Unas treinta personas viven aisladas en medio de la Bahía de Cienfuegos. A Cayo Carenas solo se llega por mar, en barcos o lanchas de pasajes. En ese terreno de llano de alrededor de 20 hectáreas se contaban antes alrededor de cuarenta casas. Hoy si acaso podrá encontrarse una docena.
Cuentan los historiadores de Cienfuegos que los primeros piratas franceses se asentaron en Cayo Carenas, casi al centro de la Bahía de esa provincia sureña. El sitio se conocía como la “Llave de Jagua” y durante la Guerra de 1895 hubo un centro de armamentos, luego aparecieron hostales y clubes de pescas con una arquitectura muy típica. En 1966, el cineasta Humberto Solás filmó allí el segundo cuento de Lucía, recreando una escena de los años 30.
Muchos llegan al Cayo solo en época de verano y aunque no conozcan la historia, aún es posible distinguir cómo está dividido en manzanas. Sus límites son callejones que una vez tuvieron nombres. Cuba y Bullón, por ejemplo.
Hay, además, reportes de plantas endémicas como la palma coccothrinax cupularis, hoy incluida en la más reciente edición de la Lista Roja de la Flora de Cuba como especie en peligro crítico de extinción. Pero ni la belleza natural, ni la historia salvan a Cayo Carenas del olvido.
La vida se ha vuelto difícil para quienes decidieron quedarse. Ya no entra el médico ni la enfermera de la familia.La electricidad solo llega en las noches y hay muchos problemas con el agua potable, tanto así que algunos se han acostumbrado a tomar solo agua de lluvia.
De la gloria a la desolación. El cayo se enciende solo una vez al año: cada 16 de julio cuando se realiza la Procesión marítima de la Patrona de los Pescadores. La peregrinación sale de la Iglesia y da una vuelta en barco a Carenas.
Hay alguna cosa buena en Cuba para Oncuba ?
… y es que Carenas, como casi todo en esta ciudad de Cienfuegos, se ha dejado morir ante la vista atónita y desesperanzada de los habitantes de la Perla. Desaparecieron los espectáculos acuáticos que llenaban el malecón, los paseos marítimos por la hermosa bahía, los cientos de barquitos de pescadores que adornaban las costas y hasta los mismos muelles que los acogían, la famosa limpieza que siempre caracterizó a nuestra perla y la hizo admirada incluso allende los mares, y tantas otras cosas materiales y espirituales que vemos destruirse o marcharse de nuestra ciudad a diario sin que le importe a las autoridades locales. Dios nos ayude a mantener lo que aún se preserva, porque si esperamos por la gestión gubernamental estamos perdidos…
Adrian, claro q si… hay pocas cosas buenas en Cuba; una de ellas es que sirve como perfecto ejemplo de como destruir una sociedad y un pais.