(…) que no se puede llamar feliz a quien no participa en las cuestiones públicas, que nadie es libre si no conoce por experiencia lo que es la libertad pública y que nadie es libre ni feliz si no tiene ningún poder, es decir, ninguna participación en el poder público.
Hannah Arendt. Sobre la revolución (1965)
Amplia difusión internacional causó el anuncio realizado por parte del gobierno cubano, respecto a la entrada en vigor con vista a las elecciones de 2018 de una nueva ley electoral. Lo anterior está en consonancia, según las propias autoridades cubanas, con el perfeccionamiento del sistema político y su adecuación al proyecto de país que se viene perfilando desde hace algunos años, a partir de la adopción de los Lineamientos de la Política Económica y Social por el Sexto Congreso del PCC.
Esta ley ha sido vista por muchos, y de hecho es así, como un paso necesario para la implementación de otras reglas del juego, que serán de aplicación a la elección y posterior funcionamiento de las autoridades políticas que deberán sustituir a la generación histórica de la Revolución. Recuérdese que el propio Raúl Castro ha anunciado, que no aceptará su nominación como candidato a ocupar la presidencia de los Consejos de Estado y de Ministros, luego de cumplir su actual mandato que culmina en 2018.
De cualquier manera, la ley electoral que se avecina tiene que ser algo más que el simple establecimiento de otras reglas. Debe erigirse, al menos eso esperamos muchos, en un elemento que contribuya a la necesaria democratización del sistema político y la sociedad cubanas. En virtud del principio democrático, debe contribuir a la participación popular más directa del mayor número de ciudadanos, y a la representatividad de la sociedad en las estructuras de poder. El objetivo fundamental de cualquier ley de este tipo es definir cómo se participa en el orden electoral. Por tanto, incide directamente en la legitimidad de los representantes políticos a todos los niveles de dirección.
Una cosa queda clara, y es que toda ley electoral responde a coyunturas, o sea, a un contexto político determinado. Ese contexto que se vislumbra desde hoy, es el de un país donde existe hace varios años, una tendencia a la disminución de los niveles de participación en los procesos electorales, y que además tiene por delante el fuerte reto de disminuir la apatía política de buena parte de sus ciudadanos. A todo lo anterior hay que añadir los nuevos referentes que existen en América Latina, una región cuya realidad ha estado signada en los últimos años por la constante realización de procesos electorales, muchos de ellos con altos niveles de participación y en países cercanos a Cuba.
La ley electoral que está por llegar deber servir para, de conjunto con otras reformas al sistema político, extender el alcance de los derechos políticos de los ciudadanos. Esto contribuiría a naturalizar el desacuerdo y la interpelación en la vida pública. Además, serviría para inmiscuir más a los electores con el proceso electoral en sí mismo, asegurando que aquellos intervengan directamente en la nominación y elección de todos sus representantes.
Un paso importante en este sentido, sería centrar el contenido de la nueva ley en democratizar más el sistema electoral, como paso necesario para la total democratización del sistema político. En aras de lograr lo anterior, cabría la elección de los miembros del Consejo de Estado así como de su Presidente, mediante el voto directo de la ciudadanía. Dicha medida se insertaría eficazmente, en un entorno que estaría signado por la fijación de límites de tiempo para el ejercicio de determinados cargos, en las más altas esferas de dirección del país. Lo anterior significa que una misma persona no podrá tener una responsabilidad política en determinadas estructuras del poder por más de dos mandatos consecutivos. Hasta el momento la duda radica en cuáles cargos serán sujetos a este límite, aunque el primer referente en el que muchos pensamos es el de Presidente del Consejo de Estado y de Ministros.
Esta limitación pudiera ser flexibilizada eventualmente, empleando una fórmula que permita la reelección indefinida, si el pueblo mediante referéndum así lo decidiera. En todo caso, se haría valer el resultado a favor de dicha reelección, solo si alcanzase una mayoría cualificada. Esta formulación no es desconocida ni mucho menos en el contexto cubano, pues la Constitución de 1940 así lo preveía.
Otra de las modificaciones que se pudiera introducir, recaería en la eliminación de las comisiones de candidatura. Estas en la actualidad operan como filtros políticos para la nominación de los precandidatos a delegados a las Asambleas Provinciales y los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular. Resulta obvio que su desaparición del escenario político cubano del futuro, posibilitaría la creación de mecanismos que aseguren la nominación directamente por los electores, de quienes ellos consideren que deben ocupar escaños en los niveles provincial y nacional del Poder Popular.
A todo lo dicho hasta aquí se podría agregar que la nueva ley electoral debe regular un sistema eficaz para el empadronamiento electoral. Esto significa que debe asegurarse un marco legal que garantice altos niveles de inscripción de los electores, sin que se vulneren principios democráticos básicos como el de un elector, un voto.
De todas formas, cualquiera que piense que la nueva ley electoral por sí sola resolverá el déficit, y en general todas las problemáticas asociadas a participación política en Cuba, comete un enorme error. La trascendencia de las modificaciones al sistema electoral, dependen del impacto que logren en el sistema político en general; sobre todo del grado de legitimidad que sean capaces de tributar a las autoridades estatales. Pero para consolidar ese impacto, el mismo debe estar acompañado de otros cambios en la cultura y el imaginario popular sobre la valía de participar en la vida pública del país. Se necesitan medios de prensa que no solo hablen de las elecciones cuando estas se acercan; así como instituciones educativas que instruyan sobre las cuestiones electorales, y no solo repitiendo el discurso oficialista, sino desde el fomento de una verdadera cultura cívica y democrática.
* Raudiel F. Peña Barrios, cubano, jurista, reside en La Habana. Ha publicado varios artículos sobre la temática electoral cubana en la Revista Estudios de la Universidad Central de Costa Rica; la Revista de Derecho Electoral del Supremo de Elecciones también de Costa Rica; así como en la Revista de Estudios Políticos y Estratégicos de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM) del Estado de Chile.
Interesante artículo, sobre todo si tenemos en cuenta, el desconocimiento popular que existe en torno a los principios de la ley electoral en Cuba. Ver este proceso más allá de un mero voto es imprescindible para ganar en confiabilidad y respeto en la sociedad. También como garante de cultura jurídica y de elecciones más eficaces. Sobre este tema sería interesante otros artículos.
Como bien expresa la Raudiel, la clave es… “la elección de los miembros del Consejo de Estado así como de su Presidente, mediante el voto directo de la ciudadanía”
Cualquier adecuacion o actualizacion del modelo electoral cubano, o como pretendan llamarle, que no permita al pueblo elegir a sus gobernantes en forma directa y secreta, y con supervision internacional (tambien en los modulos de computo que se usan para contabilizar los votos), seria una caricatura electorera con el proposito de enviar senales al exterior, no de democratizar la nacion.
Raudiel me da mucho gusto leer tu excelente artículo. Coincidimos en casi la totalidad de los postulados. Ciertamente es necesario la eliminación de las Comisiones de Candidaturas, la imposición de límites al número de mandatos por los principales magistrados de la República y el sufragio directo hacia los mismos.
Sin embargo, creo que resulta innecesario un nuevo mecanismo de empadronamiento de los votantes en la nueva Ley Electoral. Como bien sabes, el actual provee la inscripción automática y universal en el Registro de Electores de todos los ciudadanos con aptitud legal. Este mecanismo de inscripción, en lo que a términos democráticos se refiere, es un acierto importante (si no el más) del legislador cubano.
Esta inscripción realizada de oficio, elimina de por sí mecanismos obscuros que conllevan a una corrupción electoral. Tales mecanismos aupados por el empadronamiento voluntario, implica que dolosamente se dificulte o imposibilite por parte de las autoridades electorales la inscripción en el Registro de Electores de minorías étnicas o raciales, y también de sectores de bajo nivel adquisitivo y literalidad. Tales estrategias normalmente se evidencian en la ubicación de mesas de empadronamiento en lugares de poca accesibilidad o en medio de la jornada laboral. Ello sólo para tener el derecho a ser llamado a votar.
Por lo tanto, el principio de inscripción automática y universal en el Registro de Electores de todos los ciudadanos con aptitud legal para votar debe permanecer no sólo en la próxima Ley Electoral, sino en todas las futuras legislaciones del tema, por el espíritu democrático que conlleva.
Puedes leer un artículo que escribí junto a Jorge de Armas en esta misma revista sobre una posible nueva Ley Electoral.
https://oncubanews.com/sociedad/de-que-pueblo-estan-hablando/
Abrazos,
Luis Carlos
Gracias por sus comentarios a todos. Los agradezco sinceramente. En tu caso Luis Carlos gracias por calificar el artículo de excelente. Lo que ocurre con el registro electoral en Cuba no es un problema de inscricpión, la cual el hecho de que sea de oficio es, como bien dices, algo importante. El problema con el registro en Cuba, es que su actual regulación presenta deficiencias que vulneran el principio de un elector, un voto. Al respecto, te sugiero que veas algunos de los artículos míos que están en las revistas que aparecen referenciadas acá. Cuando hago alusión a que debe asegurarse un marco legal que garantice altos niveles de inscripción de los electores, sin que se vulneren principios democráticos básicos como el de un elector, un voto; quiero decir que no puede existir un registro electoral que de pie al fraude. No digo que haya fraude electoral en Cuba, no lo creo, pero la norma deja un espacio muy amplio para ello. Te sugiero además de los artículos míos, que busques el Decreto-ley 248 que regula el funcionamiento del registro en Cuba (sobre todo el Artículo 14), así como su reglamento que esta en la Resolución 6 del 2007 del MININT. Yo realice mi tesis de licenciatura al respecto, y realmente te digo que la forma en funciona el registro hoy en Cuba no puede catalogarse como confiable del todo.
Raudiel buenisimo, tu casi siempre acertado. Sumandome a la conversacion entre Luis C y tu, tampoco es que en el Registro exista mucho control, ejemplo sencillo: YO era votante tanto en St Clara como en 10 de Octubre y me llamaban cada año de los dos lugares pq igual nunca ejercia mi voto por considerarlo innecesario, esperemos que mucho de esto q explicas se cumpla. Saludos a los dos y a Fatima
Estoy de acuerdo contigo Raudiel, creo que es esencial cambiar las reglas del juego, incluso no quisiera intrometerme en discuciones tecnicas porque doctrinalmente cualquier sistema politico tiene su defensa y prefiero ahorrarme los intestinos antes de empezar una batalla dialéctica, por cierto todo el mundo usa esta palabra en Cuba sin saber que cosa significa; seguramente cambiar un constitucion tan progresista como la del 40, respondió a un cambio dialéctico pero bueno a veces dio resultado, sino preguntale a VM32. Yo pienso que eres valiente por querer explicar lo inexplicable, lo reconozco, incluso defiendes una postura desde tu país, y no desde la otra orilla, eso también tiene su mérito. Pero te digo que al final podrán cambiar las reglas cuantas veces quieran que el juego será siempre el mismo, de eso no tengo la menor duda. Piensa detenidamente en esto último que te diré. En el pais de los ciegos el tuerto es el rey. Saludos profe de un amigo suyo.
Soñar no cuentas nada, pero si algo debe tener es prohibir en mayúsculas y en negritas la reelección de nadie a mas de dos mandatos y cerrar todas vías de tratar de hacerlo (ojala y fuera a un solo mandato)
Este proyecto de nueva Ley Electoral no debe realizarse de espaldas al pueblo. Debemos ser escuchados y ser tenidos en cuenta para esta nueva etapa. Ya van quedando atrás las posibles justificaciones para no abrirnos completamente en términos políticos. No es ético que haya un solo partido legalizado, pues nadie puede creerse poseedor de la verdad absoluta. Aunque uno siempre vote por el partido de la Revolución, a esta le resta prestigio y adeptos la no convivencia con otras corrientes políticas; serias, eso sí.
Hasta los propios especialistas estadounidenses hace varios años daban por segura la amplia victoria de Fidel en unas elecciones abiertas, pero estas nunca ocurrieron. Y al final, esa misma mayoría del pueblo se cuestiona que no ocurrieran, y que no ocurran, ese tipo de elecciones.
Si bien el actual Sistema Electoral, al menos en teoría, permite a cualquier ciudadano llegar al más alto cargo del país; hoy el pueblo lo que quiere son elecciones abiertas y elegir directamente a los máximos representantes de la Nación. La biografía en un papel no puede ser un medidor de un candidato, sino un plan concreto que sería evaluado por el pueblo. La gente también quiere medios de comunicación alternativos a los oficiales. Si no lo creen, que se haga un referéndum…
Todo lo nuevo en Cuba deberá estar sujeto a leyes y podrá ser revocado si falta a la verdad y si cae en difamaciones, etc. Lo que no puede ocurrir es que por persistir en nuestro propio enclaustramiento, perdamos a la Revolución, y a lo mejor de ella. Tal cual ocurrió en el antiguo Campo Socialista Europeo y, curiosamente, su pueblo no defendió aquello que cayó… Un Socialismo más abierto, considero que sería lo mejor para los cubanos de este siglo XXI… y más allá.
El autor tiene credenciales muy interesantes, pero su texto contiene un error grave. Los miembros del Consejo de Estado son diputados elegidos, que a su vez son escogidos por la Asamblea Nacional para representarla entre sus sesiones. Pedir la elección directa de los integrantes del Consejo de Estado señala un desconocimiento de su propósito como órgano representativo del propio Parlamento. En cambio, elegir al Presidente de ese Consejo es una demanda que escucharemos cuando se debata la nueva Ley.
todo muy superficial.Como cambiar algo relacionado con el gobierno,el estado si tenemos una constitucion que dice que el poder esta en manos de la fuerza de los “mejores”…que quedaria para los demas???Por quienes votarian los electores si no supieran de opciones,de programas,de otras utopias,etc???Como ejercer el poder si los organos de aplicar el oder estan en maos de una ideologia,de un partido que excluye a los no militantes de su direccion??El tema de la reeleccion indefinada es cosa de ninos,todos saben que si el que gobierna se hace el Bueno y regala cosas ,etc…tiene ventaja sobre el que no lo puede hacer!!!Y del financiamiento,que?? Los comunistas lo tienen garantizado y..los otros,que??
Raudiel,no te molestes conmigo,pero como tu que eres un estudioso de estos asuntos puedes ignorer que lo de menos es el censo,que es importante.Lo demas y que en cuba es un relajoes las boletas,los miembros del colegio,los testigos del colegio.Por lo menos que folien las boletas y las registren con testigos,pues ni es se toman el trabajo de hacer,intercambiar una boleta por otra es sumamente facil!!No lo has visto??Seria importante,para empezar una Buena Carrera de experto,te fijaras en esas cositas…Gracias
Todos sabemos lo que encierran las campañas electorales de los politiqueros pero… se ha preguntado usted cómo evaluar la gestión de un delegado… si no se compromete con los electores en nada.
Como minimo la nueva ley deberia tener estos cuatro puntos:
1. Se debe poder elegir al presidente por voto universal y directo de todo el pueblo.
2. Los candidatos saldran del seno de la asamblea nacional y seran propuestos por esta.
3. Se debe destinar de un periodo de intercambio de los candidatos con el pueblo.
4. El intercambio de los candidatos con el pueblo se hara por diferentes vías (dentro de las que incluyen los medios masivos de difusion), bajo iguales condiciones y sin propaganda.
5. No habra posibilidad de reelección.
Príncipe el que comete un error eres tu. Los miembros del consejo de estado ciertamente son diputados electos por voto directo para que puedan estar en la Asamblea Nacional. Pero ese propósito como órgano representativo que tiene el consejo de estado respecto a la asamblea, y que tú recalcas en tu comentario, no es un obstáculo para que el pueblo pueda elegir directamente a sus integrantes. Si el pueblo interviene en la elección de los diputados a la asamblea, porqué no puede intervenir en la elección de los que integrarán el consejo de estado. Esta idea, que no soy el primero en proponerla ni mucho menos, permitiría extender el alcance de la elección popular más allá de lo que es en la actualidad.
¿Amplia difusión internacional? Tiene que ser, porque aquí no he visto nada de eso y leo el Granma a diario. No se ha dicho una línea – que yo recuerde o haya visto – al respecto. En ese aspecto, es un proceso de especulación lo expuesto anteriormente… (sin negar la capacidad como jurista, articulista o simple ciudadano, del que lo suscribe).
Sería también un gran cambio pensar en modernizar el sistema electoral desde el punto de vista tecnológico. Es ciertamente una falta de respeto que se continúe marcando las boletas con lápiz, teniendo en cuenta que puede ser fácilmente borrado y modificado el voto. ¿Dónde está la seguridad jurídica en un voto realizado con lápiz? Quizás pedir que instalen un sistema computarizado sería demasiado por el alto costo, pero es indudable que necesitamos un sistema más seguro que vaya más allá de los lapices y las urnas de cartón. Yo por eso siempre que voy a votar llevo conmigo un bolígrafo, para al menos tener la seguridad de que mi voto no podrá ser cambiado fácilmente.