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- diciembre 13, 2024 -
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Un tal Mijaíl

Poco después de ganar con categoría (y sobre el mozalbete Robert Fischer) el torneo de Zurich 1959, Mijaíl Tal encaró una simultánea de 38 tableros. Finalizada la sesión, un trebejista que había conseguido derrotarle se acercó al maestro para debatir cierto pasaje del cotejo.

-He podido hacerlo mejor en la jugada 17, le dijo Tal.

-No me dirá usted que recuerda toda la partida, le contestó el muchacho.

-Recuerdo todas las partidas, señaló Misha entonces, ecuánime y seguro.

Como es de suponer, los presentes pensaron que aquello era una fanfarronada. Pero Tal tomó lápiz y papel, y de memoria, sin un tablero cerca, escribió cada uno de los 38 duelos celebrados. Al final, solo quienes pudieron salir pronto del asombro, alcanzaron a aplaudirlo.

Así de genial era el letón. Un personaje que con 17 años se había proclamado titular de la república ex soviética, y que a los 22 ya era monarca del campeonato absoluto de la URSS y lideraba, maza en mano, el Interzonal de Portoroz.

Todo ocurrió muy rápido. Así, en 1959 Tal comandó el torneo de candidatos efectuado en Yugoslavia y se agenció el derecho de lidiar por la corona. Inevitablemente, a esas alturas la afición ajedrecística solo tenía ojos para aquel impetuoso jugador que no encontraba límite a la hora de imaginar combinaciones, y que cuando empezaba la siguiente década derribó el sólido muro levantado por el gran patriarca, su tocayo Botvinnik.

Sí señor. En la disputa por el cetro planetario, la fantasía pudo más que el pragmatismo, el verso voló libre y cálido sobre la frialdad de la ecuación, y Tal, con 23 abriles, se convirtió en el rey más joven del imperio de Caissa. (Dicho record estuvo vigente por espacio de un cuarto de siglo hasta la indetenible asunción del azerí Garri Kasparov).

Ciertamente, Misha Tal duró poco en la cima. Cuando apenas habían transcurrido doce meses, el perseverante Botvinnik recuperó su reino en match revancha, pero todo sea dicho, para entonces la salud del letón empezaba a dar señales negativas. A partir de ese punto, con ataques renales que asaltaban en plena competencia y una incapacidad probada para jugar cotejos dilatados, el Mago se enfrascó en un corajudo intento de retorno.

No lo consiguió. En 1965 anduvo cerca de volver a dar la guerra por el trono, pero Boris Spassky, quien estaba en la flor de su ajedrez, lo derrotó. Y en el 68 tropezó contra Viktor Korchnoi, su bestia negra, en las semifinales del ciclo de candidatos. Y en el 79, tras vencer en el Interzonal de Leningrado, fue frenado por Lev Polugaevsky en los cuartos de final. Y en el 85 guapeó todo lo que podía guapear en Montpellier, mas no lo suficiente.

Cumplidas tres décadas de pulsos en la elite, había llegado el fin, que no el olvido. Aquel estilo lleno de golpes tácticos no podía ser presa de la desmemoria, como tampoco su manía de arriesgar con sacrificios que sacudían los nervios del contrario. Indiscutiblemente, Tal fue un “tipo distinto”: mientras el resto contendía poco y trabajaba duro en el repertorio de aperturas, él prefería entrenar jugando el mayor número posible de partidas.

(Sobre su propensión al sacrificio han llovido aguaceros de críticas, sustentadas en que se trataba de “puro efectismo”. Puede ser. Sin embargo, nadie puede negar que sus entregas han hecho felices a millones de personas, y que eso, definitiva y llanamente, las justifica ante la historia).

¿Que su carrera acusa irregularidad? Es comprensible. Primero, porque pasó la vida de un hospital a otro, entre operación y operación, con un calmante ahora y otro luego. Y segundo, porque se sabe que fue esclavo del alcohol, y que jamás pudo zafarse, y que no pocas veces se acomodó borracho ante el tablero.

Un genio en toda regla, a Tal lo humanizaban los excesos. Diariamente fumaba tres cajas de cigarrillos Kent, bebía con ganas de cosaco y llevaba la vida nocturna de cualquier adolescente. Al decir del maestro Sosonko, “al quemar su vida sabía que no existía otra, pero no quería ni podía vivir de otra manera”.

Enamoradizo hasta la exageración, invencible en el Blitz, monstruoso en Olimpiadas, incapaz de conducir un automóvil pero sí de tocar a Rajmáninov al piano, Tal dijo adiós a los 55 años, en Moscú, con su leyenda inmejorable a cuestas.

Veamos este cotejo que le ganó en Reykjavik 1987 al Gran Maestro islandés Johann Hjartarson, con el valor añadido de que buena parte de los comentarios especializados son del propio Mago de Riga.

Blancas: M. Tal. Negras: J. Hjartarson.

1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ab5 a6 4.Aa4 Cf6 5.0-0 Ae7 6.Te1 b5 7.Ab3 0-0 8.c3 d6 9.h3 Ca5

La Variante Chigorin de la Apertura Española.

10.Ac2 c5 11.d4 Dc7 12.Cbd2 Ad7 13.Cf1 cxd4 14.cxd4 Tac8 15.Ce3

Tal señaló que había decidido seguir una recomendación vista en los dos últimos informadores de entonces, que llevaba a una posición cerrada. En su lugar, pudo elegir una línea más abierta como 15.Ad3 Cc6 16.Ae3 exd4 17.Cxd4 etcétera.

15…Cc6 16.d5 Cb4 17.Ab1 a5 18.a3 Ca6 19.b4!

Las negras no tendrían grandes dificultades si pudieran colocar su caballo en c5.

19…g6

19…axb4 20.axb4 Cxb4?? pierde por 21.Ad2. Mientras, con 19…Dc3 20.Ta2 axb4 21.Tc2 (21.axb4 Cxb4 22.Ta3 ) 21…Db3 22.Txc8 Dxb1 23.Txf8+ Axf8 24.Cd2 y las blancas tienen ventaja.

20.Ad2 axb4 21.axb4 Db7 22.Ad3!

La jugada es conocida, las blancas presionan el peón de b5, pero hay otras ideas detrás. Aquí, si 22.Ch2 sigue 22…Ce8! para jugar …f5, y las perspectivas negras no son malas.

22…Cc7

Es comprensible que las negras quieran mover su caballo de a6 para que tome parte en la batalla, pero tal vez fuera preferible 22…Ta8!? preservando la posibilidad de Ad8-b6.

23.Cc2!

Desde c2 el caballo puede ir a a3 aumentando la presión sobre b5, también tiene otros recorridos a su disposición, y además abre caminos para el Ad2.

23…Ch5

El contrajuego de las negras se basa en …f5, y además se evita la molesta jugada blanca Ag5.

24.Ae3 Ta8 25.Dd2

Las blancas han completado su desarrollo y amenazan 26.g4.

25…Txa1

Tras 25…f5 26.Ah6 las negras deberían jugar 26…Cg7, puesto que en caso de 26…Tfe8 o 26…Tfb8, es fuerte 27.exf5 gxf5 28.Cxe5! dxe5 29.d6 Axd6 30.Txa8 Txa8 31.Dg5+ etc.

26.Cxa1!

El caballo se dirigirá a a5 sin pérdida de tiempo.

26…f5 27.Ah6 Cg7?!

Abandona la presión sobre el centro. Era interesante, al menos desde el punto de vista práctico, 27…Ta8.

28.Cb3 f4

Las negras cierran el flanco para poder cambiar el alfil de h6, pero esta maniobra lleva tiempo. Las blancas tienen varias ventajas posicionales, especialmente el punto c6, y están listas para atacar el flanco de dama.

29.Ca5 Db6 30.Tc1

30.Ch2!? con idea del ventajoso cambio Ae2-g4 era una interesante idea posicional.

30…Ta8

En caso de 30…Tc8?!, Tal tenía calculado 31.Dc2! Cce8 32.Dxc8 Axc8 33.Txc8. Con la desaparición del alfil negro de casillas blancas, la posición negra se torna muy delicada.

31.Dc2

Retirar el Cf3 y luego Ae2-g4 era otra posibilidad, pero a Tal no le pareció claro.

31…Cce8 32.Db3

Obliga a tener en cuenta el golpe Cxe5.

32…Af6 33.Cc6 Ch5 34.Db2

No es ventajoso 34.Cfxe5?! debido a Axe5! (no 34…dxe5? por 35.d6+ Rh8 36.Df7) 35.Cxe5 dxe5 36.d6+ Rh8 37.Dd5 Dxd6! 38.Dxa8 Dxd3 39.Dd8 Dd6 y las negras se defienden, manteniendo su ventaja material.

34…Ag7?!

Considerando que el sacrificio en e5 no es peligroso, las negras realizan el ventajoso cambio estratégico de los alfiles de casillas negras, pero omiten un golpe combinativo.

35.Axg7 Rxg7?!

Ahora las negras planean colocar un caballo en c7 para la defensa, el otro en f6, y empezar su ataque de peones en el flanco de rey. Era preferible 35…Chxg7, si bien las blancas están mejor tras 36.De2 Cc7 37.Ch2 etc. El fuerte Cc6 hace parte de la diferencia.

36.Tc5!!