Antigua sede de fiestas orgiásticas y otras extravagancias de Manuel Cortina, la hacienda que lleva su nombre es hoy un sitio de esparcimiento para las familias. Luego de los golpes de los huracanes Gustav y Ike, en 2008, y un demorado plan de restauración iniciado en 2014, el Parque recobra parte de su esplendor gracias a la reutilización de áreas recreativas.
Próximo al límite entre Artemisa y Pinar del Río, el lugar aún conserva la distinción de antaño amén de las ruinas y la mano homogenizadora de la industria turística. Docenas de estatuas sembradas durante décadas custodian el lugar como si aguardaran un retorno al pasado. Sátiros, niños, bestias, mujeres de piedra vigilan el rumbo de los paseantes.
fui hace poco y la peseé muy bien con mi familia, está cerca d San diego de los baños 🙂