En la India, el país más poblado del mundo, acaban de efectuarse elecciones para elegir a los 543 miembros de su cámara baja, la llamada Lok Sabha, desde el 19 de abril. Son las mayores de los regímenes parlamentarios del mundo, se celebraron en siete fases, y tuvieron derecho al voto más de 960 millones de personas.
El actual primer ministro, Narendra Modi, se presentó a las elecciones en busca de un tercer mandato consecutivo, al frente de su partido, el Partido Popular Indio (BJP, por sus siglas en inglés) y frente a Rahul Gandhi, líder del Partido del Congreso Nacional Indio, fundado en 1885, el partido de Mahatma Gandhi, de Jawaharlal Nehru, y de Indira y Rajiv Gandhi. El PCN es hoy el principal partido de la oposición.
Las votaciones lo confirmaron en su cargo, aunque no con la cantidad de votos para la mayoría parlamentaria necesaria para gobernar. Tendrá que recurrir a alianzas con partidos menores que le permitan alcanzar el número de parlamentarios con cuyo apoyo tendría que formar su gobierno.
Reelecto para un tercer mandato de cinco años –solo habrían gobernado durante tanto tiempo Nehru, tras la independencia, y su hija Indira Gandhi, en este caso no de forma consecutiva–, Modi, pragmático por excelencia, podrá continuar al frente de un país que se inserta entre las principales potencias del mundo multipolar en que vivimos.
India siempre fue un país complejísimo, pero decisivo en el conjunto de esas naciones que han recibido varios nombres, desde subdesarrolladas o en desarrollo, tercer mundo, hasta ahora “sur global”. O en los momentos de la guerra fría, No Alineados.
India, cuyo primer ministro era entonces Jawaharlal Nehru, estrecho colaborador de Mahatma Ghandi, fue de los países fundadores del Movimiento de Países No Alineados. En una organización donde se aprobaba cada decisión por consenso, la intención de voto india era decisiva.
Aunque el mítico Partido del Congreso Nacional de Nehru estuvo en el poder durante décadas, Narendra Modi, un veterano político, caracterizado como populista y con la experiencia de haber dirigido durante trece años el estado de Gujarat, llevó a su partido al poder en 2014 y hasta hoy.
¿Cuántas Indias?
India es un país donde una extensa y desoladora pobreza coexiste con otro mundo más cercano al desarrollo y en los últimos años se ha convertido en la quinta economía del mundo, considerando el Producto Interno Bruto.
Científicos, filósofos, literatos, alternan con la mayor producción de cine del mundo, en lo que se conoce por Bollywood. La ciudad de Bangalore, por ejemplo, es una de las punteras en el mundo en el desarrollo de la informática.
El periodista estadounidense Thomas Freeman, en su libro El mundo es plano, nos presenta así Bangalore, el Silicon Valley de la India inmersa en la interconexión global dominada por grandes empresas de Estados Unidos:
“Pasé una noche en el centro de llamadas 24/7 Customer de propiedad india en Bangalore… Hay varios pisos con habitaciones llenas de veinteañeros —unos dos mil quinientos en total— que trabajan por teléfono. Algunos son conocidos como operadores ‘salientes’, que venden de todo, desde tarjetas de crédito hasta minutos telefónicos. Otros se ocupan de las llamadas ‘entrantes’, desde el rastreo del equipaje perdido de los pasajeros de aerolíneas estadounidenses y europeas hasta la resolución de problemas informáticos para los confundidos consumidores estadounidenses… Operador masculino del centro de llamadas: ‘Servicios comerciales, soy Jerry, ¿puedo ayudarte?’… Una operadora en Bangalore dando indicaciones como si estuviera en Manhattan y mirando por la ventana: ‘Sí, tenemos una sucursal en la Setenta y cuatro y la Segunda Avenida’.”
Por supuesto que están hablando con clientes estadounidenses que no pueden imaginar que el telefonista que lo atiende lo hace desde el otro lado del planeta.
Modi ha prometido hacer de la economía de la India la tercera más grande del mundo, sólo detrás de las de Estados Unidos y China. La economía está creciendo un 7 % anual, nos dice un despacho de AP, “y más de 500 millones de indios han abierto cuentas bancarias durante su mandato, un gran paso hacia la formalización de una economía donde muchos empleos aún están fuera de los registros y libres de impuestos. Su administración también ha invertido miles de millones de dólares en la frágil infraestructura del país para atraer inversiones y, en particular, ha racionalizado su vasto programa de asistencia social, que atiende a alrededor del 60% de la población”.
Pero la periodista Moni Basu, en un revelador artículo nos presenta el revés de esta realidad: “Al igual que otros indios de clase media, crecí sabiendo poco sobre la vida de los pobres. Nos mudamos a mundos separados, que, en mi opinión, solo se separaron más a medida que la India avanzaba como potencia económica global. Los ricos se enriquecieron; la mayoría de los pobres se mantuvieron pobres. Y la brecha se ensanchó.
“Hoy en día, el 10 % más rico de la India controla el 80 % de la riqueza de la nación, según un informe de 2017 publicado por Oxfam. Y el 1 % superior posee el 58 % de la riqueza de la India. (En comparación, el 1 % más rico en los Estados Unidos posee el 37 %).
“Otra forma de verlo en la India: la riqueza de 16 personas es igual a la riqueza de 600 millones de personas.
En la otra India, casi el 75 % de la población vive en aldeas y trabaja en muy duras condiciones; “solo el 11 % posee un refrigerador; el 35 % no puede leer ni escribir”, como recuerda Basu.
Las crecientes necesidades de expansión de la economía India tropiezan con escollos que la han acompañado desde su independencia, a través de una política exterior de grandes proporciones y de intrincados laberintos.
Un ejemplo es su relación con Irán.
La relación con Irán
Pocos días antes de la muerte del presidente Ebrahim Raisi, Irán y la India habían concertado un acuerdo por el cual, el país más poblado del mundo emprendería la inversión de 125 millones de dólares y otros 250 millones en financiamiento, para el puerto iraní de Chabahar.
Como si no fuera suficientemente compleja la situación actual del Oriente Medio, la relación indo-iraní acaba de enlazar sus conflictos con los de India y sus relaciones en el océano Indico, Asia Oriental y Asia Central. O lo que es lo mismo, con Afganistán, Pakistán, Rusia, China e India.
Y por supuesto, con Estados Unidos.
A diferencia de los otros países del Oriente Medio, Irán tiene fronteras terrestres con siete países y marítimas con tres, mientras la India, con una de las fronteras por tierra más largas del mundo, 15 mil kilómetros, linda con siete países y se abre al océano Índico, al mar Arábigo y a la amplia bahía de Bengala. Dos de sus más extensas fronteras las tiene con sus dos grandes enemigos: China y, sobre todo, Pakistán.
Su mala relación con China se debe a numerosos factores, algunos territoriales, una guerra en 1962 y las relaciones con la Unión Soviética, la entonces rival de Beijing.
Con Pakistán el diferendo ha sido también grave. Durante el imperio británico formaban parte de un único país. Pero en el momento de la independencia se decidió separar hindúes y musulmanes, con Pakistán como un estado de población musulmana y la India como un estado mayoritario hindú. La partición fue un proceso caótico y violento que desplazó a millones de personas y provocó la muerte de cientos de miles.
Desde su independencia, India y Pakistán han mantenido una relación compleja y tensa, marcada por varias guerras y la incorporación de ambos al mundo de las armas atómicas. La región de Cachemira sigue siendo el principal punto de fricción entre ambos países.
Chabahar
Este es el contexto en que se inserta el interés renovado de India por revitalizar el puerto de Chabahar. Es una vieja idea, que data de 2002, fue retomada durante una visita de Modi a Irán en 2016 y ahora debe recibir un impulso sustancial.
¿Por qué es importante y conflictivo a la vez este puerto? Todo tiene que ver con el viejo diferendo con Pakistán y China. La economía india en pleno desarrollo necesita llegar a lugares inaccesibles hoy, como el no lejano Afganistán. No está tan lejos. Pero entre los dos está Pakistán, y Afganistán no tiene salida al mar. Irán sí, y Afganistán tiene a su vez fronteras con otros países, incluida Turquía. O hasta el Mar Rojo y por él al Mediterráneo.
Pakistán también había hecho un intento a la escala de sus intereses, en Guadar, con ayuda china, sin que haya obtenido un desarrollo notable, y a solo unos cien kilómetros de Chabahar.
Con Estados Unidos el tema es también espinoso.
Inicialmente, Estados Unidos no se opuso a la participación de la India en el proyecto Chabahar, creyendo que rivalizaría con la multimillonaria Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China, de la que formaría parte Guadar, y contrarrestaría la influencia de Beijing en el océano Índico y el mar Arábigo.
Sin embargo, cuando Delhi y Teherán sellaron el acuerdo, Estados Unidos recordó que Irán estaba bajo sanciones estadounidenses. Los círculos políticos paquistaníes afirman que Estados Unidos sintió una amenaza geopolítica en el esfuerzo indio, temiendo una asociación económica y militar más sustancial entre Irán, Rusia e India a través del establecimiento del puerto de Chabahar.
“Aconsejamos a cualquiera que esté considerando acuerdos comerciales con Irán que sea consciente del riesgo potencial de sanciones”, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Vedant Patel, durante una conferencia de prensa.
La tensión con Estados Unidos no solo tendría que ver con la participación de Irán, sino con la competencia que este proyecto pudiera traer para otro que promueve Washington, la Iniciativa de Defensa del Mercado Libre del Indo-Pacífico, IMEF, que involucra a múltiples países de la región, incluyendo aliados clave de Estados Unidos como Japón, Australia y Corea del Sur, entre otros.
Pero el IPEF es una proyección vasta y a más largo plazo, y forma parte de la reorientación de la política exterior estadounidense hacia Asia y el Pacífico oriental.
Y sobre las sanciones a Irán, una experimentada periodista india, Sema Sirohi, recordó en una entrevista que India hizo compras importantes de combustible a Rusia, que habrían violado las sanciones impuestas por Estados Unidos. Pero Estados Unidos no reaccionó. Comprendieron que de otro modo India hubiera adquirido ese combustible en Arabia Saudita, y los precios del petróleo se habrían elevado de forma perjudicial para los estadounidenses.
No está claro, dice, si se actuará igual ahora. “La esperanza es que así sea, porque también es interés de Estados Unidos no abrir otro frente, ya que el Medio Oriente está hirviendo. Lo que el portavoz del Departamento de Estado estaba diciendo ese día, es la política básica de Estados Unidos. No creo que se haya discutido a muy alto nivel todavía”.
En resumen, el próximo gobierno electo indio tendrá que hacer frente al compromiso con Irán para asegurar rutas ininterrumpidas hacia Asia Central y Europa.
¿Compleja la India? No olvidemos que, según la tradición, fue allí donde se inventó el ajedrez, hace mil cuatrocientos años. Le llamaban entonces “chaturanga”. Poco tiempo después llegó a Persia. Le llamaron “shatranj”. No hacen falta comentarios.