Los cubanos y los móviles

Foto: Kaloian.

Foto: Kaloian.

Los cubanos de hoy en día
son de otra generación:
la del wifi, el esmarfón,
el whatsapp y la Infovía.
Pronto la telefonía
móvil sedujo al cubano.
De tal forma que un humano
que nace en nuestro país
ya no se siente feliz
sin un móvil en la mano.

 

Es una generación
que se pasa todo el día
como una calcomanía
adherida a un esmarfón.
Ya ni el buen sexo, ni el ron,
ni el béisbol, ni el puerco asado…
Ahora lo más deseado
es tener un celular
aunque se esté en un solar
del Cotorro o del Vedado.

 

De pronto ETECSA pasó
de ser una empresa odiada
a ser la mejor aliada
del que vive en Luyanó,
Matanzas, Batabanó,
Santiago de Cuba, Ciego
o Pinar del Río… Y luego
solo se piensa en tener
Imo o whatsapp y poder
vivir como un vídeo-juego.

 

Los jóvenes de ahora mismo
se excitan en la vidriera:
vaya cámara trasera,
vaya táctil onanismo.
Qué pantalla. Qué grafismo.
Qué ring-tones, cuánto placer.
Y no les des a escoger
entre una mujer y un móvil
porque, fríamente inmóvil,
siempre pierde la mujer.

 

Conozco a una tal Esther,
tan mujer que corta el hipo,
qué hermoso porte, qué tipo,
qué andares, de qué buen ver.
Se casó con el chofer
de un Chevrolet cincuentón
y hay tremenda situación,
pues en temas maritales
ahora tiene dos rivales.
el móvil y el Almendrón.

 

Peor fue el caso de Oscar
que en cuanto llegó a la casa
quitó al móvil la carcasa
y lo empezó a acariciar.
Como un amante sin par,
arrobado de emoción,
lo tiró sobre el colchón
balbucó… “Ven, Anabel”,
y el móvil dijo: “¡Alcatel
es mi nombre!, ¡y soy varón!”

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