La palabra menopausia y su uso en la contemporaneidad se deben al médico francés Charles De Gardanne. En 1821, el galeno creó el término a partir de dos palabras de origen griego, men y pausis, que significan “mes” y “pausa o cese”, respectivamente.
La menopausia comienza cuando la mujer deja de menstruar mensualmente. Se debe a la pérdida de la función folicular de los ovarios, sea de manera natural o iatrogénica (como consecuencia de un procedimiento médico). La pérdida de la función folicular implica que los ovarios dejan de liberar óvulos.
En Occidente este proceso ha estado rodeado de mitos, miedos y temores. Por otro lado, existe un profundo debate en diversos colectivos sobre la existencia del llamado Síndrome menopáusico, constituido por más de cincuenta síntomas, y si este requiere o no tratamiento hormonal sustitutivo (THS). O, si por el contrario, se trata de un intento de “medicalizar” o tecnificar los ciclos orgánicos y naturales de la mujer.
Apuntes históricos sobre la menopausia
Las primeras menciones sobre este ciclo se hallan en papiros egipcios. A las mujeres menopáusicas se les señala en esos relatos como “mujeres blancas”, en contraposición a “las rojas”, las que menstruaban. En la Antigüedad, médicos y filósofos tocaron de una u otra manera el tema.
Durante la Edad Media, las descripciones sobre la menopausia fueron como regla general escasas y esporádicas. A partir del siglo XIV la mujer posmenopáusica pasó a ser representada en los relatos occidentales no médicos como un sujeto menguante y marchito. Así lo hizo Jean le Fèvre en su retrato de “La bella de antaño”.
En la época de la Revolución Francesa, el estatus de la mujer en la corte y en la sociedad dependía fundamentalmente de su apariencia y capacidad reproductiva. Con la menopausia, se consideraba que la mujer llegaba de algún modo a la muerte social.
A principios del siglo XX, Sigmund Freud calificó a las mujeres que atravesaban este ciclo como “pendencieras y obstinadas, mezquinas, sádicas y anales neuróticas”1.
Solo a finales de los años 40 del pasado siglo la medicina empezó a interesarse por el estudio de la menopausia y su importancia para la salud de las mujeres. Por primera vez, se hablaba del efecto provechoso de la terapia de reemplazo hormonal en este ciclo.
Entre los representantes de esta línea de estudios se destacan Robert Benjamín Greenblatt y Fuller Albright. Sus trabajos demostraron que los estrógenos ejercen una acción importante, no solamente en la esfera ginecológica, sino además fuera del aparato reproductivo del organismo de la mujer.
Climaterio, menopausia y conceptos relacionados
Aunque se usen como análogos, los términos menopausia y climaterio no significan lo mismo. El primero se refiere a la desaparición definitiva de la menstruación por un periodo de doce meses consecutivos. Mientras el climaterio es la transición de la etapa reproductiva a la no reproductiva.
Otro término relacionado es la perimenopausia, que se refiere al período de varios años antes y durante el primer año después de la última menstruación. Esta es, típicamente, la fase más sintomática por la variación de los niveles de las hormonas en la sangre.
Por su parte, la transición a la menopausia tiene una duración de cuatro a ocho años y se caracteriza por cambios en el patrón menstrual.
La posmenopausia se refiere a la etapa que sigue al último período menstrual regular. Esta se divide en etapas: temprana y tardía.
Síntomas de la menopausia
Los síntomas que experimentan las mujeres durante y después de la transición menopáusica varían de forma notable y son individuales. En ciertos casos pueden ser graves y condicionar la calidad de vida. Algunos de los síntomas asociados a la menopausia son:
- Sofocos y sudores nocturnos: Consisten en una sensación repentina de calor en la cara, el cuello y el pecho, a menudo acompañada de enrojecimiento de la piel, transpiración (sudoración), palpitaciones y sensaciones agudas de malestar físico que pueden durar varios minutos.
- Cambios en la regularidad y el flujo del ciclo menstrual, que culminan con el cese de la menstruación.
- Cambios estéticos: Estos se asocian con el incremento de la grasa corporal. Algunas mujeres experimentan aumento de peso, mientras que en otras la grasa se distribuye en diversas partes del cuerpo. Pueden elevar el riesgo de diabetes y de problemas cardiovasculares.
- Osteoporosis: Es la pérdida de minerales de los huesos que produce una reducción de la masa ósea.
- Sequedad vaginal, dolor durante las relaciones sexuales e incontinencia.
- Dificultad para dormir/insomnio.
- Cambios en el estado de ánimo, depresión y/o ansiedad.
La menopausia aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares debido a la disminución de los niveles de estrógenos, que tienen un efecto protectivo de nuestro sistema cardiovascular. Además, se incrementa el riesgo de prolapso de los órganos pélvicos, un descenso o caída de una víscera. Por ejemplo, el útero.
Tratamiento
El climaterio es un acontecimiento fisiológico que puede desencadenar enfermedades como la osteoporosis, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la depresión y el cáncer de mama. Esto se debe a la pérdida del efecto protectivo de los estrógenos.
A continuación mencionamos los síntomas más importantes de este ciclo y algunas medidas útiles para su manejo. No sustituyen la opinión de un especialista para cada caso particular:
- Síntomas vasomotores (se refieren a la sudoración y los sofocos): Si son leves, la modificación del estilo de vida, aumento del consumo de agua y la interrupción del tabaquismo son medidas de primera línea que deben realizarse antes de considerar tratamientos médicos. Si los síntomas son moderados o intensos, se indica la Terapia Sustitutiva Hormonal (TSH). Se trata de la administración de hormonas femeninas, (estrógenos y progesterona). Puede ser por vía sistémica, que es cuando se administra en forma de cápsulas, parches, o local, cuando se utilizan preparados vaginales. Numerosos estudios sobre la TSH han demostrado que los riesgos generales para la salud son considerables. Por esa razón no se recomienda a largo plazo. Por todo esto, el tratamiento siempre debe ser individualizado e iniciarse, preferentemente, en el momento de la menopausia.
- Atrofia vaginal: Se recomienda el uso de preparados a base de estrógeno, fundamentalmente en forma de anillos, por tres meses. También se considera beneficioso aplicar un lubricante suave, como una crema humectante o un gel hidrosoluble, en caso de relaciones sexuales con penetración.
- Osteoporosis: Las mujeres deben ingerir al menos 800 mg de calcio al día durante sus vidas. Las mejores fuentes alimentarias de este mineral son productos lácteos, hortalizas verdes (como la acelga y la espinaca) y otros alimentos. Son recomendables suplementos dietéticos con 1 200 mg de calcio elemental. Se debe consumir preferiblemente con las comidas para aumentar su absorción. Adicionalmente se deben ingerir 800 UI (Unidad Internacional) de vitamina D al día. Todo esto unido programas de ejercicio que incluyan caminatas y ejercicio para reforzar los brazos y la parte superior del cuerpo.
- Disminucióin del deseo sexual: Es un proceso colateral que suele ocasionar angustia. En algunos casos se recomienda el tratamiento con testosterona para potencializar la libido. Generalmente se utiliza por periodos breves y en forma de cremas o geles.
- Menopausia por cirugía: la disminución de los niveles hormonales secundaria a una cirugía ginecológica recomiendan la TSH de inmediato. Como norma, entre las pacientes que tengan entre 45 a 50 años de edad, las dosis de los medicamentos pueden reducirse de manera gradual.
Adicionalmente, una serie de hábitos de vida puede atenuar los síntomas de esta fase: realizar actividad física frecuente, suprimir hábitos tóxicos (fumar, beber alcohol, estresarse), mantener una alimentación saludable, evitar la obesidad y la hipertensión arterial y controlar el colesterol.
Menopausia, deseo sexual y autoestima
Uno de los efectos más sentidos por las mujeres durante la menopausia es la disminución del deseo sexual. Esto tiene un impacto directo en la autoestima. Durante el climaterio disminuye la producción de estrógenos en los ovarios. La sequedad vaginal que produce esta variación hormonal puede hacer que el coito sea doloroso o incómodo y contribuir a la pérdida del interés sexual.
Por otro lado, la disminución del tono muscular del suelo pélvico hace que las contracciones que se producen durante el orgasmo sean menos intensas y duraderas. Sin embargo, el uso de lubricantes y gimnasia pélvica, unida a la TSH, mitigan estas molestas, pero tratables, consecuencias. Además, es posible practicar relaciones sexuales sin penetración.
Adicionalmente, sabemos que la hormona fundamental para el mantenimiento del deseo sexual es la testosterona, cuyos niveles en la mujer posmenopáusica se mantiene relativamente inalterados. De ese modo, los factores psicosociales acaban siendo más decisivos que los orgánicos para la disminución de la libido.
Además, está demostrado que con la edad el deseo sexual no desaparece. Un estudio de 2015 encontró que cerca del 34 % de las mujeres de entre 70 y 80 años, y el 14 % de las mujeres de entre 80 y 90 años, eran sexualmente activas. Es decir, tenían dos o más relaciones sexuales al mes.
Comprender que los cambios que ocurren en la mujer posmenopáusica también se dan, con sus especificidades, en los hombres de su misma edad, que el cuerpo no funciona a los 60 igual que a los 20, es fundamental para resignificar la sexualidad en esta etapa. Como cualquier otro componente de la vida, la experiencia sexual sencillamente se transforma con el tiempo.
El inicio de un ciclo, no el fin
La menopausia y el climaterio forman parte de un ciclo natural en la vida de todas las mujeres, no son una enfermedad. Sin embargo, los cambios hormonales asociados al proceso pueden afectar al bienestar físico, emocional, mental y social.
Cuando los síntomas son leves el TSH no solo no está indicado sino que a largo plazo puede traer efectos perjudiciales. En estos casos basta con cambios en los estilos de vida y realizar ajustes en la rutina diaria.
En aquellas mujeres en las que sean muy intensos o afecten su calidad de vida recomiendo que visiten a su médico. El tratamiento sustitutivo sería como una muleta que le ayudaría a transitar de manera segura ese período pedregoso que es la transición de la etapa reproductiva a la edad dorada.
En el caso de la mayoría de las mujeres cubanas, la etapa posmenopáusica puede durar treinta años o más. Al margen de prejuicios históricos y otros arraigados en la sociedad contemporánea, envejecer es un privilegio que a lo largo de siglos fue negado a muchos. Para las actuales generaciones, es casi la norma. Vivir a plenitud esos años debería ser la elección, además de un derecho de cada mujer.
Nota:
1 Freud estableció en su obra relaciones entre las distintas zonas erógenas y rasgos del comportamiento. En particular, al ano o al “erotismo anal” de la mujer lo vinculó con características y valores como ser ordenadas, “ahorrativas y pertinaces”. En el caso de la frase citada asoció el erotismo anal al nivel de la neurosis, en el caso de las mujeres posmenopáusicas.