La parte más morosa de mí, la que menos podría andar sin mi cuenta, es decir, yo, acaba de llegar a Miami. Pero otras partes habían llegado antes. Mi padre, ese plusmarquista de la vida. Mis amigos, sus furiosas presencias.
He intentado a cada segundo, con histérico silencio, interpretar lo que sucede. Pero los gritos cavernarios –el simple desconcierto– no me dejan oír lo que tengo que decirme. Como un video armado no sobre movimientos, sino sobre fotos fijas que se relevan, he visto consecutivas postales de mí, una detrás de otra, y ningún cintillo tengo para ellas.
Miré a miles de pies, y vi nubes, manchas verdes, cosas carmelitas, líneas rectas y curvas, la áspera inmensidad (que aprieta, lo infinito oprime), y una fijeza azul como un brochazo sobre la nada, como si encima de la nada se pudiera pintar.
Pasé por pasillos fríos donde los pasos resonaban, salas con cristales, inspecciones de aduana, y tuve miedo. Un miedo que no era mío, un miedo que no me pertenecía, porque yo no tenía por qué temer, pero que ahí estaba. El miedo que no tenía con quién entrar a los Estados Unidos y que vino con sus cortas patas, me tomó de la mano y preguntó –sin titubear, como miedo que es– si lo podía pasar. Lo tomé de la mano y lo pasé, qué más da. Yo sabía que ese miedo era el miedo de todos nosotros. El brochazo que colorea nuestra nada.
Me hicieron preguntas. Nada extraordinarias. Relevantes, si acaso, por mi propia cobardía, no por la agudeza de los que preguntaban. Me miraron, creo, la barba: mi cómica barba de un año. Salí afuera. Mi padre lloró. Yo lloré. Un tipo nos miró con indiferencia. Yo se lo agradecí.
Me pregunté, a medida que avanzábamos por un express way, si no era demasiado haber llorado. A fin de cuentas, me dije, yo llevaba sin ver a mi padre solo un año y fracción (nos hemos separado el tiempo de una barba). Hubo gente que nunca se vio. Hubo gente que se vio tres décadas más tarde, cuando ya eran otra cosa, puras sombras, quebrantos sin bálsamos posibles.
Pensé que el dolor de cada cual es el dolor de cada cual, y que un dolor no se mide por otros dolores. Pero pensé, también, que un dolor es solo comprensible, o digno de contar, si forma parte de otros dolores. Pensé que la ecuación personal merece resolverse únicamente si puede despejar también la solución de las ecuaciones ajenas. No llegué a una conclusión precisa sobre nada de esto. O quizás a una sola: a que ciertas cuentas siempre me dejan resto, números con coma.
He visto tantos carteles que no he visto ninguno. Vi el rostro de Magic Johnson en la puerta de un ómnibus. Magic Johnson me miraba con esa risa suya y seguía de largo. He visto caras de abogados en pancartas publicitarias, y he pensado en qué piensa alguien que aparece en una pancarta cuando ve su propia pancarta.
Visité una tienda, y los colores entraron por mis ojos y empezaron a comerme las pupilas. Mis ojos eran dos túneles y los colores, a su vez, interminables expresos que viajaban apurados hacia el centro de mi desconcierto para desembarcar allí, en andenes polvorientos y oxidados, todo aquel cargamento suculento y chillón.
Mi padre me ha comprado chucherías. Me ha dicho que él sabe que me gustan. Le he dicho: quiero esto. Me ha dicho: sí, claro, tómalo. Me he encerrado en tres casas distintas, a deshuesar la compañía de mis íntimos. He estado al borde de la tristeza, y con gusto me hubiera sumergido en ella si no fuese porque ya sería, la tristeza, demasiado egoísmo. No sé lo que es Miami, pero espero saberlo. He besado y abrazado, pero poco.
He hecho lo que uno hace con las personas que ha vivido. Nada. Todo. Una vez aquí, no vamos a asaltar un banco, no vamos a tirarnos encueros del rascacielos más alto de la ciudad, no vamos a volarnos la cabeza, montarnos en Harley Davidson y llevarnos la roja. Vengo a aburrirme de ellos, a hastiarme tanto de ellos que sus presencias vuelvan a ser lo que deben ser. No privilegios, no lujos, sino simples cosas dadas para siempre, en las que uno no tendría por qué reparar. No vengo a descubrir a nadie, vengo a devolverme a gente que me pertenece y les pertenezco.
No nos asombra, a ninguno, con qué facilidad hemos empatado el último día con este primero. Cómo parece que no hay nada de por medio. Ni océano. Ni tiempo. Ni soledad ni rabia. Ni mutilaciones. Consumado el reencuentro, uno solo se asombra de cuán terso es, cuán ligero, cuán poco pesa.
He cruzado el mar. Si alguien cree que esto es una historia de irse o quedarse, ese alguien merece la cárcel. En algún lugar, me han dado un brochazo. A veces uno sale no para llegar afuera, sino para llegar adentro.
Carlos, yo llegué a Miami contigo, pero hace dos años. Ya no vivo ahí, y todavía me sigo devolviendo a gente que me pertenece y les pertenezco. El viaje no termina llegando a esa ciudad y conociendo los diferentes Miamis. Tengo una suerte de relación dolorosa con Miami, que por más que pretendo mantenerme lejos, me sigo atrayendo como un imán gigante. Ya me entenderás. Quizás me entiendas desde mucho antes de haber llegado incluso. Suerte.
Esa jugada estaba cantada hace rato. Suerte, muchachón. Siempre te dije que lo tuyo era Diario de Cuba o Café fuerte. Desde allí podrás hacernos añicos con placer y puede que envejecer en tan mezquino intento. Prepara una buena escusa para cuando te pregunten por tu etapa en Cubadebate, pero eso es un mal menor. Que encuentres lo que buscas.
Por primera vez me emociona profundamente un trabajo de Carlos. Define perfectamente el reencuentro, afuera, con quienes partieron. Discrepo, como es natural, en un detalle: es una historia, como cualquier otra, de irse o quedarse, de modo que, de acuerdo con Carlos, merezco estar encerrado.
Bueno bueno, pero no cambies mas la foto , o estas tratando de despistar?
Ahora comenzaras a extrañar muchas cosas … los conciertos de Amauri Perez … q se yo !
Pero bienvenido !!!
Carlos excelente trabajo! Tan bien narrado, tan bien logrado, tan emotivo… Tu historia va más allá de cuestiones políticas, de fetichismos..tu historia es amor!
Disfruta mucho la compañía de tus seres queridos…saludos!
(SUSPIRO FUERTE) No comments…
I´m gonna miss you, you sweet bastard
El solo fue de visita. Pronto lo tendremos por acà. El es de los buenos.No se si fue a Silvio, o a èl –creo que a èl—al que le escuchè decir: yo me muero como vivi.
Excelente. HAY GENTE QUE NUNCA SE VIO.
“A veces uno sale no para llegar afuera, sino para llegar adentro.” Solo alguien tan brillante y hondo como tu, puede
sentir, pensar, escribir algo asi. Por eso desde la primera vez que te lei, me quede enganchada.
Llora todo lo que quieras y necesites. A veces, es una buena limpieza para el espiritu y un camino para “llegar adentro.” Por este texto en particular, ya te quiero un poquito.
Es cierto, hay muchos Miamis. Ojala puedas descubrir algunos mas alla de la Saga cubiche. No creas estas en los Estados Unidos, pues no es el caso. He vivido aqui casi toda mi vida, soy Miami. Bienvenido!
Un abrazo.
En cierto punto hay una historia que merece ser contada y nuchas otras que merecen ser leida, creo que sabes de lo que hablo.
Al igual que tu habito en esta ciudad, ya no tan chillona, solo es cuestion de tiempo darse cuenta que tan bizarro puede ser el paralelismo entre mi antigua y mi nueva tierra. Al igual que tu me extravie entre cristales verdes y preguntas agotadas, vi los colores, la grandeza, la mediocridad y la intolerancia, vi todo y al final me di cuenta que aun no he visto mas que un lunar de este rostro maquillado. Muy pronto para valorar.
Por eso comparto mi vision distinta, incompleta pues mi ultimo recuerdo fue un largo pasillo y mis padres a lo lejos, te deseo todo el exito y el amor que puedas cosechar, aquí muchos cubanos levantaron mas de una cuarta de tierra, con sus ideales intactos, comenzando por el mas grande de todos, que vivió mas aquí que en cualquier otra parte, sin olvidar que Cuba hay una sola, y que se ponga bravo el que quiera.
Vas por buen camino, en las letras, señor escritor ¡felicidades!
El problema es justamente no salir. A los cubanos nos viven inculcando desde pequeños de forma subliminal aquello de que para ser felices hay que irse de aquí. Si en vez de eso nos inculcaran mejor eso de que hay que luchar por una patria mejor, no tendríamos que ser tan infelices. Y hago la salvedad con “infelices” me refiero a todos aquellos que no han podido hacer sus sueños realidad en la patria por los archisabidos motivos. Hay quien sale y es feliz, pero a esos simplemente no les interesa la patria.
Visita Tampa cuando tengas tiempo y trastocare más en las sombras de un parque donde Marti te mira firmemente , recordándole a uno que el vino es agrio pero para reconocer el valor del vino hay que vivir en el monstruo y conocerle las entrañas.
Recupera poco a poco las cosas cotidianas. Deja que tu subconsciente no se sorprenda de que la pizzería tenga pizza y el supermercado jabón. Poco a poco el equilibrio llega y el balance humano volverá en ti. Nuestro país necesita más humanos y menos cubanos
Creo sentir lo mismo sin visitar Miami aún. Gracias por describirlo genialmente. Te felicito. Lograste lo que muchos seguro han intentado: pintar con letras el reencuentro; y lo has hecho muy bien. Esperamos más…
YO soy un Viejo y esa manera de escribir es muy literarta, yo soy Miami, son mas de 12 años de encuentros y desencuentros, de alegrias y de tritezas, muchas veces de impotencia, de ver q siempre es lo mismo con lo mismo en la tierra q nos vio nacer, acercamientos hoy y distancia mañana pero jamas reencuentros para siempre. Miami es un hijo de 28 años Graduado de Enfermero, Miami es una hija de 32 años q es Especialista en Ultrasonidos , un nieto alegre de 6 años y 2 viejos q contra viento y marea junto a muchos amigos llevaron el bote a Puerto seguro, Miami es Cuba y Cuba es Miami, el mismo mar, la misma idiosincracia, la misma Virgen y la misma razon de vivir, la esperanza en un futuro, el desespero por una Nacion normal, con todos y para el bien de todos, un abrazo
Pues de eso se trata, llegar adentro. Vivir y crear la relación más importante de tu vida, la que tienes contigo. Todo es parte del camino y lo que hace la diferencia es cómo lo recorremos. Ese es tu poder, tú decides tu actitud. Bienvenido !
Te quiero mucho, Carli
He leído pocos trabajos tuyos, pero éste me sorprende mucho. Tiene mucho vuelo, de los dos tipos, literario y sentimental. Logras atraer y enganchar hasta el final y eso no es simple. Los lectores se van pronto, como escapando de las letras incomprensibles y lejanas.
De modo particular me quedé en varios momentos de tu texto, pero sobre todo este párrafo: ” Visité una tienda, y los colores entraron por mis ojos y empezaron a comerme las pupilas. Mis ojos eran dos túneles y los colores, a su vez, interminables expresos que viajaban apurados hacia el centro de mi desconcierto para desembarcar allí, en andenes polvorientos y oxidados, todo aquel cargamento suculento y chillón”.
” Mis ojos eran dos túneles … que viajaban apurados hacia el centro de mi desconcierto…” es poesía. Como poesía es también el encontronazo civilizante o civilizatorio de lo “desconocido” y por tanto desconcertante y por qué no – también- sorprendentemente exitante.
Eso es viajar y reencontrarse con pasado y presente a la vez. Eso es -supongo- estar en Miami.
PD: Digo supongo porque jamás he ido.
Felicidades! buen artículo.
He leído varias veces este texto y sera porque soy psicóloga, pero lo único que se me ocurre decir es: ¡Que hermosa catarsis!
Hacia tiempo no leía algo que me llegara tanto dentro, que me tocara allí donde duermo. Es hermoso, porque es tan simple la verdad cuando es verdadera, cuando se siente sin tapujos, no se reinventa, ni se dibuja con grandilocuencia para querer demostrar algo. El no hablar de lo que todos hablan, o muchos se esperan, por limitarse desnudar los sentimientos, aquellos comunes a todos nosotros, aunque muchos no lo sepan. Entre estas palabras todos los sentimientos de nuestra vida forman un elenco silencioso, pero vienen identificados, renombrados como nuestros también aquellos ajenos, y por eso alimenta la capacidad de asombro de quien, leyendo, se descubre a si mismo, o un amigo o familiar, que al final es la misma cosa.
Escribe Carlos:
Hubo gente que se vio tres décadas más tarde.
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A Randy lo deje atras con 3 annitos y a Michael con 7. Cuando los recupere, uno tenia 14 y el otro 18 annos.
Pero valio la pena. Guardo en la relacion de mis mas contundentes victorias, una frase de Randy , este es el que dice que se va retirar millonario y quizas lo logre: “Papi, Por si no te lo he dicho antes, te agradezco infinitamente haberme sacado de Cuba.
Carlos
¡Me has tomado por sorpresa coño! ¡Hasta la foto has cambiado! En fin….bienvenido a esta otra Cuba “llena de colores que te comerán las pupilas”.
Carlos, tu estilo me recuerda muchas veces a Martí cuando hablaba de ese periodismo necesario que es coqueto para seducir, catedrático para explicar, filósofo para mejorar, pilluelo para penetrar, guerrero para combatir. Eres genial y nadie te lo quita bro.
CONSEJO: No te vayas ni para Diario de Cuba, ni para Café Fuerte. Quédate en Oncuba. Tu prosa, lectores, seguidores, admiradores (estoy entre ellos), críticos (también lo soy), proyectos e historia están aquí.
Mientras tanto, tomate un buen respiro y vuelve a la carga cuando desees. Aquí estaremos esperando.
Un abrazo sincero, sean cual fueren tus sueños.
Comenta Carlos en Oncuba:
Hubo gente que se vio tres décadas más tarde. Hubo gente que nunca se vio.
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“Nuetra revolucion- ironizaba un compannero de trabajo que en sus annos mozos habia pasado por la UMAP repitiendo un slogan y ambos sonreiamos- ha sido siempre muy generosa.
Tanto, que utilizaban la oprobiosa ley del S M O para separar a las familias
penalizaban las relaciones familiares del que se quebaba detras con el desafecto que emigraba y se dedicaban, con inaudita bajeza de culpar a los padres de haber abandonado a sus hijos.
Carlos, excelente, una vez más, como casi siempre…. pero por favor sigue siendo Cuba, para siempre y contra todo… Cuba…
Ahora le tocaste el corazón a Cuba. Muy sentido el texto…me ha apretado el pecho cada una de sus líneas.
Gracias, compadre.
Dice Leandro que “El solo fue de visita. (…) El es de los buenos.”
Como si ser “bueno” dependiera de un lugar.
No te quites la barba!!! Eres un lumpensexual en gringolandia 😉
Disfruta tu viaje :*
eres joven, periodista de los que inquieta, escribes en oncuba… y te dieron visa. también por todo esto. Otros no tienen la misma suerte
Muy lirico, pero al final no entiendo lo que se desea trasmitir. Estar de un lado u otro del Estrecho de la Florida es un azar de la vida y una decision personal. Cruzar de una u otra orilla es, en primer lugar, desgarrante para la familia, porque ahora resulta que algunos estamos doblemente anclados reclamados por vinculos familiares en ambos lados. Estar en una orilla deseando estar en la otra es bastante comun y la apreciacion depende de cada persona y de los resultados alcanzados donde se este. Lo que se necesita es abrir espacio para moverse libremente, que todos, en ambas orillas seamos tratados por igual, salvo que haya razones LEGALES bien fundamentadas para no hacerlo. La categoria de emigrado es una forma de etiquetear a un nacional francamente discriminante. Ahora que se liman asperezas con el adversario seria un buen momento para tenerle la mano a nuestros nacionales. Asi pienso.
Atanasio dice en Havanatimes:
:… Yo creci en la revolucion, pase trabajo de todo tipo, desde ponerme pantalones surcidos, pero limpios para ir a la escuela, vivir en albergues, transportarme en camiones, dormir a la interperie, acostarme con hambre, hacer colas y vivir con miedo a que me sacaran de la escuela por mi manera de pensar, huyendole a la policia que te paraba en Coppelia a cortarte el pelo largo o a rajarte los pantalones campana, escondiendo las cartas de una tia de Hialeah, oyendo las emisoras de musica americana a poco volumen y tostando cafe con las ventanas cerradas. Pero asi y todo vivia con la esperanza de que todos aquellos sacrificios algun dia darian como resultado un pais mejor y mas justo ..
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Silvio Rodriguez entona con su vocesita atilpada : ” Yo me muero como viviiiii ”
El comentario es una prueba de que la esperanza es lo ultimo que se pierde.
Le eche una rapida lectura a “Yo fui guerdaespaldas de Hitler” y a juzgar por la manera
como este sujeto habla del regimen fascista, aleman les puedo decir que es mas
de los mismo.
No es raro que Regreso a Ítaca, la película del realizador francés Laurent Cantet, no sea
bien vista por el regimen responsable de que estemos donde estamos , una mayoria del
pueblo que a estas alturas no puede disfrutar ni de un vaso de leche y una gran parte de
su gente exiliada , algunos de los cuales, aun, traumatizados , no saben si son de alla
o de aca. Tres generaciones de
cubanos hemos pasado mas trabajo que un forro de catre: Miserias, arbitrariedades, abusos, enormes
colas. Expulsion de empleos y de las universidades que no eran para los no revolucionarios ni
los blanditos. acaramelados de que hablara Fidel. Concentraciones multitudinarias para
manifestar nuestro apoyo al regimen, Marchas
del pueblo combatiente, guardias de milicias, y de CDR, trabajos voluntarios,
donaciones de sangre (yo hice un monton de ellas y parece que traje conmigo ese
habito a la Florida) entrenamientos militares,
etc etc. Para ya, rematar el cuadro, como si fuera cierto eso que dicen que nuestro maximo leader,
un pichon de gallego, odia al criollo,
:misiones de combate internacionalistas en naciones como Angola y Etiopia. Conozco a un cubano,
veterano de Guerra (y medio quemao) que me contaba qe a su batallon el propio cComandante
en Jefe lo despidio en el
teatro Karl Marx con estas palabras: “Los envio a esta mision con el orgullo,
pero a la vez con la amargura de un padre que se ve obligado a enviar a sus hijos a combatir. Patria o
Muerte venceremos
Dice este cubano: Me queria como a un hijo, y me mantuvo en Africa durante dos annos. Si me llega
a querer como a un sobrino, me hubiera tenido alli por cinco annos. Luego, cuando llene una planilla
para ir a trabajar a Checoeslovaquia con la illusion de ahorrar y haceme con una motocicleta me
negaron el viaje porque era casado. Para ir a Angola, tu estado civil no era un inconveniente.
… Algo estremecedor
Muy buen estilo, sin duda se ve la influencia de Dostoievfski, de hecho, la habana de hoy y sus personajes no se diferencian mucho del San Petersburgo de “Crimen y Castigo”, pero con el contraste que estas escribiendo para un blog en internet, mejor deja el sentido subrealista, posmodernista para una peña literaria. Están mejor los comentarios de “el inagotable”.
Comenta jotabic:
Muy buen estilo …. pero con el contraste que estas escribiendo para un blog en internet, mejor deja el sentido subrealista, posmodernista para una peña literaria. Están mejor los comentarios de “el inagotable”.
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Je Je Gracias Jotabic, pero declino. Carlos tiene un estilo impactante. .