Sam Altman, el director ejecutivo y cofundador de Open AI, desarrolladora del polémico programa de generación de textos ChatGPT, pidió este martes al Congreso de Estados Unidos regular el desarrollo y usos de la inteligencia artificial (IA).
“Mi peor temor es que le causemos un daño significativo al mundo”, reveló ante un subcomité del Senado mientras planteaba la necesidad de que los gobiernos intervengan, la única seguridad de proteger y respetar los derechos y las libertades de los ciudadanos.
Aunque reconoció que la IA puede ser utilizada para el beneficio de la humanidad en el campo de la medicina, con potencial para ayudar a encontrar soluciones a problemas como el cáncer, el joven de 38 años alertó sobre su lado oscuro: cómo las funciones de estos robots podrían sustituir la labor humana en algunas áreas ocupacionales.
“Habrá un impacto en los empleos. Tratamos de ser muy claros al respecto”, afirmó Altman. Admitió, además, el impacto que la IA podría tener al ser utilizada como un arma en las elecciones.
“El gobierno de Estados Unidos debería considerar una combinación de requisitos de licencia o registro para el desarrollo y lanzamiento de modelos de IA por encima de un umbral crucial de capacidades, junto con incentivos para el pleno cumplimiento de estos requisitos”, propuso Altman.
ChatGPT es una poderosa herramienta con capacidad de procesamiento de información y razonamientos lógicos. Los chatbots ofrecen respuestas muy completas a preguntas u órdenes de los usuarios.
Las preocupaciones de Altman ocurren a menos de un mes de que abandonara su puesto en Google el informático Geoffrey Hinton, premio Turing en 2018, considerado el “padrino” de la IA, preocupado por los problemas de seguridad que entraña esta tecnología.
Tampoco es la primera vez que un ejecutivo de las tecnologías comparece ante el Congreso. En abril de 2018, el director general de Facebook, Mark Zuckerberg, declaró ante una comisión supervisora de la Cámara de Representantes.
Entonces, la firma británica Cambridge Analytica obtuvo datos de más de 50 millones de usuarios de la red social con el objetivo de influir en las elecciones estadounidenses en favor de la campaña de Donald Trump.