Niño Saquito, Elena Burke, La Orquesta Hermanos Avilés y Faustino Oramas han sido alguno de los objetivos del investigador holguinero Zenovio Hernández Pavón (Báguanos, 1959). Lo conocí en la emisora provincial de Holguín, a donde le veía llegar con su paso sencillo y su carácter silencioso para ofrecer charlas sobre este o aquel tema concerniente a la música. Aunque no ha estudiado instrumento o teoría alguna, su vida transcurre y se mantiene motivada por esta manifestación.
Graduado en dirección de radio y tv en la filial holguinera del Isa, el método de trabajo de Zenovio consiste en realizar entrevistas, acopiar información, cotejarla con diversas fuentes y armar una gran cronología de la cual va sacando capítulos para lograr así sus libros, que ahora aprovechan el formato digital, según me cuenta.
Como lleva años en el empeño y debido a que esa labor le ha ganado algunas frases alentadoras de otros especialistas, quise hacerle preguntas para que le conocieran. Zenovio las respondió a su manera, agobiado por los apagones y la poca carga en la batería del teléfono. Envía texto y fotos gracias al auxilio de una sobrina. Aquí, las respuestas.
Alternativa Amazon
Ante las limitaciones para poder publicar mis libros en Cuba en estos últimos años, he encontrado una buena alternativa en Amazon. A través de ella se promocionan internacionalmente mis estudios de corte biográfico sobre Ñico Saquito, El Guayabero, Elena Burke y desde hace un par de semanas el titulado Miguel Matamoros. Un desafío al tiempo. Algunos estudiosos de la música cubana, como el maestro Cristóbal Díaz Ayala, han elogiado el que realicé con el nieto de El Guarachero de Cuba, pero el de Elena, que fue la cancionera preferida de varias generaciones de cubanos, parece haber interesado más a los lectores, sobre todo de la Isla. Varios me han escrito preguntando si se publicará en Cuba y les he respondido que la editorial Ediciones Cubanas de ARTEX me ha firmado contrato. Ojalá pronto llegue a los lectores que más me interesa lean mis libros y valoren el trabajo que como investigador profesional he venido desarrollando con pasión y gratitud a muchas personas e instituciones que han estimulado mi vocación.
Ediciones Holguín/Ediciones Oriente/Agradecimientos
En primer lugar la Empresa de la Música de Holguín, la cual me paga un salario y me brinda algunas facilidades para desarrollar esta labor. Por supuesto, el patrimonio local ha sido el centro de cerca de una veintena de libros que en la mayoría he realizado con otros investigadores y amigos que he nucleado a mi alrededor. De los libros de temática holguinera, el de El Guayabero ha sido el mejor acogido, pues el llamado “Último Juglar de la Tradición Cubana”, con esa peculiar personalidad y estilo sentó cátedra en el ámbito de la música con humor. Lo entrevisté en varias ocasiones para la radio y esas grabaciones fueron el punto de partida para el libro, pues luego de conformar una gran cronología, los capítulos de su vida fueron fluyendo con facilidad. Sin embargo, no lo pude publicar en su ciudad natal.
Ediciones Holguín, institución en la que me forjé como investigador y a la cual le agradezco mucho, me mostró un dictamen firmado por un notabilísimo historiador, el cual señalaba un error detectado en una fecha histórica y la falta de profundidad a la hora de reseñar la infancia del trovasonero, lo que impedía su publicación. Enmendé la fecha, esperé al año siguiente y como nuevamente fue desechado, me fui a la Editorial Oriente, un sello de mucho prestigio que lo aceptó con beneplácito y cuya edición tuvo una favorable acogida en toda Cuba. Con esta casa luego publiqué un libro sobre Barbarito Diez y ya está listo para imprimir el dedicado a Ñico Saquito, el cual realicé con uno de sus nietos. Éste, ante las dificultades actuales de la poligrafía cubana, realizó las gestiones para su publicación en Amazon.
Crisis/patrimonio musical
Durante las dos primeras décadas del Nuevo Milenio, realmente Cuba vivió un período de esplendor en el mundo editorial. La extensión a todas las provincias de nuevos sellos dieron una contribución importante a la cultura del país, sobre todo aportando una verdadera pléyade de nuevos hacedores de las Bellas Letras, su principal misión. No soy el más indicado para hacer críticas, pues en ese boom fui muy favorecido, sin embargo dada la importancia de la música en la cultura cubana, tengo que decir que en ese lapso de tiempo, sobre todo en provincias, poco se hizo y se hace por promover lo mejor de su patrimonio musical desde estas instituciones. Ya ni siquiera existen concursos que incluyan géneros como biografía, testimonio u otros donde generalmente se exponen los resultados de esas investigaciones.
Figuras provinciales/editoriales de provincia
Dada la escasez de publicaciones de música, concebí una serie de reseñas sobre importantes figuras que las provincias han aportando al ámbito musical nacional e internacional. Pude publicar las de Las Tunas, Holguín y Manzanillo, mientras que Ediciones Matanzas ni siquiera me ha hecho llegar el dictamen sobre Matanceros en la música cubana; por su parte, Ediciones Ávila me exigía agregar un grupo de figuras y agrupaciones, que me resultaba imposible sin una estadía de meses en ese territorio. Tampoco era la pretensión agotar el tema, ni realizar la historia de la música en esos territorios. Terminé por interrumpir la serie y dedicar mis energías y mis ahorros en otros proyectos.
Estas son algunas de las dificultades y adversidades que he enfrentado en mi desempeño como investigador profesional de la música, pudiera detenerme en otras como la falta de dietas y recursos, pero si uno ama su trabajo y se siente útil hay que crecerse, buscar financiamiento, estudiar, buscar asesoría y saber defender sus ideas. No estudié musicología ni instrumento alguno, pero desde 1986 empecé a escribir sobre música, he ido priorizando el estudio y promoción de los compositores y autores de la música popular cubana. Esa labor sistemática en la radio y mis búsquedas en la prensa periódica me ha permitido confeccionar un diccionario de compositores cubanos que espero esté pronto también disponible en Amazon.
Los años
Ya cumplí 63 años, las pandemias que nos asolan y los avatares de la vida, han ido minando mi salud y mis fuerzas. No obstante, espero poder concluir mi estudio acerca de la trova del son y algún otro sobre figuras notables de la música cubana. Trabajaba febrilmente en Olga Guillot. Una reina en su Isla, un acercamiento al quehacer artístico y la vida de esta en Cuba, pero su hija me ha enviado un documento de sus abogados que me ha detenido. Empeñada en defender la imagen y las memorias que dejó la admirada Reina del Bolero —las cuales promete publicar en su centenario— han terminado por frenar mi ímpetu. Por lo menos por ahora, porque como no me mueve afán de lucro, a lo mejor busco en el futuro alguna nueva vía para dar a conocer mi investigación. Pese a las leyes que Olga María arguye no podrá detener las múltiples visiones que sobre su progenitora circulan en libros como Tres Tristes Tigres, de Cabrera Infante y en infinidad de publicaciones y audiovisuales, en muchos de los cuales, la cancionera refleja sus excelsas cualidades musicales y también flaquezas humanas que nunca faltan en todo mortal.
Aunque éste y otros de mis estudios guardados celosamente en mi archivo nunca circulen públicamente son parte de mi vida, de mi afán de conocer y de compartir esos conocimientos que confirman cuán grande es el tesoro musical de la mayor de las Antillas. Sí, ha valido la pena dedicar mi vida a su defensa.