Donald Trump y Ted Cruz, los dos principales candidatos republicanos a la presidencia de los Estados Unidos, utilizaron la llegada de Barack Obama a Cuba para recordar cuál es su posición frente a la normalización con el gobierno de Raúl Castro. La ocasión les sirvió para criticar el manejo de la política exterior por parte de la actual Administración demócrata.
Guantánamo, la demanda cubana por los daños del bloqueo y el recibimiento a Obama en el aeropuerto de La Habana entraron en el discurso que Trump ofreció el domingo en Palm Beach, Florida, durante una cena de recaudación de fondos entre donantes de su partido.
“Aterrizó en Cuba y Raúl Castro, el líder de Cuba…no estaba ahí para saludarlo” espetó Trump muy a su estilo, como si estuviera contando un chiste.”Aterrizó el avión y no había nadie allí para recibirlo (…) Honestamente, Obama debió darle la vuelta al avión e irse.”
Wow, President Obama just landed in Cuba, a big deal, and Raul Castro wasn’t even there to greet him. He greeted Pope and others. No respect
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) March 20, 2016
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El candidato escribió un texto similar en su cuenta en Twitter. En términos simples, el magnate neoyorkino suele repetir que la presente política exterior estadounidense no genera respeto en la comunidad internacional.
El canciller Bruno Rodríguez Parrilla dio la bienvenida el domingo a Obama y su familia al pie del Air Force One. El recibimiento oficial con parada militar por parte del presidente de Cuba está programado para este lunes 21 de marzo en el Palacio de la Revolución, sede de las principales instituciones del gobierno en la isla. En horas de la noche, se brindará en honor del visitante una cena de estado en ese mismo edificio, un gesto de cortesía poco habitual en las visitas de Estado a la Isla.
En su pronunciamiento, Trump agregó que “nos quieren demandar por Guantánamo…que, por cierto, lo quieren de vuelta con muchas ganas. ¡Yo quiero mantenerlo abierto… y poner dentro a más de los malos!”, en referencia a la cárcel instalada en el interior de ese enclave militar, cuya devolución no está en negociación por parte de Estados Unidos.
“Estoy a favor con la ‘situación de Cuba’, pero les digo, ellos deberían estar haciendo un mejor acuerdo. He escuchado que Cuba quiere demandarnos por cientos de millones de dólares por todo el daño que le hemos causado” repitió Trump, volviendo una vez más sobre la misma idea expresada durante un debate televisado desde Miami el pasado 10 de marzo. Entonces también se refirió a la compensación exigida por lo que llamó “años de abuso por parte de los Estados Unidos”.
Ted Cruz, el senador cubanoamericano por Texas y segundo en las primarias republicanas, dejó por escrito sus opiniones en la revista Politico.
“La Habana comunista siempre ha sido un imán para los elegantes radicales de la izquierda, que aparece como polillas a la llama en este puesto avanzado occidental del comunismo totalitario. En la década de 1960, los visitantes incluyeron a Angela Davis y Stokely Carmichael, mientras el Che Guevara recibido él mismo Jean-Paul Sartre. Ahora esta imagen cuenta con un Presidente de los Estados Unidos”, redactó antes de iniciar una diatriba acerca del entendimiento de Obama con Raúl Castro.
Ted Cruz pocas veces menciona la isla donde nació su padre sin encadenarlo con el resto de las iniciativas en políticas exteriores trabajadas por Obama y el secretario de Estado John Kerry, como el acuerdo nuclear con Irán. Su texto ataca la visita presidencial a La Habana, pero no delinea en detalles cómo sería la actitud hacia Cuba bajo su mando, si gana las elecciones generales en noviembre de 2016: una diferencia notable en comparación con su colega y ex contrincante Marco Rubio, quien sí se preocupaba por dejar claro cómo desmontaría paso por paso la reconciliación pactada con La Habana.
La carrera presidencial de Ted Cruz y su búsqueda de la nominación del Partido Republicano empezó con una victoria en los caucuses o asambleas nominativas de Iowa, estado donde arranca el proceso de primarias para escoger quiénes serán los candidato finales de las principales organizaciones de la política estadounidense.
Cruz superó las expectativas, ganó unos cuantos estados (incluido su natal Texas) y escaló a un segundo lugar en votos en esta fase del ciclo electoral 2016, mientras otros candidatos con antecedentes más prometedores suspendían sus campañas. Ahora intenta presentarse como una alternativa viable para vencer a Donald Trump, el aspirante con más posibilidades de ganar la nominación presidencial del Partido Republicano.