¿Quién se acuerda de Alla Pugachova?

Alla Pugachova

Yo me acuerdo, claro que me acuerdo. Y supongo que millones de cubanos todavía la recuerden, aunque ahora mismo casi nadie piense en ella. Hubo una época en que Alla Pugachova era una cantante popular en Cuba, en que trasmitían sus presentaciones por la televisión, en que radiaban sus canciones, en que la gente colgaba sus afiches en la sala de la casa. La Pugachova fue la más conocida de las cantantes ruso-soviéticas en este país. Bueno, la memoria me falla un poco, porque ahora mismo no puedo recordar el nombre de ninguna otra cantante soviética. Solo me acuerdo de la Pugachova, tan teatral, tan deliciosamente melodiosa, tan icónica.

El caso es que el otro día Lester trajo a la casa un video de la Pugachova durante una presentación en vivo de 1983. Imagínense, yo tenía apenas cinco años. Pero reconocí el video, evoqué mi infancia frente al televisor Krim 218, y, los juegos de la memoria, me dieron ganas de comer compota de manzana con queso crema. Porque hace treinta años, cuando mi mamá hacía la limpieza general de los sábados, me sentaba frente al televisor con un potecito de compota de los que se compraban en el mercado paralelo. Alla Pugachova cantando Millón de rosas mientras yo me embarraba con compota de manzana.

El otro día le comentaba a un amigo mexicano que en el panorama latinoamericano difícilmente haya un país como el nuestro con tan disímiles influencias. Para él, por ejemplo, la cultura rusa es algo casi exótico, más allá de los grandes clásicos de la literatura, la música y el ballet. Pero mi generación creció marcada por el diálogo fluido y enriquecedor entre dos acervos que a primera vista poco tienen que ver. A mi amigo le causaba mucha gracia que muchos de mis sueños infantiles estuvieran ambientados en aldeas nevadas, en cabañas de troncos rodeadas de abetos. Era la visualidad de muchos de mis libros infantiles, que se completaba con las revistas Misha, las películas y los muñequitos rusos, que en aquella época me divertían menos que los americanos, pero con los años me he dado cuenta de que eran mucho más hermosos, que cultivaron una sensibilidad…

La Pugachova formaba parte de esa avanzada artística, era, de hecho, uno de los puntales. A mi padre le gustaba mucho, decía que era en sí misma un espectáculo y que las cantantes cubanas tendrían que aprender mucho de ella a la hora de proyectar, de recrear un personaje. Recuerdo ahora mismo una foto de la cantante en la revista La mujer soviética, envuelta en pieles y con los labios rojísimos, mirando la cámara con picardía. Con los pliegos de esa revista mi mamá me forraba las libretas de la escuela, y la cara de la Pugachova me acompañó un buen tiempo en mi libreta de matemáticas.

Leo en Wikipedia que la Pugachova sigue activa en su país natal. A lo largo de su prolífica carrera ha vendido más de 250 millones de discos, lo que la convierte en una de las más exitosas cantantes de todos los tiempos. Pero en Cuba casi nadie habla ya de Alla Pugachova, y para los más jóvenes es una perfecta desconocida. No estaría mal que en la televisión pusieran algunos de sus videos, los antiguos y los de ahora mismo. Sería una nota de color en medio del maremágnum de la industria cultural globalizada. Y muchos de nosotros nos reencontraríamos con un trozo de nuestra historia.

 

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