Todo el mundo conoce a Nicanor.
Nicanor, qué buena gente…
El personaje, que primero fue literario, surgió hace cosa de treinta años en los cuentos breves que publicaba el grupo NOS-Y-OTROS en DDT. Por definición, se trataba del hombre corriente, el hombrecillo, el cubano de a pie que de pronto se ve envuelto en circunstancias que escapan a su control. Habíamos creado otros personajes como Armando Churrisco, el burócrata, que le cedimos al comediante Octavio Rodríguez, quien lo convirtió en un icono; el periodista Galimatías Pérez, el intelectual Luis Alfil, etcétera. Cada integrante de NOS-Y-OTROS podía utilizar cualquier personaje de este fondo común, y todos lo hicimos, de manera que Nicanor apareció en decenas de cuentos del grupo, y tras la disolución en 1997, en un montón de piezas mías.
En abril de 2004 empezamos el proyecto Sex Machine. Mi socio Frank Delgado me había sugerido filmar algún cuento breve con una cámara que acababa de agenciarse, una Sony de 1 CCD que cabía en su mano. Yo recién había escrito Monte Rouge, una historia satírica acerca de unos Servicios de Seguridad que visitan a un ciudadano proclive a criticar al gobierno, le anuncian que ocultarán micrófonos en su casa, le piden que les ayude a escoger una habitación apropiada, que resulta ser el baño por razones acústicas, y le orientan que en lo adelante haga allí sus críticas; sin retratar exactamente a la Seguridad cubana –el presupuesto inicial era demasiado absurdo- de alguna manera pretendía desacralizar una zona de la realidad de la que sólo se hablaba, en televisión o cine, en términos épicos. Era una buena historia, que por otra parte no requería sino de tres actores y una locación.
Nada más llamarlo, se sumó Luis Alberto García, y ahí fue cuando la cosa empezó verdaderamente a parecernos real. Yo haría el personaje menos conspicuo, de manera que faltaba un tercer actor; le ofrecí el papel a tres figuras conocidas, que declinaron involucrarse por razones que prefiero no juzgar, hasta que a tres días de la fecha de rodaje convenida, Luis Alberto llamó a Néstor Jiménez y le dijo “esto es así: no hay dinero, la historia es todo lo políticamente incorrecta que puedas imaginar, no tenemos tampoco recursos, le ofrecimos el papel a fulano y mengano pero no pueden o no quieren o no se atreven, el director es Eduardo, que no tiene experiencia, la filmación es en tres días y tienes que venir por tu cuenta. ¿Estás adentro?” y Néstor, sin dudarlo un segundo, dijo “Claro”.
Realicé los diez cortos entre 2004 y 2011; como no tenemos distribuidor, de mala gana terminamos filtrando copias con una calidad aceptable, copias que, a su vez, la gente subía a Youtube. De ahí en adelante la piratería se hizo viral, varias empresas de Miami las vendieron sin autorización, alguna que otra Semana de Cine Cubano por ahí exhibió un corto u otro sin permiso. Reticente al principio, el ICAIC terminó apoyándonos, y el último plano del último corto (Exit) fue filmado, simbólicamente, en la planta baja del legendario edificio de 23 entre 10 y 12.
Al cabo decidí que con diez películas la saga de Nicanor ya estaba bien. No por falta de historias, ni porque creyera que con diez cuentos se resumían los problemas de la Cuba de hoy: para eso hacen falta varios centenares, en especial si consideramos que una historia no agota un tema ni muchísimo menos… No, lo que ocurrió fue que quería probar otros tonos, otras maneras de narrar, y ahí vinieron La verdad acerca del G2, Casting y No somos nada, y los largos Vinci y Omega 3. Ahora bien, durante todos estos años la gente no ha dejado de preguntarme, en todos los tonos y contextos, que cuándo habrá un nuevo corto del familiar personaje. Y no sólo a mí: muy a menudo a Luis Alberto lo llaman Nicanor en la calle. A fines del 2014 el mundo no estaría preparado para el regreso de Nicanor, pero yo sí, de manera que hablé con los imprescindibles y, con la producción ejecutiva del artista plástico Michel Mirabal, me planteé, en principio, dos nuevas entregas.
En fin, el Nicanor 11 se llama Arte, trae a Luis Alberto García y Néstor Jiménez junto a varios actores jóvenes, la mayoría provenientes de El Público y otros grupos de teatro, y tiene que ver con la comunicación entre el Poder, el Artista y el Público (no el grupo, sino los Espectadores). Le hice una premiere en el Centro Cultural Fresa y Chocolate el 7 de abril, y a partir de ese momento distribuí una copia. Arte será presentado durante la próxima Bienal de La Habana, y luego ocurrirá lo que Dios quiera.
Y ya hemos comenzado los ensayos para el corto número 12, Épica, que pensamos filmar a fines de junio, y que contará con sólo tres actores: Luis Alberto, Néstor y Carlos Gonzalvo…
Por referencias supe de Monte Rouge, despues de muchos malabares consegui ver una copia digital. A partir de ese momento he tratado de seguir su obra, toda ella me parece un magnifico ejercicio de historia. Humor fino contando historia, la mejor manera de asimilarla. directo en vena. Lo felicito por su obra. A usted le resultara imposible liquidar a Nicanor, lo mismo que a Conan Doyle con Sherlock Holmes. Felicitaciones.,
Eduardo
Eres sin duda un maestro del lenguaje visual. Te conocí por “Alicia en el pueblo de Maravillas”, allá por los 90’.
Cuba necesita realizadores y escritores como tú. Coño te lo digo de a corazón.
Un abrazo de alguien que no se ha perdido tu saga (desde sus inicios).