En el barrio madrileño de Tetuán se encuentra el Pepe Herrera Taller Gráfico, una institución de edición y estampado de obras originales seriadas en la técnica de serigrafía, que más parece, por su asepsia, un laboratorio clínico, y por su elegancia, la antesala de un hostal boutique.
El pequeño pero eficiente y prestigioso imperio es gestionado por dos personas, el artista que le da nombre y Grissel Hart, compañera de vida de Pepe, relacionada con el mundo de la serigrafía desde que trabajara en el Taller René Portocarrero, de La Habana, institución fundada en 1982.
Pepe Herrera (Santa Clara, 1958) comenzó los estudios de artes plásticas en su ciudad natal, y los concluyó en el entonces Instituto Superior de Arte (hoy ISA Universidad de las Artes), en La Habana. Antes de dedicarse al mundo de la serigrafía, se desempeñó como docente, labor que alternó con la creación de una obra pictórica.
Según se consigna en su currículo, ha participado en más de 80 exposiciones colectivas, y ha mostrado su trabajo, de forma individual, en doce ocasiones.
En Cuba, España, Italia, Ecuador, Inglaterra, Estados Unidos, Bolivia y Puerto Rico se ha conocido su arte, por el que ha obtenido galardones como el Primer Premio del Concurso de Grabado Latinoamericano “La Joven Estampa”, de Casa de las Américas, y el Premio a la Muestra Cubana en la Primera Bienal de Pintura Jaume Guasch, de Barcelona.
Su obra pictórica se encuentra en prestigiosas colecciones públicas y privadas, como el Museo del Grabado de Marbella, la Fundación Vicente Ferrer, Isaac & Sonia Luski Foundation, la Caja Castilla La Mancha, el Club Financiero de Vigo y la Fundación Jaume Guasch.
Según Aldo Menéndez, el Pepe Herrera Taller Gráfico se ha instalado entre los tres talleres artísticos más prestigiosos de Madrid.
Una tarde del pasado mayo tuve la oportunidad de visitarlo. Allí, entre tazas de café, pactamos este diálogo.
Te graduaste en el Instituto Superior de Arte de pintura, ¿cómo te convertiste en serígrafo?
Allá por el año 1983, como profesor en la Escuela de Arte de 23 y C, supe de la creación del Taller de Serigrafía René Portocarrero, perteneciente al Fondo Cubano de Bienes Culturales. Al principio combiné la labor docente con el trabajo del taller, hasta que decidí dejar la enseñanza y dedicarme por entero a la serigrafía.
En los comienzos todo era nuevo, ya que como estudiante no recibí formación serigráfica, así que fui aprendiendo sobre la marcha, asumiendo trabajos muy simples hasta llegar a realizar obras más complejas, todo ello bajo la dirección de Aldo Menéndez y el respaldo de creadores como Salvador Corratgé y Eladio Rivadulla, y con el apoyo de un grupo de jóvenes artistas egresados de Bellas Artes. Así fue como el taller se convirtió en un gran centro cultural de la plástica de aquel tiempo.
Fueron años en los que trabajamos con mucha ilusión. Gracias a los encuentros internacionales de serigrafía artística que organizaba cada año el Fondo Cubano de Bienes Culturales, nos relacionamos con figuras internacionales como Rafael Canogar, Carlos Cruz Diez, Secundino Hernández, Jorge Galindo, André Butzer, Luis Feíto, Luis Cruz Azaceta, Martín Chirino, Cundo Bermúdez, Alberto Corazón, Iván Larra, Elvira Bach, Alfonso Albacete, Juan Alcalde, Joaquín Capa, Waldo Balart, Gustavo Pérez Monzón, Dagoberto Rodríguez, Aimeé Joaristi, Antón Patiño, Ivonne Ferrer, Luis Cabrera, Eduardo Roca (Choco)…; también hemos realizado proyectos para algunas editoriales y galerías, como Arte y Naturaleza, Fundación Mariano Rodríguez, Múltiplo Panamá, Panamerican Art Projet, The Global Art Company, ArtNexus, Fundación Laxeiro, etc.
¿Cómo se funda el Taller René Portocarrero de Cataluña?
En 1988 Aldo Menéndez, con el patrocinio de la Fundación Jaume Guasch y el FCBC, nos encarga a Israel León y a mí la creación del taller de serigrafía en Barcelona, que se llamó René Portocarrero II.
A pesar de su corta existencia llegamos a realizar obras de importantes artistas catalanes. Este taller estuvo funcionando hasta el año 90.
¿A qué se debió que durara tan poco tiempo?
A que se apagó el entusiasmo de los promotores.
¿Durante tu trabajo en este taller abandonaste la pintura o pudiste alternar ambas manifestaciones? ¿Hiciste serigrafías a partir de tus obras?
En mi carrera artística siempre he combinado la pintura con la obra gráfica. He participado en gran cantidad de exposiciones individuales y colectivas, tanto de obra original como de serigrafía. Desde hace unos años me dedico exclusivamente, en mi taller de Madrid, a la edición y estampación de obra gráfica original para otros artistas.
¿En qué año te trasladas a Madrid, donde fundas una tercera institución dirigida a la gráfica, el Pepe Herrera Taller Gráfico?
Nos radicamos en Madrid en el 2000, y en 2002 fundo aquí el taller, dedicado a la edición y estampación de obra gráfica original. Está concebido como un espacio polivalente, donde los artistas pueden participar del proceso creativo, y sirve, a su vez, de punto de encuentro entre artistas de diferentes ámbitos.
Hemos editado y estampado obras para muchos artistas de renombre, entre los que cabe señalar a Rafael Canogar, André Butzer, Luis Feíto, Luis Cruz Azaceta, Martín Chirino, Cundo Bermúdez, Alberto Corazón, Iván Larra, Elvira Bach, Alfonso Albacete, Juan Alcalde, Joaquín Capa, Waldo Balart, Gustavo Pérez Monzón, Dagoberto Rodríguez, Aimeé Joaristi, Antón Patiño, Ivonne Ferrer, Luis Cabrera, Eduardo Roca (Choco)…; también hemos realizado proyectos para algunas editoriales y galerías, como Arte y Naturaleza, Fundación Mariano Rodríguez, Múltiplo Panamá, Panamerican Art Projet, The Global Art Company, ArtNexus, Fundación Laxeiro, etc.
Entre las obras impresas en el PHTG, se nota la presencia de artistas cubanos de primer nivel: Cundo Bermúdez, Cruz Azaceta, Luis Cabrera, Carlos García, Gustavo Acosta, Rubén Rodríguez y Pepe Franco, entre otros. ¿Has exhibido en tus instalaciones la colección cubana del catálogo? ¿Con cuáles artistas cubanos te gustaría trabajar, ya porque admires sus obras, ya porque te unan a ellos afinidades personales?
Uno de mis objetivos siempre ha sido que el taller sea un centro permanente de exposiciones donde se muestren las obras realizadas aquí. Continuamente estamos exponiendo en la galería del taller los últimos trabajos realizados. Reconozco que he tenido el placer de trabajar con muchos artistas a los cuales admiro y con los que me une una gran amistad. Trabajé con Tomás Sánchez en el Portocarrero de La Habana, y, desde hace algunos años, tenemos entre manos el proyecto de hacer una edición con su obra, que siempre, por varias razones, hemos ido postergando. Confío en que más pronto que tarde logremos realizar el proyecto.
En 1986 se exhibió en La Habana una notable muestra de obras impresas en el taller parisino de Wifredo Arcay (1925-1997). Como sabes, Arcay fue un importante pintor cubano concreto, muy influyente en el desarrollo de la serigrafía, al punto de que su valiosa obra ha quedado medio sepultada por el servicio que hizo a otros artistas al reproducir sus originales. ¿No temes que te suceda algo parecido?
Conocí a Arcay en la visita que hizo en aquella ocasión a La Habana, y siento una gran admiración por su trabajo. Nunca me he planteado este dilema que apuntas; disfruto con mi trabajo, con la complicidad de los artistas, e intento que cada obra que realizo satisfaga las necesidades de los mismos. Mi filosofía de trabajo se basa en la pasión con que asumo cada proyecto y la colaboración con los creadores.
¿Qué papel ha jugado Grisell Hart, tu compañera en la vida, en los proyectos artísticos relacionados con la serigrafía?
Grisell y yo nos conocimos cuando ambos laborábamos en el taller Portocarrero de La Habana, y actualmente formamos un equipo de trabajo; compartimos proyectos y experiencias en el campo editorial. Ella consigue que el taller funcione como una empresa viable, y se encarga, además, del fondo de obras, catalogación y archivo.
¿Estarías dispuesto a mostrar lo más sobresaliente del catálogo del PHTG en el Museo de Bellas Artes de La Habana?
Si en algún momento surgiera la disposición y los medios necesarios para realizarlo, sería una buena oportunidad para que se conociera el trabajo del taller y la obra de muchos artistas de los que apenas se tiene noticia en Cuba.
A lo largo de estos años la serigrafía ha evolucionado en cuanto a soportes, materiales, tintas, han llegado a conseguirse resultados que en nuestros inicios era difícil imaginar. Me gustaría que pudiera apreciarse allí, a través de las obras impresas, las dificultades técnicas y los resultados obtenidos en cada una de ellas.
Luego de 22 años de trabajo intenso, ¿cómo crees que se percibe tu taller?
El prestigio del PHTG ha ido forjándose con el trabajo a través de los años, y con el aval de los artistas con los que he interactuado profesionalmente. Se reconoce la labor del taller, también por las instituciones, y eso es gracias al esfuerzo de cada día y al empeño de intentar llevar al máximo grado de excelencia a mi alcance, el reto que asumo con la elaboración de cada pieza.
Un excelente profesional, artista y ser humano. Me lo recomendó Ivonne Ferrer y no será la primera vez que trabajemos juntos!