur, 2019).
Hasta el momento ha realizado exposiciones personales con la temática de la danza en Serbia, Chipre, Italia y España; también sus obras han integrado muestras colectivas en Estados Unidos.
Hoy por hoy se desempeña como fotógrafa y diseñadora en el semanario cubano Opciones, en la Redacción Digital de Cubavisión Internacional y es foto fija de los programas musicales del Canal Cubavisión. Forma parte del catálogo de arte cubano de la revista Cubaplus.
Yailín ha escogido cinco de sus fotos para compartirlas con los lectores de OnCuba. Aquí se cuenta y nos cuenta.
Ejerzo este oficio desde el año 2011 cuando, casi por casualidad, llegué a la oficina de un reportero gráfico de la Agencia AFP, para diseñarle su primer libro de fotografías. Al mirar mi dossier, él puso su atención en una carpeta en formación donde yo atesoraba mis primeras fotos. Me dijo: “¿y por qué diseño y no fotografía?”.
Aunque me asombró su pregunta, mis ojos se iluminaron, y desde ese minuto el llamado “bichito” que nos corre por el cuerpo cuando amamos hacer algo, nunca más volvió a apartarse de mí. Gracias a ese fotógrafo me inserté en este mundo, donde aprendí a capturar imágenes con el lente en una mano y el corazón en la otra.
Me gusta pensar que soy una fotógrafa de ballet, como algunos me dicen, aunque amo la fotografía en toda su amplia dimensión, y me apasiona la idea de explorar nuevos horizontes en este inagotable campo. Reconozco que tomar fotos en el ballet, o en el circo, —tras bambalinas, en camerinos, en ensayos o en clases—, buscando aquello que no logramos ver desde la platea, se ha convertido en mi “marca” como artista.
Amo tomar fotos porque, a diferencia del video, la cámara capta un instante único y preciso que no hay forma posible de expresar con cien movimientos.
El universo de la fotografía es infinito, sobre todo cuando se hace desde el corazón.
De la serie Peregrinación Virgen de la Caridad
En 2011, justo cuando comenzaba a tomarme “en serio” la fotografía, y, a la vez, el fotoperiodismo, llegó la noticia de que la representación de la Virgen de La Caridad del Cobre haría su entrada a la Habana por Madruga, para luego seguir su peregrinación hacia importantes lugares de la capital. Anduve en el recorrido por trece sitios distintos, junto a miles de fieles que cantaban alabanzas en su honor y portaban velas. La Plaza de la Catedral, emblemático lugar para todos los cubanos, fue el último punto del itinerario. Fuimos pocos los afortunados en estar allí la noche del 28 de diciembre, cuando hizo su entrada Cachita, como llamamos cariñosamente a la virgen los cubanos. En esa ocasión hubo una hermosa velada cultural. La imagen capta un instante del cierre de la peregrinación de la Virgen por la ciudad. Muchos fueron los momentos emotivos vividos en compañía de nuestra Patrona, que nos llenaron de fe y de esperanza.
De la serie En attendant
Esta foto es parte de una amplia colección de capturas de ballet realizadas a lo largo de mi carrera, y que constituyen mi sello identitario. Tras el telón o En Attendant, que en francés significa “a la espera”, atrapa el instante justo en que las bailarinas se alistan para enfrentarse al público. Los camerinos, tras bambalinas, y desde el ángulo de alguna de las patas del teatro, han sido mis sitios favoritos para hacer los registros durante estos doce años. Fue justamente en los teatros donde pasé gran parte de mi niñez y adolescencia estudiando baile español, y nunca más pude despojarme de la magia de estos lugares, ahora traducidos a imágenes estáticas a través de mis fotos de cuanto espectáculo ocupe un escenario.
De la serie Gente de la montaña
No me considero una experta en fotos de la Naturaleza, difícil especialidad. En el año 2019 tuve la suerte de participar en un evento de esa modalidad en Topes de Collantes, y esta imagen del niño mirando un naciente curujey formó parte de mis propuestas de resultados finales al evento. No obtuvo premio alguno; dicho sea de paso, no me gustan los concursos. Desde entonces no he podido olvidar el rostro inocente y feliz de este pequeño ante el prodigio de un nuevo alumbramiento. Él nació allí, en medio de la exuberante naturaleza y lejos de la escuela rural y de otros niños con quien jugar.
Aldo López Gavilán
La música forma parte importante de mi vida. Funciono mejor a través de ella. La consumo, la disfruto y, afortunadamente, desde hace varios años también la incluyo dentro de mis temas recurrentes. Esta vez retraté a Aldo López Gavilán, uno de los mejores pianistas de nuestro país. Su concierto fue una motivación perfecta para agarrar la cámara e irme, una vez más, al teatro.
Compañía Acosta Danza
Fue tomada en una función de la Compañía Acosta Danza, y se utilizó como base para la portada de mi segundo libro fotográfico, Danza en Cuba; marca un cambio de perspectiva en mi modo habitual de tomar instantáneas de los espectáculos, siempre detrás del telón. De aquí se derivan una serie de fotos tomadas frente al escenario. Esta vez estuve sentada y en platea.