La OMS ha declarado tres enfermedades como “emergencias sanitarias internacionales”: la poliomielitis, la COVID-19 y, recientemente, la viruela símica o viruela del mono. Esto implica mayor grado de atención de la agencia de la ONU para una situación sanitaria, lo que permite un alto nivel de coordinación entre los Estados y la obtención de fondos para el combate de estas enfermedades. En el caso de “la polio” se esperaba que para el año 2000 estuviera erradicada, sin embargo distintas causas han posibilitado que aún se reporte trasmisión en dos países de Asia, donde es endémica. La COVID-19 resultó la peor pandemia de los últimos cien años, con millones de fallecidos en todo el mundo. Finalmente, la viruela símica, que había tenido varios brotes epidémicos en varias regiones de África, saltó a Europa y de ahí al resto del mundo. Sobre el comportamiento de estas dos últimas enfermedades hablaremos en el presente artículo.
COVID-19
En diciembre del 2019 hubo un brote epidémico de una enfermedad de causa desconocida en Wuhan, China. Ese fue el inicio conocido de lo que semanas más tarde fue bautizado como COVID-19 y declarado por la OMS como pandemia, que dio lugar a la mayor crisis sanitaria y económica global en más de cien años. A raíz de lo anterior la economía mundial se contrajo un 3 % y la pobreza aumentó por primera vez en más de una década. El impacto sanitario también ha sido enorme: se han diagnosticado 588 millones de casos en el mundo y el total de muertes se acerca a 6.5 millones, aunque los expertos afirman que las cifras podrían ser mucho mayores. Países como Estados Unidos con 92.5 millones de enfermos y más de un millón de fallecidos; India con 44.2 millones de casos y 527 mil muertes, y Brasil con 34.1 millones de enfermos y 681 mil decesos se encuentran a la cabeza de las estadísticas.
Una de las características de esta pandemia ha sido la aparición de diversas variantes del virus original. Eso ha dado lugar a las llamadas “oleadas”. A finales del año pasado tenía lugar la sexta de estas olas, causada por la variante Ómicron, descubierta en Botsuana y declarada “preocupante” por la OMS el 26 de noviembre del 2021, debido a que contenía un número “inusualmente grande” de variaciones, que aumentaba la transmisibilidad, al tiempo que podría evadir el sistema inmunológico y desarrollar resistencia a las vacunas.
Una subvariente de Ómicron, la BA-5 llegaba a Europa y Estados Unidos a principios de este verano, para ser protagonista de la séptima ola. Muchas personas que habían logrado sortear la pandemia sin enfermarse, incluido el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, dieron positivo. Lo anterior se debió en parte a la relajación de las medidas de protección y a la capacidad del virus para burlar las defensas del organismo. El país norteño tiene una situación particular porque a pesar de la alta disponibilidad de vacunas solo el 67.8% de la población ha sido vacunada completamente y menos de la mitad ha recibido una dosis de refuerzo, lo que facilita la trasmisión de la enfermedad, que actualmente mata a cerca de cuatrocientas personas por día.
En el caso de Europa se está viviendo el final de la séptima ola. Allí, seis de cada 10 nuevos contagios han sido en adultos mayores de 60 años y en los primeros días de julio llegaron a diagnosticarse más de 84 mil nuevos casos al día, cifras que han caído a menos 6 mil, mientras que las muertes por la enfermedad alcanzaron 545 el 23 de julio. En América Latina, que perdió tres años de esperanza de vida desde el 2019, todavía no se alcanza el pico de la curva. En Brasil el 10 de agosto se reportaron cerca de 31 mil nuevos casos, con 255 fallecidos; en México, la Secretaría de Salud detectó 14 841 pacientes con 88 muertes; mientras que en Perú se atendieron casi 7 mil nuevos enfermos con 29 personas fallecidas.
Finalmente, Cuba reportaba el 11 de agosto 95 nuevos casos con 103 altas médicas, lo que representa un saldo favorable. En la Isla, donde hace más de 12 semanas no se reportan fallecidos, continúan ingresados 683 pacientes, de ellos 438 confirmados, 431 de los cuales presentan una evolución estable, con 6 graves y 1 paciente crítico. Vista en perspectiva la situación es muy positiva si se comprara con lo que está sucediendo en el mundo y en la región.
Viruela símica
El pasado 23 de julio la OMS declaró a la viruela símica —o del mono— como emergencia de salud pública internacional. El anuncio formal lo hizo el director general de la entidad, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus. En palabras del Dr. Ghebreyesus, “tenemos un brote que se ha extendido rápidamente por todo el mundo, a través de nuevas formas de trasmisión, sobre las que entendemos poco y que se ajusta a los criterios del Reglamento Sanitario Internacional. Por estas razones, he decidido que representa una emergencia de salud pública de interés internacional”.
Hasta ese momento la institución había informado 18 mil casos en 78 países, con cinco fallecidos en África, donde ya suman 70. Para el 28 de julio la cifra ascendía a 21 148 en igual número de países. A nivel mundial, el 99% de los pacientes han sido HSH —hombres que tienen sexo con hombres—, lo que no excluye que cualquier persona, que mantenga un contacto estrecho con paciente, pueda contagiarse. El grupo de edad más afectado es el de 31 a 40 años y en la mayoría de los casos los síntomas han sido ligeros.
En el continente Europeo el número de enfermos ha seguido aumentando y el 11 de agosto se reportaban en aquella región, —epicentro del brote—, 17 509 pacientes en 35 países, encabezados por España con 5 162 mil casos, seguida de Alemania, Reino Unido y Francia. En Estados Unidos, entre tanto, se dio un nuevo paso al declarar la emergencia sanitaria por el secretario de salud, una vez que se contabilizaron más de 700 diagnósticos y no se ha reportado ningún fallecido. Así mismo, la Casa Blanca anunció la creación de un grupo de respuesta ante la propagación de la enfermedad después de sufrir críticas por la lentitud a la hora de comprar vacunas y tratamientos.
Entretanto, en Brasil, donde se han identificado más de 1000 casos y dos fallecidos, se creó un comité de emergencia para controlar el avance de la enfermedad. Al respecto de ese país, la OMS tuvo que lamentar públicamente la muerte de 10 monos envenados en la ciudad de São José do Rio Preto, en el estado de São Paulo. La portavoz de la agencia, Margaret Harris, dijo que la gente no debería atacar a los animales, debido a que en la pandemia actual la trasmisión es “entre personas”. Además de Brasil se han reportado casos en 14 países de la región, con México y Perú a la cabeza. Aunque en Cuba no se ha identificado ningún caso de viruela del mono, existe la amenaza latente de la llegada de la enfermedad.