En el 2023
el 14 de febrero
cuesta el triple de dinero,
deja el bolsillo al revés.
Para vencer tanto estrés
hay diálogos escondidos
entre esposas y maridos:
—¿Qué tal si nos encamamos
y nos autorregalamos
intercambios de fluidos?
¿Ya es San Valentín? Qué aguante.
Qué negocio transatlántico.
Para unos, día romántico,
para otros, día estresante.
La esposa. El novio. El amante.
La amante. El enamorado.
El soltero. El bien casado.
La mal casada. El simpar.
Todos dicen: ¿¡Regalar?!
¡Con estos precios! Pecado.
Están los enamorados
“por libreta”, al buen postor,
los que piensan que el amor
“viene” como los mandados.
Y están los desamorados,
los de “no quiero embarcarme”.
—¡Qué dices!, ¿enamorarme?
¿¡Dependencia emocional!?
Ay, no, papi, tú estás mal.
Mi Mipyme es de auto-amarme.
Está el que dice: “Por Dios,
No quiero ser un sufrido;
La próxima vez, Cupido,
dispara para los dos”.
Y el que nunca tira arroz.
Y el que su amor no lo cuida.
Y la muchacha encendida
que le responde a su hombre:
—Mira, ¡me tatué tu nombre!
Y él dice: —¿Qué, se te olvida?
Y está el amante pipiolo
que posa de figurín
y pasa San Valentín
más solo que el gran Han Solo.
Ayer vi sin protocolo
(porque todo lo observamos)
a una joven con dos ramos,
una licra de alma fría
y un pulóver que decía:
“Patrocíname y hablamos”.
Está el que todo lo anota
y oye a diario esta expresión
(del cerebro al corazón):
“Me haces parecer idiota”.
Y amantes de risa rota.
Y amantes de sombra flaca.
Y amantes de “toma y daca”,
“quita y pon” o “gana y pierde”.
Mas los de “el amor es verde
y se lo comió una vaca”.
El discurso del soltero
Esta fecha, compañeros,
es una farsa pedestre,
un complot extraterrestre
pa’ acabar con los solteros.
Es pa’ sacarnos dinero.
Es pura cursilería.
Y el Rey de la Soltería
le dice a su no-mujer:
—Yo celebro no tener
que celebrar este día.
Una relación muy seria
Pepe quería tener
una relación con Ana
que fuera seria, muy sana.
Seria, de amor y placer.
Relación seria, mujer.
Relación nada compleja.
Vivían sin una queja.
Pero Pepe se inspiró
Le hizo un chiste, ella rio,
y se rompió la pareja.
Deshojar la margarita
Hoy ya nadie necesita
—ni siquiera se sugiere—
el “me quiere”, “no me quiere “
rompiendo una margarita.
Esa práctica exquisita,
aquella costumbre amada
de la flor despetalada
por sentimientos querúbicos
hoy se hace con vellos púbicos:
una técnica avanzada.
Bodas actuales
Hoy en día los pepillos
cuando van a los altares
intercambian celulares
en lugar de los anillos.
Hoy los curas son sencillos:
los “pueden besarse” actuales
son esta frase: “Esponsales,
los acabo de casar:
ya pueden actualizar
su estado en redes sociales”.
Humor y amor de intelectuales
Pobre Florentino Ariza.
Y pobre Fermina Daza.
El amor es la amenaza.
Ave fénix sin ceniza.
Ya el amor no se eterniza.
No hay don Juan. No hay doña Inés.
Porque ya el amor no es
como en los tiempos del cólera.
Cólera nos da la “cólera”
de principio y fin de mes.
El amor y los orgasmos
Diálogo entre dos Erasmos:
—El amor ya es otra cosa.
Hoy descubrí que mi esposa
finge todos los orgasmos.
(Bajones. Des-entusiasmos).
Erasmo 1: qué coraje.
Erasmo 2: tu mensaje
no es malo, me da ilusiones;
la mía usa grabaciones
y es una experta en doblaje.
En la tienda de regalos
—Buenos días, vendedor,
antes de que entrando sigan,
¿tienes tarjetas que digan:
“A mi verdadero amor”?
El señor del mostrador,
con uniforme y membrete,
la mira y se compromete
a complacer su fortuna.
—Sí, las tengo, ¿quiere una?
—No, por favor, deme siete.
Amor a primera vista
Un hombre, ya pensionista,
dice a su esposa, calmado:
—Amor, ¿crees en el llamado
“amor a primera vista”?
Y ella responde, tan lista:
—Por supuesto, un bien escaso
del gran amor, un pedazo.
Creo en eso más que en Cristo,
porque si te hubiese visto
más de una vez, ¡no me caso!
El sueño
—Cariño, he tenido un sueño
maravilloso contigo.
Si tú quieres te lo digo.
Es tan lindo. Tan grandioso.
Emocionado, el esposo,
le dijo: —Escucharlo quiero.
—Soñé que con tu dinero
me regalabas, oh, amante,
un gran collar de diamantes
el 14 de febrero.
Era un collar diferente
al resto de los collares.
Perlas tenía millares.
Y diamante suficiente.
Qué brillante. Qué esplendente.
Lo pienso y no se me olvida.
Y yo de rojo vestida
con zapatos de diseño.
¿Qué querrá decir el sueño?
¿Qué piensas hacer, mi vida?
El marido, con un swing
misterioso le contesta:
—Mi amor, sabrás la respuesta
al llegar San Valentín.
Llegó el 14, por fin.
El hombre se fue temprano.
Y a las 12 meridiano
—una hora en que nada pasa—
entró, sigiloso, en casa,
con un paquete en la mano.
La mujer se emocionó.
Se lo quitó. Qué arrebato.
Rasgó el papel. Pensó un rato.
En los labios lo besó.
Abrió la caja y halló
¡un libro! Vaya ironía.
En la portada decía
en caracteres pequeños:
La interpretación de sueños,
de Sigmund Freud. “¡Feliz día!”.
El matrimonio feliz
Un matrimonio se acuesta
y ella le dice al marido
susurrándole al oído:
—Mi amor, qué locura esta,
qué situación tan molesta
pero llena de matices.
¿Te acuerdas de lo felices
que éramos hace tres años?
Él le hace gestos extraños
como diciendo: ¿qué dices?
Ella sigue emocionada
abrazando a su marido,
susurrándole al oído
y acariciando la almohada.
¡Tres años atrás! “No es nada”.
¡Tres años! Feedback. Regreso.
El marido le da un beso
y le suelta en plena cara:
—No te conocía, Sara.
Y ella responde: —¡Por eso!
Resumen y final
Así que yo, por lo menos,
en este San Valentín
me regalaré un festín
de mimos y ratos buenos.
Regalé versos de estreno.
Recibí besos con halo.
Y como todo está malo
y poco ayuda la queja
haz reír a tu pareja:
la risa es un buen regalo.
Ama y ríe. Ríe y ama.
Piensa que “hacer el humor”
es como hacer el amor
haya cama o no haya cama.
Ama y ríe. Toca y llama.
Suda. Canta. Crece. Juega.
Entra y sal. Toma y entrega.
Que nada sufrir te haga.
¿Amor con amor se paga?
¡Amor con humor se pega!