Faltaban unos meses para el inicio del curso escolar, sin embargo los padres fuimos advertidos: “Por favor, cuando les forren las libretas no vayan a usar nada de Mickey, ni de Spiderman ni de Disney. Eso está prohibido…”. Así que las libretas del primer día de clases tuvieron forros de colores, de esos que venden por pliegos en las esquinas, en los bazares de la ciudad.
Pocas semanas después de iniciado el curso, hicieron otro pedido: había que confeccionar el “Álbum de la Patria”. Ahora, se trataba de una colección de imágenes de figuras de la Historia de Cuba: Céspedes, Martí, Maceo, “Perucho” Figueredo, Máximo Gómez, Martí, Mariana Grajales, Calixto García, Fidel Castro, el Che Guevara, Celia Sánchez, Raúl Castro, Camilo Cienfuegos… Además, algunos símbolos de la nación, como el Himno Nacional, el tocororo, la bandera… Uno por alumno, reunido todo en hojas independientes y encuadernado en un legajo que reposará en las aulas para ser usado en clases.
Estas colecciones de imágenes conviven en el aula con otras, perennes sobre las paredes: el escudo nacional, algún cartel con una frase patriótica, impresos con la imagen de la bandera, una foto de Fidel, algún Elpidio Valdés y María Silvia. El aula es una galería de iconos que reposan mientras, cada día, los niños entran y salen.
Pero al fondo del local hay otras, que salen y entran al mismo ritmo diario. Son los bolsos merenderos y las mochilas de los niños: tienen colores destellantes, brillos que no se pueden ignorar, figuras sinuosas y perfectas. Desde ella me observan Elsa y Ana, Ben 10, las tortugas ninja, las princesas de Disney, además de Sofía the First y… Mickey Mouse y Spiderman. Mientras los símbolos fijos quedan en el aula al finalizar la jornada, esos otros van y vienen, se renuevan de año en año.
Son los mismos símbolos expulsados del templo que, en silencio, se han colado en él. Símbolos de eso que por mucho tiempo hemos considerado la manifestación de la estulticia de un sistema socioeconómico que impugnamos, pero también manifestación del recelo que abrigamos en torno a lo atractivo de unas imágenes producidas para atraparnos en la red inefable de la sensualidad.
Desde posiciones marxistas en general simplonas, se ha alimentado una iconoclasia que manifiesta la desconfianza general hacia aquello sin propósito moral productivo, sin contenido pragmático positivo (desde la persecución de los “diversionismos ideológicos”, hasta la refutación del género fílmico dentro del proyecto de un cine nacional, por ejemplo), enfrentado con la idea del entretenimiento como cosa vacía.
Hay una visión sospechosa del placer en nuestra cultura. En el socialismo como praxis social misma, el placer ha sido una actividad bajo vigilancia. De ahí la insistencia en transformarlo en acto provechoso, en actividad útil. Las bailarinas de Tropicana, por ejemplo, defienden cierta noción de autoctonía y recaudan divisas para el país; no importa si representan un mundo donde la explotación del cuerpo femenino como paradigma de sensualidad libidinosa convierte al individuo en espectáculo. Digamos, en cambio, que la excepción confirma la regla.
En mi trabajo crítico, más de una vez he usado la noción de Disney como “entretenimiento envenenado”. También viví anonadado por Dorfman y Mattelart, pues su lectura ideológica de la iconografía Disney permitía advertir los sentidos ocultos de la ideología. Pero siempre me quedó pendiente la pregunta por el placer. Por el disfrute incluso “envenenado” que me proveían esas narraciones y sus encarnaciones de Donald, Mickey and Co. O sea, después del estudio sintomático, de la deconstrucción y el examen de la función axiológica de esos relatos, queda casi todo lo demás por decir. Queda el examen de la función del placer.
Cuando en el aula usen el “Álbum de la Patria”, cuando los niños manoseen esas efigies impresas, habrá poco de placer allí. Son rostros que no se explican solos, cuya esencia no es estética, sino ética. De ahí que su aprehensión va a depender mucho del pie de foto que les escriba el maestro, de la clase de Historia que les dote de sentido. Mas, la Historia de verdad no se cuenta sino como acto de placer de vivir. Lamentablemente, no es así como se explica la Historia en la mayor parte de las aulas cubanas, sino como dato frío, hagiografía. Esos rostros no llegarán a ser más cercanos a los niños que las imágenes del atrio de una iglesia.
Nadie que no quiera ser redimido por sí mismo va a aceptar la redención a manos de otro ser superior que, en vez de abrirle las puertas a la libre elección de credos, impone un catecismo donde antes hubo uno distinto. La escuela, entiéndase: la autoridad, la institución doctrinaria, que debería ser un universo de ideas en ebullición y, en definitiva, un crisol de ciudadanías, tiene que convencer con acciones, no con imágenes. Entonces, la valencia de los sueños mostraría donde esta lo errado de creer que goce y verdad están reñidos.
Acaso el problema central de esta postura es que vuelve a divorciar el mundo de las ideas, de las prácticas simbólicas y de los imaginarios, de la praxis de la vida cotidiana. El sujeto esquizoide que escucha hablar de un ideal ilusorio en el aula y choca cotidianamente con una práctica social en las antípodas, difícilmente admita ese mundo soñado como otra cosa que una fantasía. Por eso las imágenes de los próceres no acaban de ser muy diferentes a los personajes del cine y la televisión.
Slavoj Zizek, filósofo marxista, en su invaluable La guía perversa a la ideología (Sophie Fiennes, 2012), analiza la trabazón entre ideología y placer. Según él, la vivencia de la ideología está estrechamente ligada a la percepción desplazada de lo real, que lo despoja de la naturalización con que se da este a nuestra percepción, como si se tratase de una trama natural, no de un tejido de intereses y estructuras de poder y dominación. Zizek insiste en explicar el efecto de la ideología a partir de la definición que de ella hacía Marx: “No saben lo que hacen, sin embargo, lo hacen”.
Precisamente pensando en la acción revolucionaria sobre la realidad como realización del sueño de un mundo más justo, dice: “Uno de los grandes problemas de los mayores movimientos revolucionarios del siglo XX, como Rusia, Cuba o China, es que sí cambiaron el cuerpo social, pero la sociedad igualitaria comunista nunca se llevó a cabo. El sueño se quedó en el viejo sueño y se convirtió en la pesadilla definitiva. Ahora, lo que queda de la izquierda radical espera el mágico momento cuando el verdadero agente revolucionario por fin despierte, mientras la triste lección de las últimas décadas es que el capitalismo ha sido la auténtica fuerza revolucionaria, incluso si solo atiende a sí mismo.”
Para Zizek, esa “auténtica fuerza revolucionaria” tiene que ver con la enorme capacidad del capitalismo para proveer de placer y para administrar las ilusiones más simples y nimias. Dice: “El primer paso a la libertad no es cambiar la realidad para que encaje con nuestros sueños; es cambiar el modo en que soñamos. Y, de nuevo, esto duele, porque toda la satisfacción que obtenemos procede de nuestros sueños.”
Mi hija no sueña con el Che o con “Perucho” Figueredo. Sueña, en cambio, con InuYasha. InuYasha es un semidios que combate demonios y seres malignos; tiene un mal genio destacable y poco sentido del humor. Le acompaña Sango, una asesina de monstruos que está enamorada de Miroku, un monje budista con carácter de sátiro. También le siguen Kirara, una gata de dos colas capaz de transformarse en bestia voladora; Shippo, un demonio zorro con el cuerpo de un niño; y Sesshomaru, medio hermano de InuYasha. La motivación principal de todos es la venganza.
Pero la protagonista aquí es Aome, una alumna de secundaria del presente que viaja de manera accidental al Japón feudal y se convierte en un aliado de esos seres. Ella es la reencarnación de la sacerdotisa Kikyo, fundamental en el destino de InuYasha. Entre Aome y este último hay una tensión sexual que se va incrementando con el tiempo. Todos sufren dudas de vez en cuando, se enfrentan entre sí, perciben sus flaquezas en medio de las refriegas, pero se sobreponen irremediablemente. Son personajes de un anime.
A través de ellos, mi hija percibe el placer de estar conectada a algo más grande y rico que su propia vida. Sueña con algo más complejo que los personajes de una Historia fría y lejana. ¿Por qué habría yo de negarle el derecho a soñar?
Eres un mal padre. Vas a ver cuando tengas que pagar por los trajes para que la niña vaya a su primer cosplay si acaso no ocurrió el desastre ya. Entonces lamentarás la educación sentimental e intelectual que le ofreciste. Por lo demás completamente de acuerdo. Salud y suerte.
Y lo repito: no duden que un día Disney nos venda a Elpidio Valdés reciclado.
Eso es un problema solo porque tú hablas de eso, y ese es el problema con los reguladores sociales socialistas no los ha creado el sistema directamente ni siquiera sus adeptos o beneficiarios a veces ni sus detractores a veces gente como tú un joven periodista, y a veces, gente muy ignorante. La razón por la que tu hija no quiere ser como perucho es la misma por la que quiere ser como InuYasha. Nadie quiere que ella sea como perucho o el che, nunca nadie quiso, por eso nosotros tampoco quisimos, ni queremos que ella lo sea. Debes haber escuchado que el que hace la ley hace la trampa y la trampa de la retórica marxista es su propia retórica si no sabes no puedes hablar y una ves que sabes no lo puedes contradecir porque no hay nada que contradecir, es su propio fundamento. En el momento que quieres hacer una extrapolación como las que abundan en tu artículo entras en una espiral sin salida y ya está hablando de otra cosa (se llama incoherencia). Todas las sociedades producen símbolos, de echo Disney ha producido los símbolos modernos de la más desagradable pedofilia y nadie ni siquiera lo ha notado en más de 100 años. Productos gráficos como un forro de libreta o una mochila, no responden a una cadena de formación ideológica, el mural del aula tampoco, lo que lo hace hace es justamente la contraposición, como la tuya, de la que emergen para ambos tales significados. En pocas palabras, al que diseñó la mochila de mikey como al creador de InuYasha, les importa tres cordeles quien fue perucho ni a Perucho le importaba que nadie fuera como él. Se hace un mural con personajes y símbolos patrios para fortalecer, a golpe de repetición (así se forma memoria y sentido de sí mismo) un carácter de identidad, no para que andes con él la 24 horas sino para que lo recuerdes cuando él te necesite. No es el sentido de ser alguien o algo, eso es absolutamente absurdo. Tú vas a ser como el che y cómo perucho el día que a la revolución lenhaga falta y no vas a poder evitarlo, seguro ya lo has sido o lo fuiste escribiendo el artículo. Pero no en el sentido que crees, eres muy ingenioso e ingenuo. Y no leas más marxismo del 2012 hermano ya eso no es ciencia es historia. Ahora de lo que hablas en tu artículo, sobre las inclinaciones sexuales de tu hija pues bien por ella está descubriendo el universo del placer por si misma y tú al parecer solo ves los mangas, habla más con ella. Sobre la cita sobre los sueños no voy ni a hablar porque algo de respeto te debo como ser humano.
Tantos esquemas en un texto que quiere hablar de borrarlos. El Che niño no pudo soñar nunca con ser el Che adulto, quizás soñaba con Superman. Fueron las contradicciones de la vida las que le hicieron contrastar sus ideales. Si volvemos a leer el presente con las oposiciones esquemáticas del pasado, pretendiendo liberarnos así de ellas, presos quedaremos en el trauma.
gracias gerardo y ale. mi segunda pasion ademas de las contradicciones es el psicoanalisis. es un placer verte desnudo frente a los otros. para eso escribo, pero no siempre me desnudan tan bien. seguire exponiendome cada vez q pueda, no obstante. otra contradiccion que disfruto.
Mucha verborrea para no decir al final lo que hay que decir, que eso se llama adoctrinamiento. Y lo otro que tampoco el periodista puede decir es que el comunismo (o socialismo que al final es la misma porqueria) no es un sistema social o economico, el una secta.
Compadre, como un niño va querer pensar más en la historia que en lo que lo entretiene? Todos los extremos son malos
El problema radica en tratar de adoctrinar a niños con figuras históricas, que al final termina siendo hábito, la misma retórica aburrida, cuando ellos deberían pensar en otras cosas, cosas de niños. Por eso vas a las escuelas, desde primaria a técnicos medios y cuando cantan el Himno Nacional parece un rezo en una Iglesia, por eso cuando le hablas de símbolos patrios, de personas importantes como lo fue y es Jose Martí, te miran como diciendo: de nuevo con lo mismo?
Haré una comparación: En China se producen dibujos animados sobre cómo llegar al CC del PCC, y cómo llegó el actual presidente a dónde está. Narran en animados estilo manga hechos históricos y patrióticos.
En Irán hicieron un videojuego donde el protagonista debe luchar contra invasores norteamericanos e israelitas.
En América Latina existe una serie de animados, versión latina de Dora, donde la protagonista va contando la historia de Latinoamérica, viendo los patriotas, hechos naturales, sitios históricos, etc.
Pero nuestro Elpidio Valdés, aunque genial, es viejooooo…. Como los héroes son viejos, no sé si hay tantas conductas heroicas en la cotidianeidad, no se muestran héroes nuevos. Ahora un poquito están dedicando unos segundos a no sé quien que es carpintero o no sé cual que es maestra, en CV Internacional.
Nuestros materiales infantiles y juveniles no muestran elementos que las personas puedan apropiarse de manera individual e identificarse con los personajes. Dany y el Club de los Berracos es una iniciativa particular, asechada y además una excepción. Todo son cosas abstractas, sin saga o continuidad, diluidas en colectivo, somos números. A ello contribuye la no existencia del espacio aventuras o algo similar. Todas las buenas historietas de los 80 e inicios 90, desaparecieron (Koolau el leproso, Alona, Marabú, la de un marciano reptil, Camila, etc. que se publicaban en la revista cómicos) y han sido sustituidas por caricaturas infantiles de cómicas, que ningún adolescente identificaría consigo mismo, y mucho menos se han realizado materiales televisivos. Lo más humorístico para niños sería Fernanda, y no creo ninguna niña diga que es Fernanda.
Siempre ha sido una guerra de símbolos, término más exacto que imágenes. Hearts & Minds se llama el juego real.
Quien no conozca la expresión que la googlee, es un término político.
No tiene nada que ver la ideología con la creatividad del producto audiovisual. Imposible que Meñique sea nuestro mayor logro en animados. Imposible seguir reimitiéndonos una y otra vez a los mismos símbolos sin generar nuevos, y por favor!! no me digan que los Cinco son un símbolo actual apropiable por los jóvenes. Necesitamos héroes, necesitamos símbolos, elementos infantiles de identidad, abundan cuando miro alrededor, pero al parecer a alguien no le parecen políticamente correctos, y ni se encargan a los estudios Ghibli, ni se producen en Cuba. Esto es independiente de la ideología, los dos regímenes imperiales más asesinos de la Historia, USA y los nazis, tienen o tuvieron la mejor propaganda posible, y un abanico de símbolos apropiables, héroes a imitar, etc.
Ciertamente, un gobierno de viejos no entiende estas cosas, uno de burócratas, tampoco. En el buró, la izquierda y la derecha se parecen mucho. El problema está en pensar fuera del buró.
Liborio Criollo, se le olvido incluir a la ex Union Sovietica como parte de los imperialistas mas brutales de la historia. Solo entre los sovieticos, 20 Millones fueron victimas de su politica . En China las victimas llegaron a 65 millones, en Vietnam y por parte del gobierno un millon, en Corea del norte dos millones y sigue la cuenta. en total el comunismo ha causado ya mas de cien millones de muertos, mucho mas de lo achacado a los Estados Unidos.
Yeyo compadre!
Saquemos cuentas: En el mundo mueren cada año 9 millones de hambre, y USA controla gran parte del mercado de alimentos y sus precios, la economía mundial, los organismos crediticios, las patentes de semillas, etc.
En el mundo mueren cada año 19 casi 20 millones de enfermedades curables, asociadas a malos hábitos, y las principales farmacéuticas son USA También radican en USA las principales industrias publicitarias del tabaco, alcohol y otras drogas o alimentos tóxicos, Hollywood, los usos y costumbres hegemónicos, etc. En el mundo mueren cada año 200.000 en las guerras, y el mayor vendedor de armas, además está metido en todas o casi todas.Multipliquemos ahora por los números de años que esto se está midiendo, y un buen porciento es por USA.
A ello sumemos tal vez uno o dos millones de japoneses, uno o dos de alemanes, un millón de indios nativos, algunos millones de esos soviéticos ya que al inicio financiaron o armaron indirectamente a Hitler, algunos de esos chinos, al fomentar la división y guerras internas, no sé cuántos árabes, angolanos, cientos de miles de negros, todos los desaparecidos en latinoamérica por las dictaduras soportadas por USA (un millón tal vez?) todos los asesinados en Africa por las reglas impuestas por USA (dos o tres millones) y sabe dios cuántos marcianos si se les atraviesan en el camino. A la vez, han causado la “muerte espiritual” de decenas de millones con su constante adoración al becerro de oro, incitación a la insatisfacción y dependencia del consumo, individualismo que impide la realización de proyectos colectivos y contribución al cambio climático. Son miles de millones de muertos.
Ni los nazis Yeyo, ni los nazis!!! Eso, para no comenzar a rebatirte al menos en parte los ejemplos que pones, con cifras sacadas no sé de dónde, yo empleé FAO, OMS e incluso Banco Mundial, todas de derecha o centroderecha.
Claro, cuando uno es del Real Madrid, no ve tanto las faltas de su equipo. Eso aplica para ti y para mí.